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ENTREVISTA. FRANCISCO JOSÉ PALMA MOLINA

Francisco José Palma: "Las empresas necesitan de investigación y desarrollo, pero no tienen paciencia para esperar resultados"

El decano de Ciencias de la UMA confiesa que uno de los grandes retos de los investigadores es ser capaces de mostrarle a la sociedad la utilidad de su trabajo

SUSANA ZAMORA

Martes, 21 de mayo 2013, 15:02

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Como buen matemático, no le gusta dejar nada al azar. Cada pregunta lleva consigo una pausa, un silencio, una reflexión. No hay respuestas precipitadas. A Francisco José le gusta el orden y la organización, la misma que intenta llevar a la Facultad de Ciencias, de la que es decano desde mayo del pasado año. "Me gustaría ser más ordenado de lo que soy, pero la vida va tan rápido que a veces no da tiempo a analizar y a organizar todo como a uno le gustaría", se excusa. Pero la gestión no le pilla de nuevas, pues previamente y durante ocho años había desempeñado el cargo de vicedecano de Ordenación Académica.

Natural de Málaga, estudió a principios de los 80 en la antigua Facultad de Ciencias, cuando estaba en la Misericordia y solo ofertaban tres títulos: Biología, Matemáticas y Química (hoy, se puede estudiar también Ingeniería Química, Ciencias Ambientales y Bioquímica). Para Francisco José, las Matemáticas son una forma de vida, en la que las cosas no se aceptan porque sí. "Cuando se habla de las Matemáticas, se piensa en algo abstracto y que apenas tiene más salidas que la docencia, cuando hoy día son muy diversas, desde una empresa de bolsa, de informática, de telecomunicaciones. Porque las Matemáticas son orden, organización, análisis, desarrollo lógico de las cosas y eso son valores que se tienen mucho en cuenta hoy día a nivel de gestión y dirección de una empresa", defiende.

Recuerda su etapa escolar y preuniversitaria en Maristas, donde algunos de sus profesores le marcaron y propiciaron que se aficionara a esta disciplina. Tanto le apasionó, que acabó haciendo la carrera. Luego llegaría la tesis doctoral, que aunque la presentó en Málaga, la realizó en Francia, donde hizo los cursos de doctorado en París 6. Desde el primer momento viaja a París con la idea de hacer su tesis sobre análisis numérico, cuyos directores fueron Antonio Valle y Florencio del Castillo. "En Málaga esa especialidad no estaba muy desarrollada y si querías hacer una buena tesis tenías que salir fuera y, puestos a viajar, los laboratorios de París 6 eran de lo mejorcito".

De aquellos años en la capital francesa hace memoria y los define como muy fructíferos, "una experiencia profesional muy buena, en un sitio absolutamente puntero, con profesores que solo los conocía de haber estudiado sus manuales en Málaga", relata. Pero también desde el punto de vista personal fue una etapa "única": "Antes no se viajaba tanto, el correo electrónico era muy incipiente, los móviles no los conocíamos. El cambio ha sido muy grande. En París, nos comunicábamos por correo interno, algo que no empecé a ver aquí hasta finales de los años 80, principios de los 90.

De regreso a Málaga opositó y en la actualidad es profesor titular de universidad. "Cuando la rectora habla de la endogamia, yo soy un ejemplo, porque soy una persona de Málaga, licenciado en Málaga y doctor en Málaga", detalla. Imparte la asignatura de Métodos Numéricos en segundo de grado en Matemáticas y cuando el trabajo le deja, le gusta compartir su tiempo con la familia, viajar en coche, disfrutar de la naturaleza y del aire puro. "Creo que se puede disfrutar de la vida con cosas muy normales", apostilla.

-¿No cree que investigación y desarrollo van a distintas velocidades?

-Es cierto que debería haber una aplicación más rápida y directa de los resultados de la investigación en la sociedad. La transferencia del conocimiento es un reto que debemos tener como Universidad, pero, sobre todo, como Facultad de Ciencias. Debemos saber llevar a los ciudadanos los conocimientos que aquí desarrollamos. Es muy bonito decir que en las universidades hay personas trabajando e investigando sobre el alzheimer, por ejemplo, pero esos avances deben ser conocidos por los ciudadanos.

-¿Cómo de caro está pagando esta facultad y todos sus grupos de investigación los recortes del Gobierno y de la Junta?

-Pues los estamos pagando con la paralización de proyectos de investigación y el retraso de fondos para los proyectos. Algunos grupos siguen trabajando pese a que el dinero no llega; proyectos que están en curso, pero que sufren al no liberarse los fondos a la velocidad que tendría que hacerse; grupos que han terminado su proyecto y que han pedido uno nuevo, pero las convocatorias salen tarde, se deciden tarde, se aprueban, pero no llega el dinero y eso está provocando un gran parón. Hay buena voluntad por parte de los investigadores, porque siguen trabajando pese a no tener todos los recursos que necesitan. Además, sin financiación, los grupos no pueden contratar personal asociado a esos proyectos, estudiantes que están terminando y que podrían optar a una beca de investigación, lo que está creando un gran desánimo entre ellos.

Por otra parte, los recortes están afectando mucho al profesorado. En este centro tenemos muchos docentes que están continuamente acreditándose: o de contratado doctor a titular, o bien, de titular a catedrático. Como ahora mismo no salen plazas, son profesionales que tienen la acreditación para una categoría docente, pero que están en lista de espera y ven frustrado tanto esfuerzo. Esto está desanimando a este colectivo, porque el profesor ha trabajado para lograr una acreditación y cuando la tiene, porque la ANECA así se lo ha reconocido, solo falta la convocatoria de plazas y no se produce.

-¿Cómo están reaccionado los investigadores ante esta difícil situación?

