Borrar
Calle ancha

Más cerca del cielo

"Cuando don José Banús Masdeu compró una gran superficie de la finca de El Ángel, inmediatamente surgieron las voces que aseguraban que el promotor lo único que buscaba era especular y que muy pronto revendería los terrenos..."

FRANCISCO MOYANO

Jueves, 19 de diciembre 2013, 11:03

Cuando don José Banús Masdeu compró una gran superficie de la finca de El Ángel, inmediatamente surgieron las voces que aseguraban que el promotor lo único que buscaba era especular y que muy pronto revendería los terrenos. Nada de eso ocurrió y don José llevó adelante sus proyectos de construcción de un Parque Turístico con la denominación de Andalucía la Nueva y de un puerto que llevaría su nombre, conteniendo, además de las zonas de atraque, edificios residenciales. A pesar de las leyendas (o realidades) negras sobre el empresario, terminó siendo defendido por sus trabajadores en momentos en que los vientos le soplaban desde la más completa adversidad.

A nadie se le oculta las buenas relaciones de Banús con el régimen de Franco. Sin duda, valiéndose de sus influencias, podría haber construido unos cuantos rascacielos en su puerto o en su urbanización de Nueva Andalucía, con todos los avances en infraestructuras propios de aquella época. Parece que entendió muy bien que en el modelo de ciudad no encajaba demasiado bien esas moles de cemento, hierro y hormigón. En otras zonas del Mediterráneo español sí son los rascacielos señas de identidad. Tampoco estuvieron por esa labor los promotores del puerto de Cabopino. Recientemente, provocando una polémica discreta, como siempre ocurre en una sociedad tan tradicionalmente apática como la de Marbella, el equipo de gobierno municipal acordó la modificación de elementos del Plan General de Ordenación Urbana para que pueda autorizarse la construcción de rascacielos en el término municipal de Marbella. Aunque las ubicaciones podrían ser cinco, solamente un proyecto se conoce por el momento y cuyo alzado virtual se ha difundido en los medios de comunicación.

El espantoso diseño (opinión absolutamente personal y, por tanto, muy subjetiva) no se entiende muy bien si representa una bala, un supositorio o un símbolo fálico esquemático, por mucho apellido de prestigio arquitectónico que haya detrás. Debo dejar claro (porque la neutralidad es algo muy cómodo) que no me gustan nada los rascacielos y no solamente porque padezca desde joven de vértigo un tanto patológico. El modelo de ciudad turística que Marbella ha venido desarrollando desde hace muchas décadas se aparta diametralmente de lo que podría terminar siendo si, al final, las excepciones se convierten en norma. No hace falta retroceder mucho en nuestra historia para comprobar que las actuaciones puntuales se transforman en estructurales, con todo lo que ello acarrea. Posiblemente el verdadero debate no sea rascacielos sí o rascacielos no, sino si queremos seguir teniendo una Marbella con las características actuales o pretendemos crear otra Marbella, con diferente perfil de visitantes, de inversores, de infraestructuras, etc.

Afortunadamente (si el cambio climático lo permite) el clima de la ciudad será lo único que nadie nos podrá cambiar, sea de izquierda, de derecha, políticos profesionales o gestores desvergonzados, que así de variado es el elemento humano que ha venido decidiendo los destinos de Marbella. Quizás, antes de haber modificado ningún elemento del PGOU, habría que haber debatido en foros cualificados, los pros y los contras de abrir una puerta en nuestro término municipal a la construcción de torres que acercarán más al cielo a los grandes potentados. También habría que explicar la repercusión económica que tendría realmente. La ocasión es propicia para que, una vez más, volvamos a leer sobre los inventores o diseñadores de Marbella, con evidente ignorancia sobre el asunto. Pero esa es una cruz que arrastramos desde hace mucho tiempo y, al fin y al cabo, lo que menos daño nos puede causar.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Más cerca del cielo