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Susana Díaz saluda a Moreno el pasado mes de julio. :: efe
Moreno pone otro rumbo al PP andaluz

Moreno pone otro rumbo al PP andaluz

El presidente regional del PP gana en conocimiento y trata de afianzar su liderazgo con un tono más alto contra la corrupción y la inmersión en la Andalucía de los descontentos con el Gobierno de Susana Díaz

MARÍA DOLORES TORTOSA

Domingo, 5 de octubre 2014, 01:02

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sevilla. Sin prisa pero sin pausa y calar como la lluvia fina. Esta parece ser la consigna de Juan Manuel Moreno Bonilla, que este 2 de octubre hizo siete meses que tomó las riendas del Partido Popular de Andalucía contra todo pronóstico dentro y fuera de su partido. Siete meses en los que el político malagueño ha intentado dar un nuevo rumbo a su partido con una tarea doble, la de convencer como líder del centro-derecha y la de perfilar una hoja de ruta para que su formación deje de ser la eterna oposición en Andalucía.

Siete meses en los que ha tenido que corregir errores de principiante (él lo llama «proceso de hostialización») y vencer cualquier complejo frente a su principal rival, la todopoderosa Susana Díaz. Todo con el principal objetivo de conquistar el Gobierno de Andalucía, de revertir lo que ha sido misión imposible hasta ahora para el PP. Estos son algunos apuntes de qué persigue, cómo trabaja, cuál es su equipo y cómo define su estrategia el líder del PP andaluz para conseguir estos objetivos.

Un perfil de centro-derecha

«Sobra ideología y falta gestión»

¿Cómo es Juanma Moreno? ¿Más de centro, más de derechas? Juanma Moreno (43 años) lleva casi toda su vida en política y siempre se ha mantenido fiel al aparato de su partido. Ha formado parte de los 'maitines' de Génova desde que Rajoy preparaba su segundo intento electoral en 2008. Allí trabó amistad con Soraya Sáenz de Santamaría, con quien conserva amistad y se siente identificado. También le gusta que le relacionen con el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Se ha alineado con la generación joven de dirigentes del PP más moderada.

Todas las encuestas señalan que el electorado andaluz se define mayoritariamente de centro izquierda, un dato que no olvida a la hora de adecuar su perfil y mensajes políticos. Moreno fue tajante en rechazar las privatizaciones de hospitales públicos que su partido ha acometido en otras comunidades.

En el caso de la fallida ley de aborto de Gallardón, sin embargo, se ha mantenido más tibio que otros dirigentes del PP. «Busca mantenerse en el centro, pero no puede descuidar esa parte más conservadora de sus votantes», afirman desde su entorno. Un equilibrio complejo. Tuvo que soportar críticas de ese sector cuando el PP respaldó en el Parlamento la ley para transexuales, pese a que quien la defendió fue Esperanza Oña.

Pero como otros dirigentes y gobernantes antes que él, huye en realidad de una imagen de líder ideológico. «Sobra ideología y falta gestión», subraya un colaborador que además observa como un error cuando Susana Díaz proclamó en un mitin «soy roja y decente». «Se ha cargado a sus votantes del centro», opina.

La vida personal

Una casa en el cinturón industrial de Sevilla

La comparativa con Díaz, sin embargo, está presente desde el minuto uno. Moreno hizo trascender en sus primeros apuntes biográficos que es hijo de emigrantes (nació en 1970 en Barcelona por ello) y nieto de trabajador del campo, mensajes con los que se presenta como alguien de una familia trabajadora normal, como la presidenta andaluza presume de ser hija y nieta de fontaneros.

Ha querido que desde el primer momento se le vea con el compromiso personal de batallar por la Presidencia de la Junta, de creerse lo de líder de futuro. Por eso no ha dudado en trasladar a toda la familia a Sevilla, pese a que tiene vivienda en Málaga. A la hora de buscar casa lo ha hecho en el municipio de Alcalá de Guadaíra, en un adosado de una urbanización cerca de Dos Hermanas, dos municipios gobernados por socialistas del cinturón industrial de Sevilla.

El cambio de hogar, además de la muerte de su padre, ha añadido momentos duros al día día de estos primeros meses, de lo que ha trascendido poco. Casado con Manuela Villena (Granada, 1980), tiene tres hijos pequeños, el último nacido el pasado junio. Su mujer, también del PP, experta en estrategia electoral y con una carrera académica brillante, debió renunciar a un puesto relevante en una empresa del Ayuntamiento de Madrid. Moreno pone a prueba su vocación política con el sacrificio en parte de su vida familiar. La agenda apenas le deja libre las tardes del sábado y el domingo.

