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Se partió en dos frente a las costas de Gibraltar. / EFE
Ruleta rusa en costa propia
REPORTAJE

Ruleta rusa en costa propia

Miles de petroleros ponen anualmente en peligro el litoral andaluz. El último accidente manchó de fuel las playas del espacio natural de Doñana

NIEVES CASTRO

Domingo, 16 de agosto 2009, 03:42

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«Somos una región con demasiados accidentes», asegura el responsable de la Oficina para Doñana de World Wide Fund for Nature (WWF). «Recuerdo que ya cuando era pequeño llegaba a casa después de un día de playa con los pies negros y eso que en Huelva -continúa el ecologista- no ha habido hasta la fecha ninguna gran marea negra, pero son los pequeños y constantes vertidos de hidrocarburos los que hacen mella en nuestras costas».

Este recuerdo de infancia de Juan José Carmona, cobra plena actualidad a la luz de un informe gubernamental, según el cual Andalucía es la comunidad autónoma con más siniestros marinos con vertido de hidrocarburos, al sumar 52 de los 129 accidentes contabilizados en aguas españolas entre 1991 y 2006.

El último incidente en la costa andaluza ha manchado de chapapote el Parque Nacional de Doñana. Según los ecologistas el fuel ha parcheado 32 km de este espacio natural, algunos menos, 14, apunta la Junta de Andalucía. El dispositivo de limpieza desplegado en las playas del Parque Nacional ha recogido más de 330 toneladas de arena mezclada con crudo, de las que 11 toneladas corresponden al fuel derramado.

El viento de poniente hizo que las 'galletas' de chapapote avanzaran también hacia las playas gaditanas de Sanlúcar de Barrameda y Chipiona, donde se han recogido alrededor de 320 kilos de crudo sin mezclar con arena.

El vertido accidental se produjo el pasado 31 de julio en una línea submarina de la refinería La Rábida de Cepsa, en Huelva. La tubería en la que el petrolero 'SCF Caucasus', de bandera de Liberia, descargaba 30 toneladas de crudo Maya -más denso del habitual- se fisuró.

Carmona, abogado de profesión y curtido en decenas de catástrofes de este tipo -dirigió las actividades de voluntariado de la organización durante la campaña del 'Prestige'- huye del alarmismo. Afirma que el vertido ha sido de «pequeñas dimensiones», pero se muestra muy firme al asegurar que se trata de una «clara advertencia» porque hay petroleros con capacidad para más de 500.000 toneladas.

WWF España va más allá y lamenta que, a pesar de ser la costa de Huelva de gran sensibilidad ecológica y una de las seis zonas de mayor riesgo de mareas negras en España, la refinería de Cepsa tenga permiso para duplicar su producción en la zona. Un peligro latente al que se podría sumar una nueva amenaza. José Manuel Franco, coordinador de Ecologistas en Acción en Cádiz, recuerda que el Ministerio que dirige Elena Espinosa está evaluando ambientalmente un futuro oleoducto de 200 kilómetros, que transportaría el crudo desde el puerto de Huelva a la refinería que el Grupo Balboa tiene previsto construir en Los Santos de Maimona (Badajoz).

«La propia Junta de Andalucía recoge en las consideraciones ambientales del proyecto que la instalación supondría el paso de cien petroleros más por la costa de Huelva», aclara Franco.

Autopista de agua

Pero es sin duda, en la Bahía de Algeciras donde se encienden todas las alarmas. Anualmente por la zona se mueven unos 20 millones de toneladas de productos petrolíferos. Su proximidad al Estrecho de Gibraltar, convierte al lugar en punto estratégico en el tránsito internacional. Por esta autopista de agua pasan al año unos 100.000 buques -aproximadamente el 10% del tráfico mundial-, de los que se calcula que unos dos tercios transportan en sus bodegas mercancías peligrosas y unos 5.000 son petroleros. Pero muchos de ellos no sólo están de paso. La bahía algecireña se ha convertido en el fondeadero y lugar de avituallamiento de decenas de miles de buques.

«La bahía está muy bien protegida y no es inusual que los barcos paren a repostar. Es algo así como cuando uno va por una autopista y se detiene en un área de servicio», explica Carmona. El símil dibuja a la perfección lo que ocurre en estas aguas. La Bahía de Algeciras es la única zona de Europa donde se permite el 'bunkering', una práctica que consiste en el abastecimiento de un barco a otro en medio del mar.

«Los buques cargan directamente en la bahía y salen de ella sin haber parado en un puerto por lo que ahorran costes y tiempo, pero lógicamente al hacerlo así hay un riesgo mayor para el medioambiente. Hay que tener encuenta que son instalaciones flotantes por lo que ante cualquier problema todo va a acabar en el agua, aunque se trate de una pequeña fuga», se lamenta Carmona.

