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Recreación del aspecto que presentará la superficie del Francisco Norte, espacio que se recuperará para uso público. :: SUR
El centro de Marbella dibuja su nueva fisonomía
Marbella

El centro de Marbella dibuja su nueva fisonomía

El Ayuntamiento ejecuta un plan para revitalizar el espacio urbano entre Ricardo Soriano y el Paseo Marítimo

HÉCTOR BARBOTTA

Domingo, 19 de enero 2014, 12:31

EL centro de Marbella está dibujando una nueva fisonomía, y aunque de momento el aspecto futuro solo puede adivinarse en un puñado escaso de calles, el cambio que modificará el paisaje en la zona más urbana de la ciudad ya está en marcha. Plan Marbella Centro es el nombre que el Ayuntamiento ha dado al proyecto con el que pretende cambiar la imagen del entorno sur de Ricardo Soriano, y que se ha convertido en una de las apuestas estratégicas con las que el equipo de gobierno aspira a presentar al final del actual mandato un balance de deberes hechos. La actuación, que comenzó con la construcción de las terrazas del puerto y siguió con una remodelación profunda de la avenida Miguel Cano y algunas arterias menores de su entorno, forma parte de un plan en el que está prevista una inversión de siete millones de euros y que conecta con la recuperación como espacio público de la superficie del Francisco Norte, cerrado a la ciudad durante más de dos décadas, cuyas obras ya se encuentran en marcha y constituyen la parte central del nuevo espacio situado que se pretende crear al sur de Ricardo Soriano.

El plan municipal aspira a cambiar totalmente la imagen de toda la zona entre la principal avenida de la ciudad y el Paseo Marítimo, con la avenida Miguel Cano como límite oriental y la calle Nuestra Señora de Gracia en el oeste.

Para verlo terminado aún habrá que esperar cerca de tres años, según explican desde el Ayuntamiento de Marbella, donde aseguran que las obras se podrían acelerar si no fuese por los trastornos que causan tanto en el tráfico, para el que existen escasas alternativas cuando se cierra una calle, como para la vida cotidiana de los vecinos y de los negocios de la zona. Los cerca de nueve meses que duraron las obras de Miguel Cano, con el parón del verano precisamente para que la actividad comercial no sufriera más perjuicios, son un antecedente que invita a evitar que un barrio entero, con gran densidad de población y no menor actividad comercial, quede completamente levantado en canal durante un periodo prolongado de tiempo.

Precisamente uno de los objetivos del plan es contribuir a revitalizar la zona, cuya pujanza comercial se vio frenada en los últimos años por la corrosión causada por la crisis, situación de la que aún son testigos decenas de locales vacíos que no han encontrado todavía reemplazo para los negocios y comercios que fueron quedando en el camino desde que en 2008 la recesión asomó sus garras.

El plan que ha comenzado a ejecutarse no es solo un lavado de cara, sino también una operación en las entrañas. Incluye la renovación de todas las conducciones subterráneas y la instalación de islas ecológicas para modernizar la recogida de residuos.

Tras la construcción de las terrazas en el puerto deportivo, el plan de las calles se inició con la peatonalización del pequeño pasaje padre Joaquín Belón y la renovación completa de la calle Antonio Belón y de la avenida Miguel Cano, esta última peatonalizada en su mayor parte, pero será ahora cuando tomará un nuevo impulso con el comienzo de obras en otras tres arterias: la calle Sierra Blanca, que será peatonalizada aunque se mantendrá el acceso a los aparcamientos privados, y las calles Acera de la Marina y Padre José Vera. En la primera el tráfico se restringirá a los vehículos que accedan al aparcamiento del Puerto Deportivo, y la segunda, que conecta con la avenida Miguel Cano, se peatonalizará totalmente.

En todas estas calles, el modelo será similar al aplicado en Miguel Cano, cuyas obras fueron financiadas mediante una aportación de algo más de un millón de euros de la empresa Aquagest, con la renovación de las aceras con adoquines de granito y la instalación de mobiliario urbano.

Sin embargo, la parte más compleja y ambiciosa del plan está relacionada con la recuperación de la superficie del Francisco Norte, donde la empresa que adquirió el aparcamiento privado subterráneo ya ha comenzado las obras para ponerlo en servicio, una obra que llevará unos tres meses, y está a punto de hacerlo con el espacio en superficie, donde se construirán instalaciones deportivas que una vez terminadas, en el plazo aproximado de cinco meses, pasarán a ser de uso público.

La recuperación del Francisco Norte constituye el núcleo del plan, ya que la apertura de este espacio de ocho mil metros cuadrados supondrá un respiro para la zona y modificará totalmente su fisonomía.

Espacio urbano público

La ejecución de esta obra, además de una aportación de 500.000 euros que se destinarán también a la obras de calles incluidas en el plan, forma parte de la compensación que la empresa ya propietaria del parking debe aportar a la ciudad.

El nuevo espacio urbano público contará con cuatro pistas de pádel, una polideportiva y una pista de patinaje. La dotación se completará con un concurso que el Ayuntamiento convocará para la construcción de un gimnasio. Aún no se ha decidido si las pistas serán gestionadas directamente por el Ayuntamiento o por la empresa que levante esa nueva instalación, que en todo caso deberá aplicar precios públicos en toda la dotación construida en superficie y que estará terminada aproximadamente en unos cinco meses.

La reordenación del tráfico a la que obligará la entrada en servicio del aparcamiento del Francisco Norte, que contará con plazas en rotación y otras para residentes, según el compromiso adquirido por la empresa propietaria, obliga a ejecutar cuanto antes las obras en algunas de las calles de su entorno.

La intención de los responsables municipales es que los trabajos que la empresa realiza en el aparcamiento y las que ejecutará próximamente en superficie vayan de manera paralela a las que el Ayuntamiento tiene que realizar en la calle Notario Luis Oliver, de modo que los vecinos no sufran por duplicado los efectos de unas obras que pese a que supondrán un cambio positivo para la zona acarrearán indudables trastornos durante el tiempo en que se desarrollen.

En ese sentido, se ha estudiado un plan de tráfico para el momento en que haya que cortar la calle Alonso de Bazán, una de las de mayor circulación de la zona y donde las obras se prevé que tengan un desarrollo más complejo.

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