Así contaminan las cremas solares el mar Mediterráneo y afectan a la biodiversidad
Un trabajo del investigador veleño Rafael Yus aborda los efectos del uso de los productos de protección solar en las playas
La contaminación marina no es solo la que se ve a simple vista, sino también lo que los científicos llaman «sopa química», la mezcla de nanopartículas, microplásticos, vertidos, salmueras y ruidos. ... En el contexto del proyecto de investigación EMCROTUR (Emergencias Crónicas y Transformación Ecosocial en los Espacios Turistificados), financiado por el Ministerio de Ciencias, Innovación y Universidades, coordinado por el doctor Enrique Navarro, catedrático de la Facultad de Turismo de la Universidad de Málaga, se ha elaborado el trabajo 'Impacto del turismo costero en la biodiversidad marina'.
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El estudio 'Los filtros UV de las cremas protectoras', como agentes contaminantes, ha sido escrito por el doctor Rafael Yus Ramos, coordinador de GENA-Ecologistas en Acción y miembro del citado grupo de investigación EMCROTUR, editor de dicha obra. A la presentación, organizada por el Área de Contaminación de Ecologistas en Acción, se invitó al doctor Antonio Tovar, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC), experto investigador en esta materia en aguas del litoral español y autor de numerosos artículos científicos sobre este tema.
El libro pretende ofrecer una puesta al día sobre una línea de investigación «de interés exponencialmente creciente en las revistas científicas de todo el mundo», sobre los problemas ambientales que crean, a la biodiversidad marina, los filtros usados en las cremas de protección solar, para protegernos la piel de las radiaciones ultravioletas, sin despreciar los efectos, «frecuentemente endocrinos, que también pueden provocar a la salud humana», según ha advertido el biólogo de Vélez-Málaga. «Los resultados de estas investigaciones apenas alcanzan al gran público y quedan prácticamente sepultados en las revistas científicas, de difusión muchísimo más restringida», se ha lamentado.
«Los resultados de las investigaciones apenas alcanzan al público y quedan sepultados en las revistas científicas»
Rafael Yus
Biólogo e investigador
A su juicio, «el asunto es de capital importancia, por el enorme volumen de estos productos que se vierte al mar, especialmente en temporadas de baño». A modo de ejemplo, el biólogo veleño ha asegurado que «si una persona usa 36 gramos de su crema protector, una cantidad que tiene 1.656 miligramos de un filtro ultravioleta como el dióxido de titanio, para embadurnar su piel, cuando se mete en el agua, libera un promedio del 25% en el agua, lo que supone 414 miligramos de esta sustancia por persona, de modo que si en un día bueno de playa se reúnen 10.000 bañistas, esta playa recogerá nada menos de 4 kilos de dióxido de titanio por día. «Multiplíquese por el número de días de cada temporada de baño y se sorprenderá», ha apuntado.
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Algunos países, como México o el estado de Hawai, ya han empezado a tomar medidas prohibiendo el uso de determinadas cremas protectoras que tienen en su composición filtros UV «sobre los que existen evidencias indiscutibles de su nocividad hacia la biodiversidad marina». En algunos casos esto se extiende a las duchas playeras. Otros países, como Estados Unidos, o la Unión Europea, ya han adoptado normas restrictivas para la venta de cremas que incluyan determinados tipos de filtro UV, «pero no para otros muchos, continuamente renovados, que utiliza la industria de la cosmética y en cualquier caso no se adopta ningún tipo de control para el cumplimiento de la normativa», ha advertido Yus. A su juicio, «la prueba de ello es que prácticamente toda la población bañista ignora el daño que están produciendo sus cremas protectoras al biota marino».
400 artículos científicos
En este libro se resume este asunto, de gran complejidad, usando para ello los datos científicos publicados en algunas monografías y en más de 400 artículos científicos de gran cantidad de países de todo el mundo, que se vienen realizando sobre esta «preocupante cuestión». El autor, experto en divulgación científica sobre problemas ambientales, ha reunido en este libro una muestra representativa de las investigaciones que demuestran los efectos nocivos de los filtros UV, tanto orgánicos o como inorgánicos, en la biodiversidad marina, acuático continental e incluso terrestre.
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En cada uno de estos ambiente, recoge, al menos, un ejemplo que afecta a cada uno de los grupos de seres vivos que viven en ambientes acuáticos (bacterias, cianobacterias, macro y microalgas, cnidarios, gusanos, moluscos, crustáceos, equinodermos, peces, reptiles, aves y mamíferos), con referencia a los tipos de reacciones metabólicas que provocan estos filtros, que generalmente terminan produciendo lo que técnicamente se denominan ROS (especies reactivas de oxígeno, como el agua oxigenada, oxígeno activo, etc.) «con efectos letales en el metabolismo y el ADN de microbios, animales y vegetales, en general, no despreciando los que también afectan al ser humano».
Dado que para el ser humano es fundamental protegerse de las perniciosas radiaciones ultravioletas del sol, especialmente en lugares tan expuestos por el turismo costero, el libro dedica un último capítulo a mostrar esperanzadores resultados de la investigación científica sobre filtros UV que utilizan diversos seres vivos, como las cianobacterias, plantas con flores, algas, hongos, líquenes, etc. en los que sustancias como los llamados 'aminoácidos tipo Micosporina' adquieren relevancia, puesto que, al contrario de los filtros UV comerciales, no producen radicales libres, y por tanto no provocan los temibles ROS, las especies reactivas de oxígeno.
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«Hay muchos productos esperanzadores, todavía en fase de investigación, algunos por investigadores españoles»
«Hay muchos otros productos esperanzadores, todavía en fase de investigación, algunos por investigadores españoles que ya han obtenido sus correspondientes patentes, porque al final estos productos están llamados a sustituir totalmente los actuales filtros UV de nuestras cremas protectoras», ha manifestado Yus en un comunicado.
Según el biólogo veleño, se trata de «una urgencia que contrasta con la lentitud de respuesta de los laboratorios de cosméticos para incorporar estos filtros UV en nuevas cremas protectoras, posiblemente por estar más interesados en agotar los actuales stocks y satisfacer a sus propios mercados asegurados». Mientras tanto, el Gabinete de Estudios de la Naturaleza (GENA)-Ecologistas en Acción, que preside Yus, remitirá un ejemplar de este trabajo al Ministerio para la Transición Ecológica y al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, advirtiendo sobre la necesidad «de ponerse al día en esta importante cuestión, y actuar en consecuencia».
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