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Marta Bosquet, en el recibidor del hotel Hilton Garden Inn de Málaga MIGUE FERNÁNDEZ
Marta Bosquet: «La violencia de género ha causado más muertos en este país que ETA»

Marta Bosquet: «La violencia de género ha causado más muertos en este país que ETA»

Marta Bosquet, presidenta del Parlamento de Andalucía ·

«En materia de derechos adquiridos, ni un paso atrás», reitera y subraya que en el Parlamento ahora sí hay transparencia

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Lunes, 30 de septiembre 2019, 00:44

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En el Parlamento, Marta Bosquet es una de las figuras que representa al máximo el cambio político en Andalucía. Abogada y de Almería, rechaza la concepción de la política como una profesión. En esta entrevista apadrina un tono cercano y afable, y no se ciñe en exclusiva al argumentario de partido. «Me gusta estar a pie de calle», asegura.

–¿Con qué profesión de la calle compararía su labor como presidenta del Parlamento andaluz?

–La presidenta del Parlamento no deja de ser un político. La profesión de político la asemejo mucho con la mía. Yo soy abogada.

–¿Un abogado no trata siempre de sacar algún provecho en detrimento de la otra parte?

–No estoy de acuerdo. Eso es una definición de los abogados como unos chupasangres. Yo pienso que siempre es preferible llegar a un acuerdo. Me gusta la vía del entendimiento y del arbitraje.

–¿Considera a los ciudadanos andaluces sus clientes?

–Diría que sí. Aunque no me gusta esa comparación porque da la sensación de mercantilismo y no… Más que clientes, diría que tienen la potestad sobre nosotros.

–Lleva ya cuatro años y medio en el Parlamento. ¿Cómo va su fe en las instituciones?

–Pues ha ido a más. Te das cuenta de la capacidad que se tiene para poder cambiar y mejorar la vida de la gente. Pero queda mucho trabajo. Eso lo tengo claro. Las instituciones pueden ser mastodontes.

–¿Hay transparencia en el Parlamento andaluz?

–Cuando yo llegué, estábamos a la cola. En siete meses hemos escalado del puesto 18 al séptimo en el ranking de transparencia, que incluye a instituciones como el Congreso y el Senado.

–¿La cámara autonómica puede ejercer como una torre de marfil?

–La cámara en sí, no. Son las personas. Yo lo tengo claro. Habrá diputados que estén en su torre de marfil y pisen poca calle, y habrá otros a los que les gusta estar a pie de calle. Yo soy de las últimas.

–¿Qué porcentaje del trabajo que se realiza en la cámara trasciende?

–Poquísimo. Un 20 por ciento, quizá. Muchas veces solo trasciende el momento bronco del pleno. Pero no lo achacaría solo a la cámara andaluza. La política está perdiendo la riqueza del parlamentarismo. Nos estamos yendo a recoger momentos puntuales, con temas 'zasca' y temas de impacto.

–¿Le prohibiría temporalmente el uso de Twitter a los parlamentarios? Parece el canalizador supremo de lo que acaba de mencionar.

–Si digo eso, me pueden tachar de sectaria, dictadora o totalitaria. Es difícil. Las redes están ahí. Cada uno tiene que encontrar el equilibrio.

–¿Cómo valora que el Gobierno central ahora sí va a pagar los 1.350 millones de euros que le debe a Andalucía por la entrega a cuentas?

–Como una medida electoralista. Este asunto se ha intentado utilizar para asfixiar a las comunidades a cambio de una posible investidura de Pedro Sánchez.

–¿Cuántas veces ha pensado en los últimos meses que es la presidenta del Parlamento gracias a Vox?

–No lo he pensado ni en los primeros ni en los últimos meses. A mí me votó la mayoría de miembros de la Cámara. Los 109 diputados están por voluntad de los andaluces. Me ha votado una mayoría que representa a la voluntad de los andaluces.

–¿Qué siente cuando escucha a Vox hablar de violencia doméstica en vez de violencia de género?

