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EUGENIO CABEZAS
Domingo, 6 de diciembre 2009, 20:01
Claudio Gallardo López conserva, a sus 80 años, una memoria y una lucidez admirables. Este malagueño de pura cepa, nacido en la calle Nuño Gómez -donde también vino al mundo Cánovas del Castillo- es toda una institución en el sector de la asesoría empresarial. Empezó hace 52 años con un pequeño despacho en la Alameda de Colón y hoy sus ocho hijos se reparten la gestión de un grupo con actividades muy diversificadas, como la asesoría, la correduría de seguros, la promoción inmobiliaria y la gestión de una instalación deportiva en Rincón de la Victoria.
«Al principio tuve muchos clientes relacionados con los numerosos talleres de pasas que había en la zona, para su exportación», rememora Claudio, quien se define como un «todoterreno de los negocios». «Siempre he estado atento a las necesidades sociales, intentado ganarme la vida, pero también tratando de devolver a la sociedad parte de la ayuda», añade.
De esta nítida vocación social surgen dos de las iniciativas por las que Gallardo es más conocido y reconocido en la ciudad: el impulso de las cooperativas de viviendas en las barriadas de Miraflores de los Ángeles y San Andrés, en los años 60 y 70, que permitieron a seis mil familias conseguir una casa y acabaron con dos de los mayores núcleos chabolistas de Málaga. «Fue una época muy bonita, en la que trabajamos muy duro para conseguir nuestros objetivos», recuerda emocionado Claudio Gallardo, que sigue acudiendo a diario al despacho que inauguró hace medio siglo, en el número 30 de la Alameda de Colón.
Al pie del cañón
«Papá es el alma de todo esto. Sin él, no sería posible. Sigue reuniéndose con clientes históricos, lee la prensa, nos recorta las noticias más importantes. Para nosotros es todo un ejemplo», sostiene Claudio, el segundo de sus ocho hijos, que están situados hoy día al frente de las diferentes divisiones de la firma.
Así, la primogénita, Inmaculada, sigue colaborando, aunque tras una enfermedad tuvo que dejar la primera línea de trabajo. El mencionado Claudio, junto a Francisco José y Ricardo (los tres único varones) se encargan de las labores de asesoría en sus diferentes modalidades (fiscal, laboral, contable, jurídica y administrativa), con el apoyo de Ester, la segunda más joven de las cinco hijas de Claudio. Pilar, de 42 años, se encarga de la gestión del campo de fútbol 7 y de una pista de pádel en Rincón de la Victoria. Por último, Lourdes, de 41 años, lleva la correduría de seguros, aunque últimamente se ha dedicado también a su otra gran pasión: la enseñanza en un colegio privado de la capital.
«Siempre digo que los consejos de administración y las reuniones importantes de trabajo las celebramos los fines de semana, cuando vamos todos a comer a casa de mamá (Pilar Navarrete, de 70 años)», apunta Claudio Gallardo hijo, quien destaca que la firma «siempre se ha caracterizado por su vocación de servicio a los malagueños». «Vendemos confianza y cercanía», dice.
Adaptación
En la actual coyuntura, la división inmobiliaria bajo el nombre de Fomento Urbanístico Malagueño es la que ha visto más menguada su actividad. No obstante, afirma el empresario, «no nos hemos embarcado en grandes promociones, sino en proyectos de apenas una decena de casas». En estos años, los gallardo han construido unas 190 viviendas, en su mayoría en Rincón de la Victoria y en la capital. En cartera tienen nuevos proyectos en las zonas de Compás de la Victoria y en La Trinidad, «pero de momento vamos a esperar a que pase este bache», advierte el patriarca.
En la historia de esta firma hay una faceta por la cual sigue siendo muy reconocida, a pesar de que hace ya veinte años que desaparecieron: las autoescuelas Gallardo. «Miles de malagueños se sacaron el carnet con nosotros, no sólo en la capital, ya que teníamos también centros en Ronda, Antequera, Estepona, Alhaurín de la Torre, Fuengirola, Marbella, Torremolinos, Coín y Álora», recuerda el fundador, quien sostiene que la empresa está ahora «en magníficas manos» para afrontar el futuro. «Funciona mejor que nunca. Mis ocho hijos se llevan muy bien y por eso saben llevar esto muy bien», afirma.
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