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Vanesa completó su formación en Kyoto y Londres. / SUR
REPORTAJE

Talento con acento andaluz

Son los licenciados más brillantes. La Junta les paga los estudios de postgrado, en las universidades de mayor prestigio mundial, a cambio de que trabajen cuatro años para la región

NIEVES CASTRO

Domingo, 9 de agosto 2009, 03:46

Soñaba con una experiencia internacional para completar su currículum y vaya si lo ha conseguido. A punto de cumplir 27 años, este jiennense le pone los ribetes a su licenciatura en Bellas Artes con un máster en la Vancouver Film School, en Canadá -para muchos la mejor escuela de cine del mundo-. Tiene la esperanza de poder desarrollar sus conocimientos en el campo de la animación 3D a su regreso a Andalucía. La matrícula de 40.700 dólares canadienses -unos 36.000 euros al cambio- le ha salido gratis. Al igual que los libros, una póliza de seguro o el traslado a su centro de estudios desde su Andújar natal. Y por si eso fuera poco, además, recibe 6.500 euros cada cuatro meses en concepto de manutención.

Aníbal Santaella es uno de los 140 titulados andaluces que en la actualidad disfruta de una beca Talentia. Un programa de incentivos por el que la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa da la posibilidad a los licenciados más brillantes de realizar estudios de postgrado en el extranjero, en las universidades de mayor prestigio internacional.

«Quería conocer cómo se enfocaba el 3D fuera de España, ya había hecho un máster sobre la materia en Sevilla y uno de mis profesores me recomendó que mirara lo que se hacía en la escuela de Vancouver, y me pareció de mucho nivel. También me interesaba hacer contactos con gente cercana a la industria de Hollywood, de hecho, uno de mis profesores ha participado en los efectos visuales de películas como 'Matrix' o 'El señor de los anillos'. Venir aquí significa formarse con la élite», resume Aníbal.

Una experiencia trilingüe

Pero aprender con los mejores y, por ende, en centros de primer nivel, tiene su precio. Con la beca la Junta pretende formar una generación de titulados superiores andaluces bilingües para que avancen en el desarrollo del tejido investigador y empresarial andaluz. «Es una inversión. La idea no es que te quedes en el extranjero sino que trabajes cuatro años para Andalucía en una empresa o en un centro de investigación. Es uno de los requisitos», explica Catalina Gómez, desde su laboratorio ubicado en el centro de I+D de la Escuela de Ingenieros de Sevilla, al que se incorporó en enero de este año. Catalina pertenece a la primera hornada de becarios Talentia, de eso hace sólo tres años. A esa primera convocatoria en 2007 se presentaron 97 solicitudes para 100 plazas y se concedieron 24.

Catalina, licenciada en Ingeniería Superior Industrial, optó por un máster en electricidad y energía en Montreal. Su motivación canadiense radicaba en el grupo de investigación de la Universidad McGill, al que califica como «puntero» en ese campo.

Reclamos más prosaicos reconoce también tras su elección: «Es una ciudad espectacular, cosmopolita... En el departamento había gente de nueve nacionalidades. Todo el mundo hablaba inglés, casi todos empezábamos a aprender francés y además, cada uno hablaba en su propio idioma, con lo que al final terminó siendo una experiencia trilingüe».

De su larga estancia en Montreal -de septiembre de 2007 a diciembre de 2008- tan sólo aliviada por dos visitas exprés a su familia en Sevilla, recuerda los temores iniciales por no sentirse al nivel. «Una vez allí me di cuenta de que aquí (en Andalucía) nos preparan muy bien. La verdad es que no tuve nada que envidiar a nadie», asegura.

De Zafarraya a Londres

Nada tuvo que envidiar tampoco respecto a la beca; más bien todo lo contrario. «Tenía compañeros de otros países, cuya beca sólo suponía una ayuda. Tenían que trabajar para cubrir gastos. En ese sentido, la beca Talentia te permite dedicarte al 100% a lo que quieres: hacer el máster. Además, -continúa Catalina- los responsables del programa no te abandonan. En mi caso, estando fuera se pusieron en contacto conmigo empresas para entrevistarme. Prácticamente vuelves con trabajo, al menos en mi carrera».

Esta última afirmación es lo que mueve a Christian Corbalán y a su hermano mellizo Nicolás. Ambos, licenciados en Ciencias Ambientales. Ambos aspiran a cursar un máster en energía en la Universidad de Melbourne (Australia) valorado en 23.500 euros. Ambos se quedaron a las puertas de conseguirlo en la última convocatoria de las becas Talienta. El talón de Aquiles, de nuevo para ambos, el idioma. No alcanzaron los baremos mínimos exigidos en la universidad australiana.

A sus 28 años estos dos gaditanos han decidido coger el toro por los cuernos. «En los últimos meses hemos estado en una academia en Granada dedicados exclusivamente al Toefl -un examen para los extranjeros que quieran acreditar su conocimiento de inglés y cuya puntuación es determinante junto con el expediente académico para cribar a los candidatos a estas becas-». Ahora optarán de nuevo al programa con la intención de iniciar el máster soñado en 2010. Incluso ya piensan en su plan de retorno. «Tanto mi hermano como yo somos bastante emprendedores. Nos gustaría montar una empresa. Ahora mismo está muy de moda la energía eólica, solar, pero el sector se encuentra ya copado, así que optaríamos por campos emergentes como la biomasa», explica Christian.

También Vanesa Aguilar está a la caza y captura de sus primeras experiencias laborales. Una aventura a la que pretende acceder desde la Universidad de Económicas y Ciencias políticas de Londres, donde cursa, a más de 2.200 kilómetros de distancia de su Zafarraya natal, un máster sobre política económica en Europa.

«Mi principal mira en el momento de solicitar la beca la puse en el regreso, espero que me abra las puertas profesionalmente», confiesa esta granadina de 25 años, licenciada en Ciencias Políticas y Administración.

Asegura que no descarta ninguna opción. «A la vuelta, me gustaría integrarme en alguna consultoría y trabajar en el Parque Tecnológico de Málaga o en Granada. Tampoco excluyo la docencia o un doctorado, pues haciendo el máster fuera te convalidan dos años» explica Vanesa, una auténtica 'adicta' a la formación en el extranjero.

Sana adicción que le llevó de Erasmus en cuarto curso a Brighton (Inglaterra) y en quinto a Kyoto (Japón). «Hice un curso intensivo de japonés en la facultad de Granada, pese a que las clases las iba a recibir en inglés. Tras 18 horas de vuelo cuando el avión iba bajando recuerdo que vi un Buda enorme, hasta ese momento no me di cuenta de la locura que estaba haciendo», comenta divertida.

Sin garantías

Mucho más liviana le resulta su experiencia londinense. Con todo, asegura, que su estómago le recuerda que lleva demasiado tiempo alejada de los fogones andaluces. También la dureza de los docentes le hace presente el cambio. «La Universidad es muy exigente y los profesores muy críticos. El sistema es muy diferente: menos clases presenciales, pero más horas de trabajo por tu cuenta». Vanesa terminará su máster a finales de agosto, en total ha sido becada con 40.000 euros y a su vuelta podrá hacer gala de un currículum envidiable, pero dice que el retorno le asusta. «Pienso que es un año especialmente complicado para encontrar trabajo, aunque si no lo encuentra gente que está bien preparada, no sé yo quién lo va a conseguir».

La pregunta de la granadina la recoge Álvaro Mira, al igual que Catalina, él pertenece a la primera oleada de becarios Talentia. «Hay gente que pide esta beca como un camino hacia un buen futuro profesional y eso, hoy por hoy, una beca no te lo garantiza», resuelve este malagueño licenciado en Traducción e Interpretación.

«Desde el punto de vista del aprendizaje fue una experiencia superpositiva: el propio programa, cómo se desarrolló, cómo me integré en la universidad. Es inolvidable. Pero desde el punto de vista profesional tenía unas expectativas muy altas y cuando volví a casa y eché un vistazo al mercado, me di cuenta de que estaba limitado. Pero es normal por una parte, te limita el tejido empresarial, y por otra, el desconocimiento», acota Álvaro. Pese a todo, en noviembre del año pasado tuvo la suerte de integrarse con un contrato de doce meses en la división española de SDL en Granada, una multinacional de servicios lingüísticos integrales.

Álvaro calcula que el monto total de su beca en la Imperial College de Londres pudo rondar los 30.000 euros, por eso insiste en la responsabilidad que conlleva el programa. «Económicamente es una beca excepcional. Está pagada con el dinero de todos los andaluces y por eso desde mi punto de vista tengo un compromiso con todos los ciudadanos».

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