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Susana no tiene quien le escriba

La campaña ha traído en varias ocasiones a Sánchez a nuestra tierra y Susana se ha convertido en un jarrón chino que estorba. Pedro le sonríe en los mítines y le da su espacio. Los próximos resultados electorales marcarán el liderazgo del socialismo andaluz

CRISTÓBAL VILLALOBOS

Miércoles, 17 de abril 2019, 00:03

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Tras la bajada de impuestos se espera que se inicie después de la Semana Santa el procedimiento para acabar con los aforamientos en Andalucía, propuesta abanderada por Ciudadanos como herramienta para combatir la corrupción y que se vería complementada, lo ha anunciado el vicepresidente Juan Marín estos días, con una limitación de mandato a ocho años tanto para el Presidente de la Junta como para sus consejeros.

El Viernes de Dolores, como si fuese un presagio, la ex presidenta mandó una misiva a todos los partidos andaluces, salvo a VOX, proponiendo una modernización del Estatuto de Autonomía que fuese más allá de estas reformas puntuales. En la carta, calificada por Romero, portavoz parlamentario de Ciudadanos, como «cartita», Susana Díaz intenta retomar la iniciativa perdida en un momento muy delicado para su liderazgo político.

La campaña ha traído en varias ocasiones a Pedro Sánchez a nuestra tierra y Susana se ha convertido en un jarrón chino que estorba. Pedro le sonríe en los mítines y le da su espacio, mientras se promociona a la ministra Montero por las tertulias y toma forma un posible relevo que, hasta hace bien poco, resultaba impensable. Los próximos resultados electorales marcarán, no solo el futuro de la nación y de los ayuntamientos, sino también el liderazgo del socialismo andaluz.

Volviendo a la carta, que parece que la Semana Santa ha impedido que llegue a sus destinatarios, la trianera aboga por una reforma de consenso, en el que se blinden derechos e instituciones como el Consejo Consultivo, el Consejo Audiovisual o el Defensor del Pueblo, dando la impresión de que se pretende más garantizar sillones y poder institucional que otra cosa.

Cuando el 18 de febrero de 2007 se sometió a referéndum la reforma del Estatuto de Autonomía solo un 36 % de los andaluces con derecho a voto acudieron a los urnas. Unas horas después, el humorista Manu Sánchez, en un programa que presentaba entonces, comentó con sorna: «No ha ido a votar ni Manuel Chaves». El interés existente aquellos días por una reforma estatutaria es similar al de hoy, con la diferencia de que un Parlamento fragmentado, con posturas tan antagónicas, hace inviable el consenso necesario para ello.

Susana Díaz lo sabe y, mientras espera que alguien le conteste a la carta, aguarda a que el Gobierno caiga en su trampa, pues la supresión de los aforamientos se perdería en el disenso más absoluto en el que acabaría la comisión propuesta. La Ley de Memoria Histórica, mencionada por la ex presidenta como uno de los puntos a blindar en el Estatuto, impediría llegar a cualquier tipo de acuerdo entre todas las fuerzas políticas.

Seguro que Susana, antes de escribir la carta, tuneó la frase que se le atribuye a Napoleón y pensó: Cuando no quiero que solucionen un problema, propongo una comisión. Entre tanto, Juanma Moreno anunciaba un plan para proteger el patrimonio cofrade y Podemos intentaba aplicarle la Ley de Memoria Histórica a una Virgen de Sevilla. Parece que no han tenido tiempo de contestarle.

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