En estas aguas se usan más de seis millones de toneladas de fuel en repostajes barco a barco y Gibraltar mueve 4,3 millones de ellas desde gabarras o gasolineras flotantes. A ambos lados de la frontera, este repostaje se realiza en zonas protegidas, según denuncia Greenpeace en su informe 'El negocio del 'bunkering' en la Bahía'. Los ecologistas ponen en evidencia que en el caso de Gibraltar, estas gasolineras flotantes se concentran en aguas de la red Natura 2000 -que distingue los ecosistemas más singulares de la UE-, mientras que en Algeciras parte del 'bunkering' se realiza dentro del Parque Natural del Estrecho. Los ecologistas subrayan que aunque hasta el momento no se contabilice ningún incidente especialmente grave, no se puede infravalorar la bomba de relojería al que se ve expuesto el litoral andaluz. En este sentido, resaltan que un gran porcentaje del petróleo que se vierte al mar no procede de las grandes mareas negras sino de «escapes silenciosos»: en vertidos menores por trabajos de limpieza de tanques, de fuentes terrestres o por 'bunkering'.

Escapes silenciosos

Tanto 'escape silencioso' de fuel ha terminado por llegar a Bruselas. La Comisión Europea lleva a cabo una investigación preliminar sobre el 'bunkering' en el Estrecho tras admitir a trámite, en marzo del año pasado, la petición de Verdemar-Ecologistas en Acción.

También el trasiego de barcos por el litoral andaluz ha tenido su reflejo en las estadísticas. Andalucía concentra más de 40% de los siniestros marítimos con vertido de hidrocarburos en aguas españolas. El porcentaje convierte a la región en la comunidad autónoma que suma más accidentes petroleros, al registrar 52 de los 129 siniestros contabilizados entre 1991 y 2006, según el último anuario del Ministerio de Medio Ambiente y del Medio Rural y Marino.

Hay que tener en cuenta que esta estadística, elaborada con datos de la Dirección General de Marina Mercante del Ministerio de Fomento, computa sólo aquellos accidentes que tuvieron lugar en las costas de Andalucía, Ceuta y Melilla en los que se produjo un vertido de hidrocarburos de más de siete toneladas. Entre estos siniestros destaca el del barco petrolero 'Petrogen one', ocurrido el 26 de mayo de 1985. Veintiún trabajadores perdieron la vida y doce desaparecieron al hacer explosión el buque de bandera panameña. La detonación alcanzó al barco español 'Camponavía' que cargaba gasolina en el pantalán de la refinería de Gibraltar en San Roque (Cádiz). Tras la explosión, el 'Petrogen One' se partió en dos y quedó prácticamente hundido. Similar suerte corrió el 'Camponavía'.

Cinco años más tarde la colisión en aguas del estrecho de Gibraltar entre el carguero chipriota 'Sea Spirit' y el buque noruego 'Hesperus' provocó el vertido de unas 10.000 toneladas de combustible. En noviembre de 1997, el buque norteamericano 'Segundo Teniente J. P. Bobo' provocó el desastre en la Bahía de Cádiz, donde vertió unos 300.000 litros de gasóleo. El fuel desencadenó un importante episodio de contaminación, con la muerte de miles de kilos de almejas y el cierre temporal del caladero para la pesca. Ecologistas en Acción denunció al capitán y a los armadores por delito ecológico, denuncia que terminó por ser archivada siete años más tarde.

En 2003, la gabarra 'Spabunker IV' naufragó cuando prestaba servicio en la zona portuaria de la Bahía de Algeciras. Se hundió con 1.374 toneladas de combustible en sus tanques y derramó 50 litros de fuel por un error de la empresa encargada de extraer el crudo, ya que taladró un depósito de combustible al confundirlo con uno de agua.

Especial repercusión tuvo también el vertido del buque frigorífico 'Sierra Nava', que encalló en la bahía de Algeciras, en una zona situada dentro del Parque Natural del Estrecho en 2007, o el accidente del chatarrero 'New Flame', del que este pasado miércoles se cumplían dos años. Coincidiendo con el aniversario Verdemar-Ecologistas en Acción recuerda que aún quedan unas 10.000 toneladas en la bahía algecireña. Aseguran que no sólo permanece el casco del barco sino que hay parte de la chatarra que transportaba.

Gatillo, apretado

El portavoz del colectivo campogibraltareño, Antonio Muñoz, apunta que el Gobierno de Gibraltar pretende llegar a un acuerdo con ciertos grupos ecologistas, que dijo desconocer, para que lo que queda del 'New Flame' permanezca en el fondo, «tal y como se dejan algunos pecios hundidos con la idea de favorecer la diversidad biológica».

En agosto de 2000, una mancha de alquitrán contaminó cuarenta kilómetros de costa desde Estepona hasta la Línea de la Concepción (Cádiz) y veinticinco playas resultaron afectadas; según las autoridades españolas, el vertido procedía del achique del tanque de residuos de algún petrolero que había pasado por el Estrecho.

Hasta el momento, este jugar a la ruleta rusa en costa propia no ha desencadenado ninguna gran catástrofe de las dimensiones que, por ejemplo, supuso en el litoral gallego el hundimientno en 2002 del 'Prestige', cargado con 77.000 toneladas de petróleo, pero el gatillo no cesa de apretarse.

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