Un equipo de mujeres

El primer roto: Si prescindir o no de su número dos en el Parlamento

El líder del PP andaluz aparece en la sede del partido en la calle San Fernando sobre las 8.30 de la mañana cuando no viaja. Los lunes reúne al equipo con el que trabaja de forma más estrecha, analiza todos los acontecimientos y perfila la estrategia de la semana. En este equipo de 'maitines', su mesa camilla de los lunes, predominan las mujeres. Están: La secretaria general, Loles López Gabarro; la delegada del Gobierno, Carmen Crespo; el portavoz del Parlamento, Carlos Rojas; la vicesecretaria de Organización, Virginia Pérez; Macarena O'Neal, Patricia del Pozo, Patricia Navarro y su jefa de gabinete desde que era secretario de Estado, Pamela Hoyos. Desde hace algo más de un mes se ha incorporado el periodista malagueño Javier Gómez (exsubdirector de 'Málaga Hoy') como nuevo director de Comunicación, al que acompaña Mateo Risquez como responsable de medios. Con Gómez y Rafael Rubio, experto en redes y profesor de la Universidad Complutense, Moreno ha completado un equipo con el que intenta contentar a todos, pero a su medida, donde predomina el cambio generacional (de los 35 a 45).

Un equipo con un primer roto que debe zurcir deprisa. La sentencia del Tribunal Constitucional obliga a que Loles López decida entre el Parlamento o la Alcaldía de Valverde del Camino. En el caso de que deje el Parlamento Moreno no va a prescindir de ella como secretaria general, pero le obligará a mover ficha en la estrategia parlamentaria, ya que él no es diputado.

Problemas de liderazgo

Menos incontestable después del Egopa de julio

Juanma Moreno tuvo un aterrizaje complicado debido sobre todo a su elección contra pronóstico por parte de Mariano Rajoy y al modo poco acertado de la dirección de su partido de gestionar la sucesión, con la humillación innecesaria de José Luis Sanz y la desautorización de Dolores de Cospedal, valedora del exsecretario general.

En este escenario lo primero que se ve obligado a hacer es cicatrizar las heridas internas en Sevilla y ganarse la confianza de esta poderosa provincia. «Ya solo quedan flecos», aseguran. Pero también tiene que convencer de su consistencia como presidente regional a un conjunto de reyes de taifas en lo que se había convertido el PP andaluz en los dos años de ausencia de liderazgo de Zoido. Contaba desde un principio con la lealtad de Elías Bendodo, el presidente del PP de Málaga. Pero necesitó de la todavía gran influencia de Javier Arenas, sobre todo para convencer a Antonio Sanz que le dejara su escaño en el Senado.

El estilo de Moreno no es el de manotazo sobre la mesa, sino el de la sonrisa perenne y las maneras suaves, lo que le ha conferido una imagen de inconsistente y de líder sin futuro que poco a poco intenta desterrar. Mariano Rajoy viajó en julio a Sevilla con el solo propósito de dejar claro a los suyos y a la desconfiada élite sevillana (política y económica) que Moreno es un «líder de futuro».

Pero fue la encuesta del Egopa de la Universidad de Granada de finales de ese mes lo que marcó un antes y un después en la percepción de Moreno Bonilla como principal cabeza en Andalucía del partido en el Gobierno y un dirigente a tener en cuenta cara al futuro, según afirman en su entorno. Esta encuesta vino a vaticinar casi empate técnico entre PP y PSOE en unas autonómicas solo un mes después de que en las europeas este superara en nueve puntos al primero.

Conocimiento, poco a poco

La gran asignatura pendiente

El sondeo supuso un gran respiro al político malagueño porque dejaba al descubierto que el partido está muy abierto. Frente al hiperliderazgo de Susana Díaz, su alternativa cobraba cuerpo y surgía con posibilidades de arrebatarle el puesto incluso antes de lo previsto, unos seis años. Moreno es consciente, sin embargo, que se debe sobre todo a la atomización de la izquierda con la entrada de Podemos.

