Borrar
LA ÚLTIMA DE VERANO

El misterio de la curva

ARANTZA FURUNDARENA

Domingo, 23 de agosto 2009, 04:15

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

AVANZA el verano y seguimos como al principio; sin saber si lo de Penélope Cruz es dispepsia o embarazo. Gases no creo que sean, porque para eso, según nos aseguran en la tele, hay unos remedios buenísimos. Como que a estas alturas hasta me sorprende que a Pe no le hayan ofrecido protagonizar uno de esos anuncios en los que un globito se desinfla como sutilísima metáfora del cuesco. No tendría nada de raro o indecoroso, la verdad. Toda una primerísima actriz como Concha Velasco hace tiempo que abandera la incontinencia urinaria sin por ello haber perdido reputación o prestigio (aunque tal vez sí la facultad de ligar, pues hace tiempo que no se le arrima nadie, según su propia versión). No sé, pero creo que Penélope, en un 'spot', exhibiendo un vientre plano, daría una credibilidad tremenda, casi milagrosa, al producto; porque partiría de una realidad innegable y constatada por todos: ahora mismo, tiene tripa.

Y no sólo ahora. Lleva así todo el verano, con una hinchazón que a muchos parece preocuparles más que la inflación económica (lo cual es hasta cierto punto lógico, pues la inflación actualmente está como si se hubiera tragado una caja entera de Aero-red).

La cosa es que la última aparición de la actriz en Berlín, con una camiseta demasiado holgada para ser 'trendy' y demasiado 'trendy' para ser de premamá, no arroja sino más incertidumbre al asunto. Y ahora que lo pienso... ¿Será todo esto una turbia maniobra de distracción urdida por el Gobierno para que nos fijemos en la evolución de la curva de Pe y no en la imparable curva del paro? ¿Será, por contra, una treta de la oposición para tapar con este bombo el ruido atronador de sus escándalos financieros? ¿Trabaja Pe a las órdenes del PP o a las de Pepiño Blanco? ¿Es acaso una agente doble?

Porque la actriz no se limita a aparecer esporádicamente, aquí y allá (Barcelona, Londres, Berlín...) con vaporosos atuendos que alimentan la sospecha, sino que además realiza declaraciones a revistas extranjeras ofreciendo alegremente sus puntos de vista sobre familia y maternidad (que sí, es partidaria). Ya es triste que para saber lo que piensa de verdad un actor español tengamos sus compatriotas que dominar el francés, el inglés o el alemán. Ya que es en estas lenguas, o incluso en otras todavía más exóticas, en las que ellos por lo visto se sienten a gusto y alcanzan un nivel de confidencialidad que la prensa de su propio país no habría obtenido ni sometiéndolos a tortura.

Esto, desde luego, no pasaría con Tom Cruise. Quiero decir que si Pe siguiera siendo su novia, ya habríamos tenido constancia gráfica del resultado del predictor (coincidiendo por supuesto con la promoción de una película). Pese a ser Cruise una megaestrella mundial, con él la siempre discreta Penélope era más accesible y transparente a la hora de hablar de sus cosas. Pero, ay amigos, entonces estábamos en la superproducción hollywoodiense y ahora estamos en el rollito 'cine de autor', género donde los personajes no se sinceran ni con el psicoanalista (queda ordinario). Me viene a la cabeza una película catalana que vi hace poco: 'Tres días con la familia'. La protagonizaba Eduard Fernández, experto en bordar la inexpresividad más absoluta (conste que no me disgusta). El actor daba vida (por decir algo) a un tipo tristón y silencioso. Lo cierto es que yo no alcancé a saber si el tipo tenía mucho que callar... O más bien nada que decir. Y lo mismo me pasa ahora con Penélope.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios