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Ángel Luis Serrano, enla fábrica malagueña. :: Sur
El saco sin fondo de Isofotón
MÁLAGA

El saco sin fondo de Isofotón

La lluvia de ayudas de la Junta a la compañía de placas solares en los últimos tres años puede acabar siendo investigada por la jueza Alaya. Han sido más de 37 millones de euros inyectados en un trienio en una empresa que, con sus 700 empleados ya despedidos, se asoma ahora al cierre

NURIA TRIGUERO

Domingo, 23 de febrero 2014, 18:48

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Más de 37 millones de euros de dinero público recibidos en tres años para acabar en concurso de acreedores y con todos los trabajadores 700 despedidos. Lo que ha ocurrido en Isofotón desde la llegada de sus actuales propietarios, Ángel Luis y Diego Serrano, es cuanto menos llamativo y, para algunos, denunciable. Por ejemplo, para el propio comité de empresa de la compañía malagueña, que ha pedido formalmente a la jueza Mercedes Alaya que investigue cómo se concedieron las ayudas y a qué se destinaron, al sospechar que Isofotón podría constituir otro caso de malversación de fondos públicos relacionado con la Agencia IDEA.

Alaya tendrá que decidir si hay base para abrir un caso Isofotón. Mientras tanto, es interesante repasar quiénes han sido los protagonistas de esta historia, marcada por cuatro fechas. La primera es el 4 de marzo de 2010, cuando IDEA concede un aval de 5 millones de euros a Isofotón, que por entonces estaba en proceso de ser vendida por Grupo Bergé a la empresa de los Serrano, Affirma. La segunda es el 13 de julio del mismo año, cuando Idea avala de nuevo a la empresa para que reciba un préstamo de 12 millones. El 1 de marzo de 2011 se firma otro aval por idéntica cantidad. Y la última fecha es el 6 de agosto de 2012, con el préstamo de 8,4 millones concedido por Soprea (sociedad dependiente de la Agencia IDEA).

En todo este proceso hay un hombre que, según las fuentes consultadas, desempeña un papel crucial en la relación entre la Junta y los hermanos Serrano. Se trata de Jacinto Cañete, que fue director de la Agencia IDEA entre mayo de 2008 y diciembre de 2009 y ha sido imputado en el caso Invercaria en el marco de la investigación sobre el portal Ferias Internacionales Virtuales de Andalucía (FIVA), que costó a la Junta 1,7 millones de euros. Según parece, él fue quien trajo de la mano a los empresarios madrileños para que rescataran Isofotón.

Cuando se cuece la venta de Isofotón a Affirma, en el primer semestre de 2010 un proceso que estuvo tutelado por el Gobierno andaluz, Cañete está recién salido de la agencia pública y es socio responsable en Andalucía de PricewaterhouseCoopers, que es la firma elegida para realizar la due diligence (auditoría) de la operación y después seguiría auditando las cuentas de Isofotón. En 2011, por ejemplo, PwC destaca en su informe su «confianza» en el «plan de negocio que la nueva dirección ha puesto en marcha». El informe emitido por la administración concursal de Isofotón pone de manifiesto, sin embargo, «la incertidumbre que existía sobre las cifras que arrojan los estados financieros incluidos en las cuentas anuales correspondientes al ejercicio anual terminado el 31 de diciembre de 2011».

En aquellas fechas de la compra de Isofotón y de las primeras ayudas recibidas por los Serrano aval de 5 millones en marzo de 2010 y aval de 12 millones cuatro meses después, la Agencia IDEA ya estaba dirigida por el que hoy sigue siendo su director, Antonio Valverde, que fue imputado por Alaya en el caso de los ERE. En Málaga, el gerente provincial de IDEA es José Luis Marcos desde 2008.

En este punto, resulta relevante recordar que Mercedes Alaya abrió el pasado 22 de enero diligencias previas por las ayudas concedidas a partir de 2008 por el antiguo IFA (Instituto de Fomento de Andalucía) y la actual IDEA a empresas. La jueza cree que muchas de estas ayudas, reguladas por la Consejería de Innovación, se concedieron sin la autorización preceptiva del Consejo de Gobierno y traspasaron el límite de la asignación presupuestaria prevista para préstamos de la agencia pública. Y pone el foco precisamente en los avales, mediante los cuales la Junta se convertía en garante de la devolución de préstamos conseguidos por empresas privadas. Isofotón acumula avales por valor de 29 millones de euros.

Volviendo a Isofotón y avanzando en el tiempo, hasta la concesión del famoso préstamo de la Junta de 8,4 millones de euros en agosto de 2012, cuando ya la empresa se encontraba en una situación financiera complicada, surge otro nombre clave: el de Juan Carlos Martínez. Miembros del comité de empresa recuerdan cómo Diego Serrano les presentó, durante ese verano, a este ex alto cargo de la Junta como un «hombre de confianza». «No estaba en nómina de Isofotón, su papel era más bien de asesor», afirman dichas fuentes. Martínez, considerado miembro del clan de La Carolina (formado por políticos socialistas procedentes de este municipio jienense) y conocido en Málaga por ser pareja sentimental de María Gámez, había sido anteriormente jefe de gabinete de Francisco Vallejo en tres consejerías de la Junta. Su hermano, Bienvenido Martínez, fue director de inversiones estratégicas de la Agencia IDEA entre 2008 y 2009, coincidiendo con la etapa de Jacinto Cañete como director general. Después fue, durante dos años, presidente de Santana Motor.

Aparte de quiénes fueron responsables en la concesión de estas ayudas a Isofotón, hay otra pregunta muy relevante: a qué se dedicó el dinero. Los trabajadores recalcan que en la fábrica «no se ha puesto ni un tornillo nuevo» durante la etapa de los Serrano, así que ¿dónde han ido a parar los casi 40 millones facilitados por la Junta? Es cierto que los 29 millones prestados por bancos con aval público estaban destinados a «circulante», con lo cual había libertad de gasto, pero los últimos 8,4 millones de euros fueron prestados con un destino muy concreto: la instalación de una nueva línea de producción que nunca se materializó. Según fuentes consultadas, la mitad de ese dinero se lo habría quedado Samsung la empresa que iba a suministrar la maquinaria por la cancelación del contrato, pero hay otros 4 millones de euros cuyo destino se desconoce.

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