Cuando el esfuerzo y la dedicación son señales de identidad

El sentido de Melilla se lo dan sus gentes, personas que, día tras día, se levantan para desarrollar la parte de responsabilidad que han asumido para hacer de esta ciudad un lugar algo mejor en el que vivir. Ejemplo de esa dedicación son los trabajadores del colegio Enrique Soler, incansable en su labor de dedicación hacia los más pequeños desde hace años. Allí, son numerosos los melillenses que no lo dudan un instante y se ponen la bata de trabajo para dedicar toda su atención a los niños, escolares de hoy y ciudadanos del mañana que recordarán con especial cariño los años que pasaron en su primer centro escolar.

Son ellos -y ellas- los ciudadanos que se han volcado con un modelo de proyecto educativo. Son personas que, por suerte, ya no son anónimas, que cuidan todos los detalles de la enseñanza para que las horas en la escuela se conviertan en lo que uno más desea. En la Asociación Artística y Cultural 'Enrique Soler' trabajan sin descanso y buena prueba de ello son las actividades que se organizan a lo largo de todo el año. Ahora que a punto estamos de dar por finalizado el curso escolar, todo está preparado para, a buen seguro, organizar una fiesta de fin de curso inolvidable. Un objetivo que será posible gracias a la labor de la gran familia que ya es el colegio Enrique Soler, uno de los centros de referencia del panorama melillense. Aunque es el verano tiempo de descanso y de vacaciones, seguro que muchos de ellos ya piensan en todo lo que dará de sí la nueva temporada.