El presidente andaluz, Juanma Moreno; junto vicepresidente, Juan Marín, y el consejero de Presidencia, Elías Bendodo. María José López / Europa Press

El rechazo al Presupuesto evidencia la soledad del Gobierno andaluz y abre el camino a las urnas

El presidente de la Junta intentará completar su agenda legislativa en 2022 antes de disolver el Parlamento y convocar elecciones

Domingo, 28 de noviembre 2021, 00:32

Andalucía es la próxima estación marcada en el calendario electoral español. Si se cumpliera la hoja de ruta trazada por el Gobierno andaluz, la comunidad ... autónoma más poblada de España acudiría a las urnas exactamente dentro de un año. Concretamente el domingo 27 de noviembre de 2022. Esa es la fecha que desde la Junta se comenzó a señalar hace ya seis meses, cuando Vox, el aliado parlamentario del Gobierno, dio los primeros avisos de ruptura con el Ejecutivo y comenzó a pedir adelanto electoral. Los últimos acontecimientos han dejado en evidencia que será muy difícil que el presidente, Juanma Moreno, agote la legislatura y no apriete el botón electoral antes de lo previsto.

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No es ése el deseo del presidente, según reconoce en público y en privado. Entiende que es necesario concluir la agenda legislativa y no se fía, pese a lo que dicen las encuestas, del efecto que sobre el electorado pueda tener una convocatoria anticipada que no se explique por sí misma. En su última comparecencia parlamentaria llamó la atención sobre las cuatro décadas que le costó al PP llegar al Gobierno y las prisas que parece haber ahora para que la legislatura termine.

El Partido Popular y Ciudadanos, que gobiernan en minoría en Andalucía desde enero de 2019, han contado hasta ahora con el apoyo parlamentario de Vox para aprobar los asuntos más trascendentes. Los 12 votos de la formación de Abascal, luego reducidos a 11 por un episodio de transfuguismo, permitieron sacar adelante la investidura de Juanma Moreno como primer presidente no socialista en la historia de la autonomía andaluza y los tres presupuestos con los que el Ejecutivo de centro derecha ha gobernado sin grandes sobresaltos desde enero de 2019. Con ese respaldo pudo conformar la mayoría que permitió aprobar buena parte de la agenda reformista con la que intenta dejar atras los 37 años de gobiernos socialista: simplificación administrativa, rebajas fiscales y, más recientemente, la nueva ley del suelo.

CALENDARIO PARLAMENTARIO

  • Leyes pendientes de aprobar este año Modificación de la ley de los Derechos y la Atención a las Personas con Discapacidad; Ley por la que se crea la Agencia Empresarial para la Transformación y el Desarrollo Económico (TRADE); Ley de Tasas y Precios Públicos; Ley de subvenciones a ELAs; Ley de perros guías. Decreto ley de Simplificación administrativa.

  • Previstas para el próximo curso. Ley de Atención Temprana, Ley de Economía Circular, Ley de Función Pública, Ley de Policías locales.

Pero la alianza parlamentaria con Vox se acaba de romper. El pasado miércoles, esa formación sumó sus votos a los socialistas y a los diputados del amplio espectro a la izquierda del PSOE para tumbar las cuentas de 2022. Andalucía, con un gobierno ya decididamente en minoría, es una de las pocas comunidades que deberá afrontar con preupuestos prorrogados el año en el que se espera la lluvia de fondos europeos para la recuperación.

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Vox llevaba tiempo amenazando con la ruptura. Concretamente desde que el episodio de la fallida moción de censura en Murcia y las posteriores elecciones madrileñas que encumbraron a Díaz Ayuso y hundieron a Ciudadanos en la irrelevancia adelantaron que el próximo reparto de escaños en Andalucía se parecerá muy poco al que dibuja el actual mapa parlamentario. En Vox están ansiosos por convertirse en una fuerza determinante y adueñarse de los asientos en el Gobierno que ocupan los consejeros naranjas.

Escenario no deseado

Para el presidente Moreno, que cultiva un perfil moderado y que en el reciente Congreso del PP de Andalucía recondujo las referencias ideológicas de su partido al «liberalismo social» y el «andalucismo constitucional», un eventual gobierno con Vox no se parece en nada al de un escenario deseado. En parte por eso no tiene prisa por adelantarlo.

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También por ese motivo ha hecho todo lo posible para detener la descomposición de Ciudadanos mediante un pacto de encapsulamiento del Gobierno andaluz que lo blindara ante las operaciones comandadas desde la sede popular de Génova para captar dirigentes naranjas y acelerar la absorción de esa formación por el PP. El pacto ha dado sus frutos sólo parcialmente. El gobierno de la Junta se mantiene tal y como empezó, pero Ciudadanos no remonta en las encuestas.

Ofertas imposibles, acusaciones mutuas desaires y guerra de relatos en una negociación fallida

La negociación fallida de los Presupuestos, que el Gobierno andaluz y el PSOE mantuvieron durante cuatro meses se convirtió en las últimas semanas en una guerra de relatos en la que cada uno quería atribuir al adversario la responsabilidad por la falta de acuerdo. Durante todo ese tiempo se escucharon acusaciones mutuas que parecían calcadas unas de otras. Ambos se reprochaban poner por delante el interés partidista sobre las necesidades de los andaluces.

La supuesta negociación se inició a finales de julio, cuando el líder socialista. Juan Espadas reaccionó al anuncio de Vox de que no pactaría las cuentas ofreciendo la colaboración socialista. En aquel comienzo, Espadas, intentó una fórmula difícil de aceptar para el presidente de la Junta. Propuso que el proyecto de Presupuestos que el Gobierno enviara al Parlamento fuera el fruto de un acuerdo previo entre ambos líderes.

Aquella oferta puso a Juanma Moreno ante la opción de cambiar de aliado en el tramo final de su legislatura, algo inasumible no sólo para él sino también para Ciudadanos, su socio de Gobierno, por lo que contraatacó con una convocatoria a todos los grupos en un plano de igualdad para sacar adelante unas cuentas blancas que se presentarían como vacías de carga ideológica y susceptibles de ser asumidas por todos los grupos. Así, el Gobierno demoró su oferta negociadora hasta que el proyecto de Presupuestos llegó al Parlamento, con lo que el PSOE se sintió desairado.

Cuando el Ejecutivo llevaba la iniciativa, se conoció el audio en el que el vicepresidente de la Junta y coordinador regional de Ciudadanos, Juan Marín, aseguraba en una reunión privada ante los suyos que aprobar los Presupuestos no era buena idea, que era mejor gobernar el último año con cuentas prorrogadas y que no había que darle la oportunidad al PSOE de aparecer como un partido útil. La remota posibilidad de acuerdo saltó por los aires.

El Gobierno no parece en una situación incómoda después del fracaso presupuestario. Tiene dos bazas a su favor: el presidente es quien controla el botón electoral, y cree que una situación de bloqueo parlamentario en la que el PSOE y Vox acaben votando juntos en repetidas ocasiones se le puede hacer más larga a sus adversarios que a él. Cuando logre consolidar su imagen de única opción posible de gobierno llamará a los andaluces a votar.

En el Ejecutivo de Juanma Moreno aseguran que la duración de la legislatura no estaba ligada a la aprobación de los Presupuestos. Argumentan que tras sacar adelante los del actual ejercicio, es perfectamente viable agotar con cuentas prorrogadas el año que aún resta. Sin embargo la continuidad sí dependerá de que el gobierno no se vea bloqueado en el Parlamento. Con los Presupuestos prorrogados, el Ejecutivo deberá llevar a la Cámara autonómica cada uno de los decretos de modificación de crédito que le permitan ejercer la acción de Gobierno. Si encuentra bloqueo parlamentario no tendrá más opción que disolver y llamar a las urnas.

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Primavera decisiva

¿Cuándo puede suceder eso? La incógnita comenzará a despejarse antes de la llegada de la primavera. Hasta el final de año restan sólo dos plenos para los que queda pendiente la aprobación definitiva de cinco leyes y un decreto ley, el de simplificación administrativa, impulsadas por el Gobierno y que contarán a priori con el apoyo mayoritario de la Cámara gracias a pactos con distintos grupos de la oposición prácticamente ya cerrados.

El problema se presentará tras el receso parlamentario de las navidades, cuando Moreno empiece a gobernar con presupuestos prorrogados y el Parlamento tenga que afrontar, además de esas tramitaciones, el debate de las leyes con las que el Gobierno quiere completar su agenda. Será entonces cuando se conocerán las estrategias de los partidos y se sabrá si los caminos parlamentarios se han cerrado para el presidente.

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