Pues siguen investigando con los recursos que les van quedando. Ahora miden mucho sus actuaciones, la compra de material, sus visitas, porque son conscientes de las dificultades para afrontar el gasto. Además, la facultad ha visto reducido un 15 por ciento su presupuesto y hemos tenido que ajustar nuestros gastos, ser más cuidadosos con nuestro material, que en esta facultad, con tantos laboratorios, es abundante. Hemos pasado de una época de vacas gordas, en la que utilizábamos las cosas de una forma cómoda a otra en la que hay que mirar mucho el gasto que hacemos.

-¿Están siendo los proyectos europeos una bomba de oxígeno para las investigaciones?

-Sí, gran parte de nuestro grupos tienen proyectos europeos. Se opta a todo, pero la dificultad de los proyectos europeos es que te los aprueben, que sean lo suficientemente competitivos para que te los concedan. Afortunadamente, tenemos muchos. De todos modos, el hecho de que hayamos podido presentar cinco programas de doctorado es porque estaban sustentados cada uno de ellos por proyectos de investigación de diversa índole y, entre ellos, los europeos. Para presentar una memoria de un programa de doctorado es necesario apoyarlo con un equipo de investigación, con profesores con investigación activa, demostrada con publicaciones con índices de impacto, justificada con tesis doctorales leídas en los últimos años y con publicaciones asociadas y financiadas con proyectos de investigación.

-¿Cuánto ha retrocedido la investigación por culpa de la crisis?

-¿Retroceder? No creo que haya habido retroceso, quizás, una ralentización en el crecimiento. Cuesta más trabajo investigar porque hay más dificultades, pero ahí es donde está el mérito de los investigadores, que a pesar de las dificultades siguen trabajando y aportando en sus investigaciones.

-¿Qué más obras le quedan por hacer a Ciencias para poder adaptar el viejo edificio de Teatinos a las necesidades que tiene?

-La petición de más espacio no es reciente, se remonta a mis predecesores. No tenemos espacio ni siquiera para los profesores. Titulares e, incluso, catedráticos tienen que compartir despachos, que son minúsculos. La facultad no estira más. Con el aulario Severo Ochoa solucionamos problemas de espacio para los alumnos con más aulas. También hicimos laboratorios de bioquímica e informática y hemos solventado problemas de docencia, pero los seguimos teniendo en los departamentos. Quizá habría que construir un modulo nuevo. Ahora que los posgrados están adquiriendo tanta importancia y esta facultad aporta tanto en ese sentido se podía pensar en un edificio de posgrado, con laboratorios y grupos de investigación. La facultad está más fragmentada de lo que debería estar. Se construyó en 1985 con unas previsiones y se han duplicado; está desbordada por completo. Entonces, había tres titulaciones y ahora, seis; antes, el doctorado lo hacía poca gente, ahora hay másteres y el doctorados; antes, la plantilla no llegaba a 100 profesores y ahora supera los 200.

-¿Perjudica o beneficia que la rectora de la UMA pertenezca a esta facultad?

-Pues ni lo uno ni lo otro. La rectora desempeña su papel, aunque es cierto que conoce muy bien los problemas de esta facultad, de la que fue vicedecana. Eso es una ventaja porque no hay que explicarle los problemas desde cero. Sin embargo, no podemos decir que tengamos una situación de privilegio.

-Pero con la falta de espacio tan grande que sufren, le habrán tomado prestado el despacho ¿no?

-Pues sigue teniendo su nombre en la puerta, pero está ocupado por una profesora titular. Y dicho sea de paso, no es de los despachos más grandes que tiene la facultad. Además, no es el único caso, porque cuando ha vuelto Enrique Salvo se ha encontrado sin despacho y nos ha obligado a reorganizar los espacios. No sería sensato cerrar despachos cuando hay problemas de espacio.

-Con la normativa actual de la función y de los empleados públicos, ¿no se corre el riesgo de dejar fuera del sistema y de la carrera investigadora a jóvenes talentos?

-Pues sí. Hay dificultad para ser becario, pero también para continuar con su carrera docente e investigadora. ¿Qué ocurre con el becario cuando se le acaba la beca? ¿Tiene posibilidades de que se le saque una ayudantía? Pues no, porque no están saliendo convocatorias.

-¿Tienen futuro las empresas que no invierten en investigación?

-No apuestan por la investigación, pero luego sí que compran patentes. No dedican recursos a formar a la gente, pero sí necesitan de la investigación. Sería bueno que esas empresas se dieran cuenta de la importancia de que ellas también fomentaran la investigación y utilizasen sus propios recursos. Es uno de nuestros grandes objetivos. Tenemos que ser capaces de mostrarle a la sociedad la utilidad de nuestro trabajo. Evidentemente, las empresas necesitan de investigación y desarrollo y son conscientes de ellos, pero luego no tienen la paciencia para esperar unos resultados, que con seguridad le van a llegar en un plazo de tiempo más corto del que ellos imaginan. También tenemos que hacernos más visibles, llevarles lo que hacemos y mostrarles cómo podemos serles útiles. Si todos nos sentamos y somos capaces de hablar el mismo lenguaje, entendiendo el trabajo de cada uno, los resultados se alcanzarán. El empresario debe tener sensibilidad con el investigador y éste tener una mente más empresarial, marcarse unos plazos, centrarse en lo que se le pide. Los beneficios serían indudables.

-¿Hay que estar un poco loco para ser hoy científico?

-Loco, no, pero sí le tiene que gustar esto, lo tiene que encontrar apasionante. El investigador tiene que tener una predisposición para ello, ilusión para embarcarse en una investigación, que a lo mejor no da los resultados previstos. Pero si lo vives con emoción, habrá merecido la pena, porque la satisfacción cuando se obtiene un resultado está por encima de cualquier dificultad.

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