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El equipo de Todocolección, casi al completo en su oficina. :: Fernando González
Todocolección, la mayor tienda ‘on line’ de coleccionismo, prepara su salto internacional
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Todocolección, la mayor tienda ‘on line’ de coleccionismo, prepara su salto internacional

Desde un piso de Teatinos se dirige la web donde miles de profesionales y aficionados de 96 países compran y venden artículos por valor de 40 millones de euros anuales

NURIA TRIGUERO

Lunes, 18 de noviembre 2013, 15:54

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¿Qué niña española nacida en los años 70 u 80 no ha jugado con una Nancy? Si usted conserva alguna en el baúl de los recuerdos, sepa que tiene un tesoro. Hasta 1.200 euros se piden a día de hoy por la Nancy África, una edición especial de estas castizas muñecas. En el imaginario masculino, el equivalente son los Madelman. En 2.990 euros se cotiza el Super Equipo de Investigación Submarino de estos muñecos made in USA. Y es que la nostalgia vende, y mucho. La prueba es el millonario negocio fraguado desde Málaga por Todocolección, el mayor mercado on line de objetos de arte, antigüedades y coleccionismo del mundo hispanohablante, donde cientos de miles de profesionales y aficionados compran y venden más de seis mil artículos al día.

Desde un piso de Teatinos, Antonio Martínez de Ubago y Joaquín Valdés gestionan, con 12 empleados, un emporio web que recibe 4,5 millones de visitantes únicos al mes y mueve 40 millones de euros anuales. Todocolección presume de haber sido, en 1997, decana del comercio electrónico en Málaga. Y hoy sigue protagonizando crecimientos de dos dígitos. En lo que va de año, esta eBay del coleccionismo ha registrado un 22% más de transacciones que en el mismo periodo de 2012, por lo que al cierre de ejercicio prevé alcanzar los 40 millones de euros en ventas canalizadas a través de su página web.

¿Cómo se puede organizar un mercado de estas dimensiones con tan escasa infraestructura? Muy sencillo. Todocolección no compra ni vende nada: es el punto de encuentro entre los que compran y los que venden. Una actividad de intermediación que dejará este año en sus arcas unos ingresos de 2,5 millones de euros, un 54% más que en 2012. Su beneficio viene de dos vías: una es la de las comisiones que cobra por las transacciones que facilita y por las 600 tiendas virtuales creadas al amparo de su portal; la otra es la publicidad web.

Asombra casi asusta el volumen de artículos que los más de 18.000 vendedores habilitados en Todocolección incorporan continuamente a su catálogo. «El sábado pasado se subieron 100.000 fotos nuevas a la web», indica Antonio Martínez de Ubago. El volumen total de artículos a la venta en este hiperactivo mercado virtual ronda ya los 11,5 millones. Desde las Nancy hasta muebles, libros, ropa, joyas, obras de arte, videojuegos, música, cómics, sellos o automóviles antiguos. Postales por 1 céntimo comparten escaparate virtual con coches antiguos que alcanzan los 90.000 euros. «Antes se coleccionaban discos de vinilo, pero ahora también los casetes y los cedés. Lo mismo pasa con los videojuegos, o los teléfonos móviles. Cualquier cosa que se queda obsoleta pasa a ser objeto de coleccionismo», explica Valdés. La fiebre por lo vintage ha supuesto un impulso adicional para su negocio.

La crisis no ha existido nunca para esta discreta empresa. Sus propietarios creen que es porque su negocio se basa en algo «puramente pasional». «La crisis más dura para nosotros fue cuando una excavadora se llevó por delante la red de fibra óptica del PTA», bromea Martínez de Ubago. Y es que en la tecnópolis se alojan los servidores que dan soporte a este gigantesco mercado electrónico. Ya son casi una decena, cada uno bautizado con el nombre de un superventas del coleccionismo: Marisol, Madelman, Geyperman, Leslie, Mazinger... Un batallón de superordenadores que contrasta con los comienzos, cuando Antonio dormía en su casa con el runrún del servidor de fondo. «Mi casa fue como el garaje de Google o Apple», presume.

Todocolección sigue conservando ese espíritu de startup. «Hasta hace tres años no tuvimos oficina física; cada uno trabajaba en su casa. Y ahora sólo vamos de 9 a 1 de la tarde, de lunes a jueves. El resto, teletrabajo», asegura Joaquín Valdés. Él es el cerebro informático de un proyecto que nació cuando dos anticuarios hoy socios minoritarios de la compañía les propusieron a él y a Martínez de Ubago que montaran una web donde vender sus muebles.

«Éramos unos raritos»

Montar una empresa de Internet en 1997 no era cool, como ahora, sino «cosa de raritos». «A nuestras familias les horrorizó que dejáramos nuestros trabajos para esto. Pero en cuanto cobramos la primera venta supimos que esto tenía futuro», declara Antonio. Al principio fue necesaria mucha labor «de apostolado» para convencer a un gremio tan tradicional como el de los anticuarios de subirse al carro, por entonces aún tambaleante, de Internet. A más de uno, recuerdan, le compraron ellos mismos el ordenador y la cámara digital y le enseñaron a usarlos. Pero pronto los profesionales del coleccionismo se dieron cuenta de que Internet les brindaba la oportunidad de multiplicar su mercado hasta casi el infinito. «Hemos dado unas reglas nuevas a un mercado que era extremadamente opaco y disperso».

Sin competencia en España, Todocolección prepara su salto internacional. El 5% de las transacciones que registra su web tienen comprador o vendedor extranjero de 96 países este año, pero a corto plazo quiere dar un paso más y abrir portales filiales en los principales países de habla hispana: México, Argentina y Estados Unidos. «Tenemos que encontrar socios locales que conozcan bien cada mercado», explica Valdés. Sus otros objetivos estratégicos son seguir abriendo nuevas líneas de negocio, avanzar en la senda del software libre y mejorar la atención al cliente.

El futuro de esta empresa puntocom seguirá escribiéndose en Málaga. «Para nosotros ha sido una ventaja estar en la periferia, porque no se nos ha ido la olla. Si hubiéramos estado en Madrid, habríamos hecho alguna tontería durante los años de la burbuja tecnológica», reflexiona Antonio Martínez de Ubago, que después de muchos años sintiéndose una excepción, asegura que ahora Málaga está generando «proyectos fantásticos» en el ámbito web.

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