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JUAN PABLO NÓBREGA
Sábado, 12 de diciembre 2009, 03:21
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En un país donde la obesidad ha alcanzado hace tiempo la categoría de plaga, Danny Cahill ha demostrado a sus atónitos compatriotas que no hay nada como la voluntad para enfrentarse con éxito a la tiranía del sobrepeso. Estimulado por los suculentos premios del 'reality' de la NBC 'The Biggest Loser', este perito y músico de 'rock and roll' natural de Oklahoma fue capaz de perder nada menos que 108 kilos -el 55,5% de su peso original- en seis meses y tres semanas. La gesta le valió ganar 250.000 dólares (unos 171.000 euros) y, de paso, establecer un nuevo récord en la octava edición de este popular show, donde un grupo de concursantes se sumergen en rigurosísimas dietas y un intenso programa de ejercicio para perder el mayor porcentaje de peso en el menor tiempo posible.
Para Danny es el momento de celebrar un profundo cambio de imagen y probablemente de vida, dado que los 195 kilos que pesaba antes de someterse a su cura de adelgazamiento afectaban de manera notable a su actividad social. «Mi familia es lo más importante en el mundo y esa es la razón por la que decidí comenzar esta aventura», declaró un emocionado Cahill a la revista 'People'.
Pero, como otros concursantes han demostrado, mantener el peso a raya a partir de ahora exige un compromiso y un esfuerzo que no todos están dispuestos a afrontar. Antes de que el fantasma de la comida basura vuelva a asediarlo, el ganador de 'The Biggest Loser' de ese año se ha propuesto un plan que piensa cumplir a rajatabla. «Para el próximo mes, todos los días excepto los domingos iré al gimnasio durante una hora. No quiero verme gordo de nuevo. Estoy inmensamente cómodo con estos kilos», aseguró.
Más de 200.000 personas se ofrecen cada año como concursantes de uno de los programas más populares de la televisión en abierto de EE UU. Gracias a su gran seguimiento -13,5 millones de espectadores-, el show ha generado un negocio paralelo de productos y servicios orientados a la pérdida de peso que mueve unos 68,5 millones de euros.
Pero la obsesión de adelgazar a toda costa y rápidamente puede llevar, según muchos especialistas, a sufrir problemas de salud. Los concursantes, generalmente personas sedentarias, en algunos casos llegan a perder siete kilos de promedio en sólo una semana.
En el primer episodio de la última temporada, dos concursantes acabaron en el hospital, uno de ellos trasladado en ambulancia después de haberse desmayado por un repentino malestar.
Un adelgazamiento demasiado rápido conlleva casi siempre problemas de salud. El régimen del programa contradice las recomendaciones básicas de bajar peso de manera gradual; es decir, como máximo, un kilo por semana.
«No me sorprendería ver que a alguno de ellos le diese un infarto», dijo al 'New York Times' Charles Burant, profesor de Medicina en la Universidad de Michigan.
De distinto parecer es Rob Huizenga, asesor sanitario del programa 'The Biggest Loser', quien defiende que el programa es seguro, aunque en otro momento admitiera que en las pasadas temporadas se usaron prácticas poco seguras para hacer adelgazar a los concursantes.
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