–Hay determinadas cuestiones que, lógicamente, no me gustan. Sobre este tema en concreto, yo fui la ponente en la pasada legislatura de muchas leyes que sé que no le gustan a Vox: la ley de violencia de género, la ley de igualdad y la ley de los derechos de las personas LGTBI. En materia de derechos adquiridos, ni un paso atrás. Siento rechazo cuando se dice que no hay violencia de género. Que existen otras violencias, también. Pero la violencia de género ha causado más muertos en este país que ETA.

–¿La crisis de la listeriosis se le ha ido en algún momento de las manos al Gobierno andaluz?

–Creo que se ha actuado de forma diligente y se han dado las explicaciones oportunas. De hecho, el consejero de Salud ha comparecido ante el Parlamento. Un problema así le puede suceder a cualquiera.

–¿Por qué el Parlamento no puede aceptar el reintegro de las dietas si así lo solicitan los diputados, como ha sido ahora el caso de Teresa Rodríguez?

–Este tema se presta mucho a la demagogia. Las dietas se reciben por dos conceptos: por desplazamiento y por gastos de representación. ¿Qué quiere decir lo último? Que si yo soy diputada, soy diputada los 365 días al año y las 24 horas del día. Ser diputado no es un trabajo de ocho a tres. Teresa Rodríguez no ha cobrado los gastos de desplazamiento. Pero tal y como está la norma, no se puede renunciar al cobro de la representación porque no es un cobro indebido. Los diputados no pueden darse de baja como tal.

–¿Usted se comprometió a cambios en el reglamento del Parlamento? ¿Cuáles serán y para cuándo?

–A mí me gustaría ir más rápido de lo que voy. Es complicado cambiar el reglamento. Mi idea es que en los próximos meses pueda presentar un boceto abierto a los portavoces de los grupos políticos. Hay que resolver las incongruencias que existen en el Estatuto de Autonomía. Está el tema de la composición de la Mesa. Luego, me gustaría que la actividad parlamentaria fuera más ágil.

–Hay una partida de 100.000 euros en los presupuestos para combatir los efectos de la inmersión lingüística en Cataluña. ¿Por qué?

–Creo que es algo importante. Hay muchos andaluces que están en Cataluña. El tema de la inmersión lingüística ha sido un tema bastante preocupante allí. Yo creo que ayuda a retomar las raíces. No le veo una parte mala por ningún lado.

–La actual situación de bloqueo político a nivel nacional también se podría dar en Andalucía. ¿Es partidaria de modificar el Estatuto de Autonomía para introducir mecanismos que lo puedan evitar?

–Yo eso no lo abordaría ahora mismo, la verdad.

–Ciudadanos desbloqueó la investidura de Susana Díaz en 2015. ¿Por qué no se hecho ahora a nivel nacional, con Pedro Sánchez?

–Lo que hicimos en 2015, fue un acto de responsabilidad política. En última instancia, y viendo que el señor Sánchez no iba a llegar a un acuerdo con quienes eran sus socios preferentes (Unidas Podemos), en un nuevo acto de responsabilidad, Albert Rivera tendió una mano para facilitar una abstención. ¿Por qué no la aceptó Sánchez? Eso habría que preguntárselo a él.

–Si Albert Rivera ha rechazado verse con Pedro Sánchez en reiteradas ocasiones.

–Verse, se han visto. Hay que tener en cuenta que el señor Sánchez tampoco ha estado muy por la labor. Le ha ido cerrando puertas a todos. Con Pablo Iglesias ya no sabía lo que inventarse para decirle que no.

–Si cero es la izquierda y diez la derecha, ¿en qué punto ideológico situaría a Ciudadanos?

–En un cinco.

–¿La política debe ser una profesión?

–No, para nada.

–¿Siente que el PSOE y el PP anhelan una vuelta al bipartidismo?

–Yo creo que sí. En cierta manera, puede ser que tengan algo de añoranza.

–¿Cuántas naciones tiene España?

–Diría que una. Somos un país con su diversidad, con su pluralidad y sus distintas culturas y sentimientos. Pero país, uno.

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