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Úbeda
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Úbeda

Representa, junto a Baeza, un ejemplo admirable del urbanismo renacentista

POR ANTONIO GARRIDO, ALBERTO GÓMEZ Y ALEJANDRO DÍAZ

Viernes, 29 de noviembre 2013, 10:41

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Dos ciudades hermanas, dos ciudades patrimonio de la humanidad, Úbeda y Baeza, en la provincia de Jaén. Dos ejemplos admirables del urbanismo y de la riqueza patrimonial renacentista. Existen espacios ante los que el visitante queda oprimido, sepultado en la grandeza; sea el caso de la Plaza de San Pedro; existen otros en los que nos sentimos íntimamente unidos a él porque están hechos a nuestra medida; es el caso de la Plaza Vázquez de Molina, donde el humanismo, el hombre como centro del mundo, alcanza cotas insuperables. El equilibrio entre los edificios religiosos y civiles es su principal rasgo. La influencia italiana es evidente, el criterio de ágora, manifiesto.

Son muy numerosos los monumentos de esta ciudad-museo. El palacio del deán Ortega, hoy parador de turismo, es de mediados del siglo XVI. Dialoga con la Sacra Capilla del Salvador. Posee un elegante balcón de esquina. La planta es casi rectangular y las estancias se organizan en torno a un patio con columnas. La fachada se concibe de manera horizontal, con un zócalo y dos alturas. La decoración es muy austera.

La influencia italiana es muy apreciable en el edificio de las Antiguas Casas Consistoriales. Son varias las reformas que se realizaron hasta llegar al aspecto actual. Su elemento más característico es la bellísima logia que da a la plaza del Mercado, muy del principio del XVII. También es interesante el mirador desde el que las autoridades asistían a los festejos.

Frente a la antigua colegiata de Santa María se encuentra, exento, el Palacio Vázquez de Molina o de las Cadenas. Las obras se realizaron con inusitada rapidez, tan solo una docena de años, en la década de los sesenta del siglo XVI. El genial Andrés de Vandelvira fue el arquitecto. El coste superó la cantidad de sesenta mil ducados, enorme para la época. La monumental fachada principal se organiza en tres cuerpos de magníficas proporciones clásicas. Se adorna con siete balcones con frontones. Vandelvira demostró su creatividad dentro del respeto al modelo romano.

La iglesia de Santa María de los Reales Alcázares modificó su fachada para adaptarla al nuevo estilo renacentista si n perder totalmente su imagen medieval. Destacan sus diez pilastras de orden gigante sobre basamento y una tribuna con pináculo.

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