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Modelos activistas. De izquierda a derecha, Bethann Hardison (exmodelo que creó hace años su propia agencia), Iman, mujer de David Bowie, y Naomi Campbell. :: Rob Loud
El negro no está de moda
sociedad

El negro no está de moda

Las modelos denuncian racismo en un mundo en el que las rubias de ojos azules siguen siendo el ideal de belleza

ISABEL IBÁÑEZ

Sábado, 5 de octubre 2013, 17:59

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El negro es el color rey de las pasarelas... pero en la ropa. En la piel es otra cosa. Que se lo pregunten a Naomi Campbell, a la que la multinacional confitera Cadbury utilizó hace dos años para publicitar una de sus tabletas de chocolate con este texto: Aparta Naomi, hay una nueva diva en la ciudad. La modelo comentó entonces: «Es indignante ser descrita como chocolate, no solo por mí, sino por todas las mujeres negras. Es hiriente y no le encuentro la gracia». La anécdota venía a hurgar en una herida abierta, porque Campbell lleva mucho tiempo denunciando el racismo de las pasarelas. Junto a compañeras como las exmodelos Iman y Bethann Hardison (hoy con su propia agencia y una activista entregada a luchar contra este asunto) crearon hace años la Coalición para la Diversidad, que aboga por una representación más diversa en las pasarelas. Acaban de aparecer juntas en el famoso programa estadounidense Good Morning America para presentar el manifiesto Balance Diversity: «Las miradas están puestas en una industria que temporada tras temporada ve cómo las casas de diseño utilizan constantemente una o ninguna modelo de color. No importa la intención, el resultado es el racismo». Y lo acompañan de una gran lista con nombres de marcas a las que consideran responsables, entre ellas Calvin Klein, Donna Karan, Chanel, Armani, Gucci, Yves Saint-Laurent, Roberto Cavalli, Marc Jacobs y... Victoria Beckham, de la que dicen que solo ha contratado en una ocasión a una chica negra para que exhibiera sus colecciones. Y eso que el 20% de las Spice Girls era de este color, gracias a Mel B.

Para esta acusación se apoyan en unos datos que cantan: en la reciente Semana de la Moda de Nueva York, capital cosmopolita que alberga la comunidad negra más grande de EE UU (el 26,59% de la población es afroamericana, sin contar a los de procedencia hispana), solo el 6% de las modelos en los desfiles eran de este color, entre un 82,7% de blancas, un 9,1% de asiáticas, un 2% latinas y un 0,3% de otras razas. Además, en 30 de los pases únicamente hubo chicas blancas. La exmodelo somalí Iman, esposa de David Bowie, asegura que «había más modelos negras trabajando en los 70 que ahora». Campbell ha recordado en más de una ocasión la época dorada en la que diseñadores como Saint Laurent o Versace «tenían una gran representación de mujeres bellas, blancas, negras, chinas o hispanas». Y también la ayuda de colegas como Christy Turlington y Linda Evangelista, que se pusieron firmes con algunos diseñadores: Les decían: «Si no coges a Naomi para tu desfile yo tampoco quiero estar». Desvela además que si consiguió ser portada del Vogue francés (1989) «fue porque Saint-Laurent les llamó y les dijo que retiraría sus anuncios si no me ponían».

El director de castings de moda negro James Scully afirma: «Siento que el elenco de Dior es tan blanco que parece algo deliberado; miro ese show y me molesta, casi no puedo ni concentrarme en la ropa debido a esa selección». Por su parte, Iman cree que los desfiles están apostando más por las blancas rubias, y que solo permiten a asiáticas para atraer a los consumidores de los países en crecimiento. La diseñadora Nanette Lepore asegura que «el mundo de la moda está en uno de esos momentos en los que la gente piensa que para transmitir su mensaje necesita un determinado tipo de modelo. En un momento dado, todo el mundo tenía que parecerse a Kate Moss, fuera del este de Europa o brasileña».

La llegada del primer presidente negro de la historia de Estados Unidos prometía un cambio para bien que finalmente no se ha producido. Nada más acceder Obama al poder, en 2009, Campbell hablaba así: «¿Sabes? El presidente de Estados Unidos pueda que sea negro, pero como una mujer negra, todavía soy una excepción en este negocio. Siempre tengo que trabajar más duro para ser tratada por igual(...). En el pasado, había más oportunidades para las modelos negras, pero la tendencia hacia la mujer rubia ha vuelto a ser extrema. En las revistas, en la pasarela, veo modelos rubios, de ojos azules por todas partes».

El color de la clase dominante

Patricia Soley-Beltrán, exmodelo española, doctora en Sociología del Género y miembro del departamento de Sociología de la Universidad de Edimburgo, le da la razón: «Se ha mejorado algo, aunque no sé si es por Obama o por la lucha de personas como Naomi e Iman. El hecho es que se trata de una progresión lenta y que hay que ver la proporción entre los colores de las modelos y los de los clientes, mayoritariamente de raza blanca anglosajona, el color de la clase dominante en el primer mundo, asociada al poder político y económico». La experta recuerda su época de modelo de pasarela y publicidad, «una chica blanca pero de aspecto mediterráneo», para confesar cómo ella sabía que pertenecía al segundo escalafón, por detrás de las rubias de ojos azules, en la cúspide de la pirámide. Y detrás el resto, algo que sigue siendo igual hoy.

La socióloga, que acaba de terminar un ensayo sobre el mundo de la moda titulado ¡Divinas! Glamour, poder y mentiras, cita a una de las primeras modelos negras aparecidas en los sesenta, Donyale Luna, en unos tiempos «en los que solo aparecían como figuras exóticas: no había trabajo para la chica con aspecto normal. Si eras negra tenías que ser bella y supersegura de ti misma». A juicio de Soley-Beltrán, «la mayoría de las modelos de etnia no blanca presentan moda exótica o étnica, o tienden a aparecer en uno de estos cuatro roles: músico, atleta, celebridad u objeto de compasión». Y se las sexualiza, haciendo hincapié en sus atributos. Más aún: «Cuando se contrata a modelos de otras etnias, como Liya Kebede para Estée Lauder, éstas parecen representar una especie de etnicidad aceptable, ya que sus rasgos se caracterizan por su cercanía a la etnia blanca».

En este sentido, alerta de una «tendencia peligrosa» en la moda a incidir en el concepto de raza, y pone dos ejemplos, uno español y otro alemán: Una revista española sacó un número que hablaba del «folclore español que inspira a la mujer de pura raza», mientras que en otro caso, una portada llena de chicas rubias llevaba el lema Made in Germany. «Raza y nación, conceptos que pueden llegar a ser peligrosos», opina la experta. Apunta a «editores de revistas, diseñadores, fotógrafos con mucho poder para elegir a las chicas, grupos de publicidad y grandes conglomerados del lujo» como responsables de una selección «que está obligando a muchas chicas negras a blanquearse la piel». Soley-Beltrán remarca que cada vez que una rubia venda más que una morena «seguirán insistiendo en ello», y anima a todo el mundo a «quitarse las gafas» para ver que hay más belleza que la nórdica.

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