Porque el grado de conocimiento era y es una de las principales asignaturas pendientes de Moreno, aunque poco a poco este vaya aumentando. Una encuesta interna del PSOE le sitúa en el 40%, lo que es más de lo que le concedía el Egopa.

«Al principio casi nadie le quería ver y ahora sí quieren», afirma una persona de su entorno respecto al Juanma Moreno antes y después de este Egopa. Dentro del PP se acabó por desterrar muchos de los recelos, aunque la misma persona insiste en que Moreno nunca tuvo problemas de liderazgo interno. «Este es un partido tradicional, muy jerarquizado, en el que el presidente lo decide todo, nunca ha tenido problemas con los cuadros internos», añade.

Sin embargo otro sector, sobre todo entre los veteranos, siguen desconfiando y le ven como un dirigente que no acaba de cuajar.«Quizás uno de los fallos hasta ahora es que no se vea que es él el que marca las directrices», afirma un diputado.

Campaña del 8x8

Inmersión en la Andalucía descontenta con el PSOE

Una de las tácticas para conocer Andalucía y darse a conocer es lo que en su equipo llaman la estrategia del 8 por 8. Desde agosto recorre Andalucía permaneciendo tres días seguidos en cada provincia, casi siempre los martes, miércoles y jueves. Mantiene reuniones sectoriales económicas, sociales y políticas en cada una de ellas. Ha pasado por todas salvo por Málaga y Huelva y ha mantenido ya más de 90 reuniones.

En todas ellas Moreno sobre todo escucha y toma nota. Le gusta subrayar con rotulador rojo. En estas reuniones escucha mayormente quejas y críticas de descontentos con la gestión del Gobierno de la Junta de Andalucía. Hay 1,4 millones de parados en esta comunidad y colectivos, como el de médicos y profesores, muy enfadados por recortes salariales y de medios. Moreno hace de paño de lágrimas y trata de generar confianza como gobernante. «En las distancias cortas gana mucho, la gente suele salir satisfecha», apuntan en su equipo.

El discurso

La corrupción solo para tensionar de vez en cuando

Una de las tareas en las que Moreno Bonilla ha dado más vaivenes es en encarrilar un discurso propio. Tras los primeros meses este parece más nítido. Moreno quiere potenciar una imagen de gestor y se centrará en propuestas. La única hasta ahora es la de rebajar hasta 200 millones de euros los impuestos a los andaluces, sobre todo en el tramo autonómicos del IRPF. Habrá otras iniciativas sobre educación, sanidad, turismo y agricultura, avanzan desde su equipo. La táctica de mano tendida seguirá como hasta ahora: apoyando leyes relacionadas con mejoras para activar la economía y la transparencia política.

En paralelo a esta imagen institucional que recordaba a su etapa de secretario de Estado, Moreno Bonilla ha elevado el tono en la labor de oposición contra Susana Díaz. A las críticas por los 32 años de gobierno socialista, la paralización de la Junta y la «ausencia» de Susana Díaz por «tener su cabeza en la política nacional», se ha sumado la corrupción. Moreno siempre había orillado este discurso, convencido de que ya no hace ganar ni perder votos. Pero sí puede erosionar al adversario, sobre todo cuando todos los días hay titulares sobre corrupción que afectan a la Junta. «La táctica no es que Juanma salga todos los días, sino entrar de vez en cuando para que no se pierda la tensión», afirman en su equipo, sorprendido de que el PSOE «haya picado» con una querella en los tribunales.

Objetivo: ganar la Junta

«Yo no me mido en las municipales»

Mariano Rajoy, su principal valedor, se lo dejó claro cuando en marzo le arropó en Granada en su elección como presidente del PP andaluz. Le dijo que tenía que aumentar y mejorar la cuenta de resultados y esa no es otra que el Gobierno de la Junta. Le urge consolidarse como líder y eso solo puede hacerlo unas elecciones. Pero aprendió la lección en las europeas, cuando el PSOE le sacó nueve puntos en Andalucía. Ahora se cura en salud. Repite con insistencia: « Yo me mido en unas elecciones autonómicas. No me presento en las elecciones municipales».

Bajo esta pauta prima parte de su estrategia cara a los comicios locales. Deja la carga de la responsabilidad, del mérito o del fracaso, a sus alcaldes, muchos en el poder desde los noventa. Se aferra al timón del barco autonómico para confirmarse como líder y no quiere que ninguna posible borrasca le haga zozobrar.

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