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Carmen de Burgos ‘Colombine’
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Carmen de Burgos ‘Colombine’

Usó varios pseudónimos y se reveló como una destacada activista de los derechos de la mujer

por Antonio Garrido, Alberto Gómez y Alejandro Díaz

Jueves, 21 de noviembre 2013, 14:36

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La historia de la mujer ha sido durante siglos la historia del silencio, relegada a lo doméstico, a lo interior. Las estructuras de poder no le permitían desarrollar su personalidad en igualdad. Hay excepciones, pocas. Habrá que esperar al siglo XX para encontrar mujeres, como la almeriense, que fueran verdaderas activistas de los derechos de la mujer.

La labor literaria de Colombine, el más conocido de sus seudónimos, pues usó otros como Marianela, Honorine y Raquel, fue extensa y en varios ámbitos como la narrativa, la traducción y el periodismo. Se la considera la primera periodista profesional española por su trabajo en el Diario Universal.

Perteneció a una familia acomodada y se casó a los dieciséis años. Su suegro, gobernador civil de Almería era propietario del diario más importante de la ciudad y Carmen pronto se relacionó con el mundo del periodismo. Realizó estudios de magisterio. Ganó por oposición plaza en la Escuela Normal de Guadalajara. Más tarde pasará a la Escuela de Ciegos y Sordomudos de Madrid. Muere su hijo. Se separa de su marido e inicia una vida libre e independiente.

En Madrid, donde falleció en 1932, se relacionó con la intelectualidad de la época: Galdós, Juan Ramón, Julio Romero de Torres, Blasco Ibáñez y, sobre todo, con Ramón Gómez de la Serna, con quien mantendría una relación sentimental de dos décadas.

No le gustaba que la llamaran feminista pero lo fue y de manera muy comprometida; igualmente, se declaró republicana. Participó y creó foros en los que se analizó la situación de la mujer y se propusieron soluciones a la desigualdad dominante. Esta labor tiene un gran mérito en una sociedad tan cerrada y machista como la española de su época.

Su primera obra fue una colección de coplas que recogió en su estancia en Guadalajara y que se editó con el título de Notas del Alma. Publicó en todos los periódicos importantes. Tenía una gran facilidad para tratar temas diversos con amenidad. Viajó mucho. En sus libros Cartas sin destinatario y Peregrinaciones refleja las experiencias de esos periplos. Fue la primera mujer corresponsal de guerra, en Melilla, en 1909.

Tuvo grandes éxitos como conferenciante, con temas de actualidad, casi siempre reivindicando los derechos de la mujer.

Una obra relacionada con Bodas de sangre

El padre de Colombine era un rico propietario, con minas en Rodalquilar, lugar donde la escritora pasó la infancia. Este espacio lo convierte en paisaje literario, en ciclo narrativo. Lo presenta lejos del costumbrismo dominante como un universo cerrado, ensimismado, que idealiza como paradisíaco. Hay que destacar la riqueza del léxico que emplea la autora y la exaltación de las pasiones, especialmente las amorosas.

Es poco conocida la relación que establece la crítica entre Puñal de claveles de 1931 y Bodas de sangre de Lorca de 1933. En la obra de Colombine el deseo de escapar de lo rutinario, de lo conocido es el motor que lleva a José a preparar su marcha a Orán. Pura, también desea salir de los límites geográficos y culturales en los que se ha criado pero se va a casar según costumbre social. Entre ambos nace una pasión tumultuosa, absoluta, fatal. Un ramo de claveles es el símbolo. La pareja escapa pero el destino no es trágico como en la obra lorquiana. La autora deja el final abierto y con posibilidades de felicidad. Además de la cronología, existen rasgos estilísticos semejantes entre las dos obras, aunque el elemento común es el ansia de libertad, de horizontes nuevos.

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