Borrar
LÍDER. Contador ha completado un año fantástico. / ARCHIVO
Alberto Contador: «Me viene bien verme la cicatriz cada día para saber lo que somos»
CORREDOR DEL ASTANA

Alberto Contador: «Me viene bien verme la cicatriz cada día para saber lo que somos»

El mejor ciclista del mundo repasa su vida y destaca que el accidente que sufrió lo marcará para siempre

BENITO URRABURU

Miércoles, 8 de octubre 2008, 03:45

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Empecé a caminar a primeros de agosto del año pasado, después de estar mes y medio en el hospital. Debía ir acompañado, por si sufría algún susto, por precaución». Esas palabras las pronunciaba Alberto Contador el 26 de marzo de 2005, diez meses después de sufrir una caída mientras estaba corriendo la Vuelta a Asturias de 2004. Los que dudan de sus triunfos no conocen su vida. El 17 de diciembre de 2004 volvía a montarse en una bicicleta, siete meses después de sufrir un cavernoma: «Cogí la bicicleta el día que me dieron el alta. Los médicos no se creían que todo hubiese ido tan bien. Los electroencefalogramas que me han hecho han dado perfecto», explica con el 'maillot' amarillo de vencedor final de la Semana Catalana, la primera prueba por etapas que ganó. Tres años después, convertido en el mejor ciclista del mundo para pruebas por etapas, Contador ha variado poco su discurso en esos apartados. Sigue aferrado a su gente. Pero no es el mismo chaval, ni la misma persona que uno conoció en sus primeros años. Sufrió un cambio personal que para muchos pasó inadvertido, pero lo tuvo. Un cambio llamativo. No es ni mejor, ni peor, simplemente distinto. Su carácter se ha fortalecido mucho hasta llegar a ser fuerte en determinados momentos. El ciclista de 'las piernas de alambre' habla de su pasado, de su vida, de sus orígenes, de todo menos de ciclismo. ¿Qué hay detrás del Alberto Contador ciclista? Una persona normal, a quien le gusta hacer lo que a todo joven de mi edad. Estar con mi gente, con mi familia, con mis amigos. Somos cuatro hermanos y estamos muy unidos. Trato de aprovechar al máximo los huecos del calendario para ver a mis amigos. Durante el tiempo que tiene libre en invierno, ¿qué es lo que hace? Soy muy familiar, de estar en casa, incluso ahora que me he independizado de mis padres y vivo con mi novia, Macarena. Voy mucho a ver a mis padres. Intento disfrutar de los amigos al máximo. Cuando deja la bicicleta, ¿con qué se relaja? Si me apetece voy a jugar unas partidas con los karts. Algunos fines de semana aprovecho para ir a cazar. Me gusta y me viene bien como mantenimiento el andar por el monte. Dicen que come de todo, que no tiene ningún tipo de problemas en la mesa. Sí, es verdad. Me gusta todo. Lo único que no me hace gracia es el arroz con leche. Ya sé que es raro, pero no me gusta. ¿Cuáles son sus planes para los próximos meses? El invierno pasado no paré, se me fue muy rápido y en los tres próximos meses sólo tengo libres dos o tres fines de semana. Lo tengo todo cogido, programado; es decir, tengo tres fines de semana sin planes. No es como antes, que podía decir que no a muchas cosas. Necesito mi tiempo, supongo que como todo el mundo. ¿Ganar las tres 'grandes' le hace tener más compromisos? ¿Más ya no puedo! No tengo tiempo. Soy una persona a la que le gusta atender a los aficionados. Lo hago hasta donde puedo. Supongo que a alguien igual no le he podido atender. Lo siento. Tiene 25 años, está ganando dinero, es famoso. ¿No tiene miedo de perder el rumbo? ¿No se le puede subir el éxito a la cabeza? ¿No, no! ¿Por qué? Mi novia, mi familia, me tienen en mi sitio. Conseguir más o menos triunfos no me cambia. Hay gente que te analiza al milímetro y que puede pensar: «A este se le ha subido el triunfo a la cabeza, no firma autógrafos». De verdad, hago lo que puedo. Si no fuese por los aficionados, que disfrutan, no valoraría tanto las victorias. Cuando gano, mi novia no se pone mosca. Por el hecho de ganar no voy a tener más oportunidades de nada. Yo al menos lo veo así. No conozco un ciclista al que no le guste la velocidad, los coches. ¿Usted también ama la velocidad? También. Tengo un todoterreno y al finalizar el Mundial me he comprado un deportivo. No soy un loco de los coches, pero para una cosa que me gusta no me he privado. No soy nada caprichoso. Hasta el mes de diciembre no cumple 26 años, pero da la impresión en muchas ocasiones de que tiene 30, ¿por qué? He pasado una serie de acontecimientos en mi vida a pasos agigantados y eso me ha hecho madurar mucho. Deportivamente soy ambicioso, he conseguido resultados. Sí, puedo tener la mentalidad de una persona de 30 años. Eso te permite tomar decisiones rápido en las carreras cuando vas al límite. Es una ventaja que mucha gente no toma. Es ambicioso deportivamente, ¿dónde está su límite? Cuando tuve el accidente maduré muy deprisa. Cualquier cosa que me suceda desde entonces lo comparo con aquello y me echo a reír. Perdone la pregunta, ¿usted ha visto la muerte de cerca? La vi muy cerca. ¿Y cómo es? Lo que viví más cerca, lo que pensaba, es que sufriría alguna limitación física o mental que no me permitiera hacer mi vida normal. ¿Creía que iba a volver a correr? ¿Pensaba en vivir! La movilidad de mi cuerpo peligraba, se podía quedar paralizado. Dos días después del accidente empecé a mover las articulaciones. Tenía problemas en la vista, con el carácter. Luego se subsanó todo y quedé bien. ¿Estuvo tumbado en la carretera? ¿Se acuerda de algo? No te das cuenta de nada. Si me llego a quedar allí, tirado en aquella carretera asturiana, no me habría enterado de nada. Si aquel día me quedo en el sitio no habría sufrido nada. No me enteré. La que habría sufrido es mi familia. Ese percance que pudo costarle la vida, ¿le marcó? Enormemente, de por vida. Me viene bien verme cada mañana y cada día la cicatriz para saber lo que somos, lo que es esta vida, y valorar lo que tienes. ¿Mira hacia atrás? Sí, para saber dónde estaba y dónde estoy, para valorar todo. Miro en el trastero y veo la cantidad de bicicletas Trek que tengo ahora, de todos los colores y modelos. Me acuerdo de que mis padres no me podían dar 350 pesetas para una cubierta. Veo la ropa que me dan y me acuerdo de que cuando era cadete y juvenil, con un 'maillot' de 500 pesetas. Iba impresionante, me miraba al espejo para verme. Nos dan tanta ropa que mucha la regalo para que no se pierda. ¿Cómo no voy a mirar hacia atrás? ¿Cómo no voy a valorar las cosas? Por eso mi familia es tan importante para mí.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios