Borrar
Eugenia y Francisco Ramírez, tras el mostrador de la confitería.
Medio siglo de sabor tradicional

Medio siglo de sabor tradicional

La Pastelería Ramírez y el Merendero Moreno celebran este año sus bodas de oro, con dos generaciones detrás y varios miles de clientes

Eugenio Cabezas

Miércoles, 18 de febrero 2015, 01:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hay negocios que sólo con nombrarlos ya traen numerosos recuerdos de la infancia, que son toda una institución en su entorno. Esto pasa con la Pastelería Ramírez, con sus famosos conos de nata y trufa, sus riñones, sus 'patacabras' o sus huevos fritos, y con el Merendero Moreno, el primero que se instaló en la playa de Burriana. Ambos establecimientos de Nerja cumplen en este año sus bodas de oro.

Cientos de miles de clientes, multitud de anécdotas y días y días de duro trabajo -más de 18.000 jornadas-, dos generaciones y una tercera en camino, han sido testigos del éxito de dos negocios que son santo y seña de la localidad del Balcón de Europa. Los dos abrieron justo a mitad de la década de los sesenta, que fue la del boom turístico del municipio.

A raíz del descubrimiento de la Cueva, en enero de 1959, y su posterior apertura al público, al año siguiente, el municipio se transformó rápidamente de un pequeño pueblo tranquilo de pescadores y agricultores, a un enclave turístico de primer nivel. No obstante, Nerja ha sabido conservar muchas de sus tradiciones y el mejor ejemplo está en estos dos negocios, que cincuenta años después siguen al pie del cañón, atendiendo a diario con cariño y amabilidad.

Eugenia Ramírez, de 43 años, y su hermano Francisco, de 36, son hijos de Francisco, el fundador de la Pastelería, quien falleció el pasado noviembre a los 72 años. Una parte fundamental del negocio durante estas cinco décadas ha sido también la madre, Encarnación Armijo, de 66 años. «Mi padre es hijo y nieto de panaderos. Pero en 1965 decidió montarse por su cuenta, dedicándose sólo a los pasteles», cuentan los hijos.

El establecimiento, situado en el número 30 de la céntrica calle San Miguel, está situado a apenas cuarenta metros de la panadería de sus primos, un negocio que supera ya los ochenta años de vida. «Nuestro bisabuelo, Francisco Ramírez Villasclaras, fue el que empezó con la panadería», aseguran los hermanos. «Nuestra clientela es fundamentalmente local, que viene buscando los dulces de siempre. No hacemos nada industrial ni precocinado», añaden.

24 empleados en verano

Por su parte, los hermanos Miguel, de 61 años, y Manuel Moreno, de 56, están al frente del Merendero Moreno, que fundaron sus padres, Miguel Moreno y Carmen Muñoz, en 1965. El primero falleció el pasado diciembre a los 89 años, tras haber estado 49 al pie del cañón, sirviendo platos y preparando arroces a la leña.

No en vano, una de las señas de identidad de este negocio hostelero, el pionero de los seis chiringuitos que hay hoy en día en la cosmopolita playa nerjeña de Burriana, son precisamente las barbacoas, las carnes y los pescados a las brasas, así como los platos cocinados en horno de leña. «Sólo cerramos un mes al año, normalmente en febrero, para limpiar», cuenta Miguel Moreno, quien explica que en los meses de verano llegan a tener hasta 24 empleados, una cifra que se reduce en diez en el invierno.

«La playa ha cambiado muchísimo, ahora se ha convertido en una verdadera industria turística, que da empleo directo a más de 200 personas en temporada alta, tiene todos los servicios, aunque no ha perdido el encanto de comerte un buen arroz con los pies en la arena», asegura.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios