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Los rayos de sol iluminan el interior de dolmen de Viera, en una imagen captada por primera vez por Javier Pérez en 2006. JAVIER PÉREZ
El sol inunda el corredor del dolmen de Viera en el equinoccio de primavera
arqueología

El sol inunda el corredor del dolmen de Viera en el equinoccio de primavera

Este fenómeno astronómico tiene lugar dos veces al año y se relaciona con rituales de muerte en las sociedades megalíticas

FRANCISCO GUTIÉRREZ

Miércoles, 20 de marzo 2013, 02:17

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El amanecer de hoy miércoles será muy especial en el dolmen de Viera. El sol se alinea con el corredor del monumento megalítico antequerano y su luz invade el interior durante unos minutos. Un fenómeno espectacular, digno de observar y que tiene lugar sólo dos veces al año, en los equinoccios de primavera y otoño, es decir, cuando el día y la noche tienen la misma duración. Con este motivo, el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera abre de manera extraordinaria a las 7.15 de la mañana para que 15 personas puedan participar de este espectáculo excepcional.

Según el arqueólogo Rafael Maura, determinar esta orientación y hacerla coincidir con el fenómeno astronómico no es fruto de la casualidad y demuestra una gran capacidad de observación por parte de una sociedad con un alto grado de sedentarismo, además de unas nociones incipientes de astronomía o un conocimiento muy exacto del principio y fin de las estaciones.

Las 'Celebraciones del Sol' es una actividad sistemática del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera que se realiza cuatro veces al año, al comienzo de cada estación. Los ciclos astrales no pasaron desapercibidos para ninguna sociedad en la antigüedad y, menos aún, para las megalíticas. Es más, estos ciclos astronómicos marcaban los ritmos en todos los aspectos de la vida, desde la cosecha a los rituales de la muerte.

 Aunque se suponía que la orientación del dolmen tenía que estar relacionada con el sol, no fue hasta septiembre de 2006 cuando Javier Pérez pudo tomar la fotografía de los rayos de sol entrando en la cámara de Viera. El significado simbólico exacto de que casi todas las cámaras megalíticas andaluzas miren (se orienten) al orto solar (salida del sol) no se conoce, pero es muy probable que la ideología religiosa estableciera que la luz del sol naciente era necesaria para que los muertos resucitaran en la otra vida. La inmensa mayoría de las cámaras megalíticas que se orientan al orto solar servían como depósitos de los restos mortales de los antepasados, albergando los cadáveres y huesos de los muertos y actuando como verdaderos depósitos de la identidad del grupo.

El Dolmen de Viera puede considerarse un sepulcro de corredor, que estaría formado por un largo corredor segmentado en dos tramos, al final del cual se dispone una cámara de planta cuadrangular a la que se accede por medio de una puerta perforada cuadrangularmente en la primera losa. El conjunto que forman los Dólmenes de Menga, Viera y El Romeral en Antequera es uno de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo. Los megalitos constituyen las primeras formas de arquitectura monumental en la Prehistoria europea, desarrollándose, de acuerdo con los datos actualmente disponibles, desde comienzos del V milenio antes de nuestra era, período Neolítico, hace unos 6.500 años.

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