Borrar
Susana Díaz, el jueves en Sevilla en la inauguración del 13.º Congreso y 7.º Internacional Virtual de Enfermería Familiar y Comunitaria . E. P.
La decisión de Susana Díaz

La decisión de Susana Díaz

Andalucía en el dieciocho ·

Toda la clase política andaluza aguarda a que la presidenta anuncie en horas la convocatoria de las elecciones para diciembre

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 7 de octubre 2018, 00:45

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La presidenta de la Junta de Andalucía empezó a plantearse la posibilidad de unas elecciones en otoño –tres o cuatro meses antes de que toquen en marzo– a la vuelta de vacaciones a finales de agosto. Hasta entonces, según personas de su entorno, siempre rehuía el tema y lo que decía en público de que aspiraba a agotar la legislatura y que había que seguir trabajando era lo mismo que hablaba en reuniones internas del partido o de su gabinete. Susana Díaz acepta abordar el anticipo tras admitir que Albert Rivera daba demasiadas muestras de sentirse incómodo como aliado suyo tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y la elección de Pablo Casado como líder del PP.

Una incomodidad que se hace patente cuando en la primera semana de septiembre Ciudadanos anuncia su ruptura con el PSOE andaluz. La consecuencia más inmediata del fin del pacto no es tanto darle una coartada a Díaz para el adelanto, sino la imposibilidad de que esta aprobara el Presupuesto de la Junta para 2019 antes de las elecciones, fueran cuando fuesen.

Tanto PSOE como Ciudadanos desmienten que estuviera pactada la ruptura, aunque a ninguno de sus dirigentes se les vio cara de sorpresa. Tampoco, pese a la teatralidad de la quiebra de la confianza por los aforamientos, PSOE y Cs han cerrado la puerta a una futura alianza tras las andaluzas. De ahí el órdago de Pablo Casado y Juanma Moreno al partido naranja para que sus dirigentes aseguren antes de las urnas que no pactarán de nuevo con el PSOE. Se trata de la clásica llamada al voto útil, en este caso al de la derecha para el cambio en Andalucía.

Aún sin presupuestos, Díaz estaba convencida de que la prórroga varios meses de las cuentas tampoco justificaba el anticipo. Hay liquidez hasta final de año. Había que estar pendiente del clima en el Parlamento, pero este aprueba tres leyes de una tacada a finales de septiembre con el respaldo de los grupos de la oposición, incluido Cs. El relato de la inestabilidad no se ve por ningún lado.

Pese a esta realidad, la vida política andaluza entra tras el Pleno de los días 26 y 27 de septiembre en una fase de locura colectiva con el foco puesto solo en una cita con las urnas antes de que finalizara el año. A medida que se iban tachando fechas del almanaque la histeria ha ido en aumento. La obsesión ha sido tal que aún hoy, un día antes de que la presidenta anuncie la convocatoria electoral para el día 2 de diciembre, según la mayoría de las fuentes consultadas, la división entre los que opinan que será así y los que intuyen que la presidenta las convocará después de navidades mantiene avivado el fuego de la incertidumbre.

La decisión de Susana Díaz se conocerá en horas, pero su habilidad para mantener a todo el mundo en ascuas por una fecha electoral tres meses antes o después vuelve a demostrar la capacidad de la sevillana para situar el foco político en su persona. Entiéndase por todo el mundo a políticos y periodistas, porque a la inmensa mayoría de los ciudadanos una fecha u otra le dará igual. Ese vigor político no vaticina el resultado, como Díaz bien sabe por el antecedente de las primarias socialistas. La política en general es un campo de minas donde el más pertrechado puede salir volando, como recientemente se ha visto con Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría.

El miedo a una mayoría de gobierno endiablada

La decisión de Susana no es fácil. Con el anticipo, aunque sean solo tres meses y medio, Díaz asume en solitario la responsabilidad del resultado. Si mantiene la Presidencia de la Junta para su partido, habrá acertado; Si la pierde, se verá como un error de cálculo y de olfato político.

Díaz ha consultado con expertos sobre posibles resultados, entre ellos Narciso Michavila, que fuera asesor de Rajoy

Pero hay algo peor, según apuntan algunas fuentes, el que de las elecciones salga un Parlamento fraccionado en cuatro partidos igualados en escaños sin una mayoría de gobierno posible o endiablada, como ocurre en la política nacional. Esto puede pasar si Ciudadanos se convierte en segunda fuerza y no suma con el PP para propiciar la alternancia, pero como líder de la oposición tampoco favorezca la investidura de Díaz aunque el PSOE siguiera siendo la fuerza con más escaños. Incluso con Cs como tercera fuerza y crecido hasta la veintena de diputados, el acuerdo con los socialistas sería complicado mientras Rivera siga a cara de perro con Sánchez hasta las generales.

La alianza del PSOE con Podemos-IU –que concurren como Adelante Andalucía– se prevé compleja, no ya solo porque a diferencia del ámbito nacional, donde ultiman un acuerdo sobre los Presupuestos del Estado, en esta comunidad no han logrado tender puentes en toda la legislatura; También porque Adelante Andalucía carece de recorrido suficiente para garantizarse el mismo resultado de ahora. ¿Y si tampoco suman mayoría con el PSOE?

En la decisión de Díaz puede que influya el contexto nacional y por ello insista en unas elecciones separadas de las nacionales (y también de las catalanas), algo que solo puede asegurarse si son antes de las Navidades. También se justifica por el querer alejarse lo más posible del periplo de las municipales y otras autonómicas para que su investidura, de ganar, no sea moneda de cambio como en 2015, cuando estuvo 80 días bloqueada. Además, insisto, lo que de verdad le trae de cabeza es cómo va a quedar el tablero andaluz si se pulsa ahora el botón o se espera a enero.

Campo de ensayo de los gurús y asesores

La verdadera incertidumbre está en qué gobierno será posible tras las elecciones y cómo influirá que estas sean tres meses antes o después. De ahí que en la decisión de Susana Díaz pese sobre todo las exploraciones demoscópicas que realiza su partido desde hace meses para otear cómo podría quedar el tablero andaluz. Díaz ha contactado en las últimas semanas con numerosos expertos en la materia, incluidos asesores del centro derecha como Narciso Michavila, hermano del que fuera ministro de Justicia con José María Aznar y al frente de una consultora de comunicación. Michavila asesoró también a Mariano Rajoy en su tiempo en la Moncloa.

El chaqueteo de los gurús de la política no es ninguna novedad, desde que se conoció la trayectoria de Iván Redondo, estratega de la moción de censura de Pedro Sánchez que asesoró antes al expresidente de Extremadura del PP José Antonio Monago. Ahora 'El Independiente' desvela que un amigo de las Juventudes Socialistas de Susana Díaz, Aleix Sanmartín, conocido politólogo en México, se ha postulado para convertir al candidato del PP, Juanma Moreno, en presidente. No es el único. A todos los candidatos les llueven las ofertas a sabiendas de que las andaluzas serán un campo de ensayo de gran trascendencia nacional.

En los meses de verano hubo presión de diputados del PSOE para que Díaz adelantara aprovechando el viento de cola del Gobierno de Sánchez y previendo que este durase poco. Querían que se convocara en septiembre para ir a las urnas a final de octubre. Un proverbio chino dice que el mejor momento para plantar un árbol es hace 20 años y el segundo, ahora. Algunos de esos socialistas recogían sus enseres personales y se despedían de otros diputados en el Parlamento este pasado viernes deseándose unos un feliz retorno y otros, un adiós sin más.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios