Francisco José Sánchez Heras y Gabriel Leal durante la rueda de prensa. Germán Pozo

El 44% de las personas que acudió a Cáritas durante el confinamiento lo hacía por primera vez

Los demandantes, que han llegado a los 27.331 durante el confinamiento, comprenden edades entre los 35 y los 65 años; muchos de ellos afectados por ERTE, en situación de paro o con empleos de economía sumergida

claudia san martín

Málaga.

Jueves, 11 de junio 2020

Cuando parecía que ya nos habíamos recuperado y dejado atrás la devastadora crisis de 2008 que dejó a miles de familias en el umbral de ... la pobreza, la pandemia nos ha obligado a reestructurar nuestras vidas, con todo lo que eso conlleva. En Málaga, familias que nunca antes habían necesitado la ayuda de la red asociativa de la ciudad, durante el confinamiento (y esto persiste) se vieron en la obligación de acudir ésta para abastecerse. Éste ha sido el caso del 44% de las personas que se dirigieron a Cáritas Diocesana de Málaga desde el periodo del 15 de marzo hasta el 15 de mayo; por primera vez necesitaron un soporte para acceder a las necesidades más básicas cuando se vieron desprovistas de cualquier ingreso ante el brutal parón de la economía.

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Esta organización, perteneciente a la Iglesia Católica, hizo ayer un balance de cómo la pandemia ha afectado a más familias de las que atendían anteriormente. En los dos meses más duros del confinamiento este porcentaje se incrementó en un 120% con respecto a las personas que atendieron durante 2019, un dato significativo y preocupante. Destacan que la gran mayoría de ellas, con edades comprendidas entre los 35 y los 65 años, se habían visto afectados por un ERTE cuyo pago no llegaba, se encontraban en situaciones de paro o trabajaban en condiciones irregulares en empleos de economía sumergida. En total, Cáritas asistió durante el periodo que mencionamos con anterioridad a 27.331 personas, es decir, 4.508 más que durante todo 2019.

Francisco José Sánchez Heras, el director de Cáritas Diocesana de Málaga, destacó durante el encuentro con la prensa que antes de la llegada del COVID-19 a nuestras vidas, en un informe de FOESSA de 2019 ya se esclarecía que «nos estábamos acostumbrando a una sociedad que vivía al día, atrapada en la precariedad» y que ahora esto se ha destapado; algunas personas, aún teniendo empleo, vivían rozando la miseria. Son conscientes de que el descenso del 15% de las asistencias por parte de la red de Cáritas que se producía cada año ha sufrido un alza importante, por lo que los mecanismos de respuesta y ayuda habían de modificarse por parte de todas las administraciones. Durante el periodo de confinamiento, esta organización entregó ayudas a las familias y colectivos mas vulnerables que alcanzaron los 470.877 euros a fin de paliar las demanda de alimentos o productos de higiene, que eran mayoritarias; también lo fueron en cuestión de vivienda u otros ámbitos relacionados.

«Hemos notado que la generosidad ha vuelto por el COVID y ha sido importante. Nos gustaría que eso se mantuviera», comenta Sánchez Heras destacando que prevén que «esto continuará», por lo que son cada vez más necesarias las «medidas ágiles y que tengan impacto» por parte de las administraciones públicas.

Incertidumbre ante el Ingreso Mínimo Vital

Con respecto a la aprobación del Ingreso Mínimo Vital, que desde Cáritas afirman que llevaban demandándolo durante años para los colectivos más vulnerables, temen que «estas ayudas generen dependencia y que nos acostumbremos a la pobreza»: «Estamos esperanzados. Esperamos que las medidas públicas tengan su efecto. Ésta es una oportunidad para reforzar los programas de vivienda o la brecha digital, que se ha puesto de relieve. Corremos el riesgo de crear un nuevo alfabetismo», ha aclarado el director de Cáritas Diocesana de Málaga.

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En este balance, se han puesto en el tintero algunos temas que preocupan a la organización. El cierre de los espacios provisionales para las personas sin hogar en Málaga, supone que estos ciudadanos vuelvan a la calle sin opción de acceder a una vivienda digna u otro recurso de acogida que se adapte a sus necesidades: La Agrupación de Personas Sin Hogar, a la que Cáritas pertenece, ya lo expuso en un estudio la pasada semana en el que se alegaba que el número de personas en situación de calle había aumentado bruscamente: «Hay que habilitar mecanismos para que estas personas no vuelvan a la calle. El sector social no lucrativo ha demostrado de nuevo que está a la altura», ha destacado Sánchez Heras en su reivindicación. Gabriel Leal, delegado de Cáritas Diocesana en la provincia, ha comentado también en este encuentro, aunque en sus palabras sabía que «no era el tema de hoy», que la existencia de la barriada de los Asperones «es una vergüenza», cuyo plan para desmantelar este espacio, en el que viven cientos de familias en condiciones deplorables, se paralizó con la llegada de la anterior crisis.

Desde Cáritas piden a la red malagueña solidaria que siga ayudando, en la medida de sus posibilidades, a las familias más vulnerables que están pasando un mal momento ante esta situación inesperada. Habilitaron durante el confinamiento distintas opciones de colaboración que siguen vigentes y que se pueden encontrar en su página web, además de poder realizar cualquier donación económica mediante BIZUM con el código 38047.

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Destacan en la comparación con el año 2019, que el 37,2% de las personas que asistieron llevaban necesitando esta ayuda desde hacía más de tres años, y que el 77% de las peticiones las hacían mujeres, quienes «toman las riendas de la situación». Aunque los números siguen creciendo, esta organización espera ayudar a todas las personas que les sea posible a quienes el coronavirus ha dejado sin opciones.

Sánchez Heras y Leal esta mañana. Germán Pozo
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