AYUDA. Los conductores auxiliaron a las víctimas antes de que llegaran los servicios de emergencia.
MÁLAGA

«Con la que has liado, no te quejes que al menos estás vivo»

Un conductor que fue testigo del suceso llegó a encararse con el dueño del todoterreno que supuestamente provocó ayer el accidente. Decenas de personas dejaron su coche en la cuneta y se apresuraron a socorrer a los heridos en medio de una escena dantesca

TEXTO: ANTONIO FORTES - AMANDA SALAZAR - ESTHER CRUZ

Domingo, 20 de abril 2008, 10:54

«HE visto muchos accidentes, pero nunca uno como éste. Era un espéctaculo dantesco». Numerosos conductores se vieron obligados ayer a cambiar sus planes para ... la tarde del sábado tras encontrarse con el accidente del autobús en mitad de su camino. Fueron muchos los que tras presenciar el siniestro se dirigieron decididos a auxiliar a los heridos. Daniel Fernández llegó al lugar del suceso antes que la policía y entró en el autobús a través de una escotilla del techo. «Era un desastre todo lo que había dentro, la gente estaba en shock y había mucho silencio», comenta.

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De hecho, fue ese silencio lo que más impresionó a Daniel, que, nada más introducirse en el vehículo siniestrado, vio cómo uno de los heridos le acercaba una niña de tres años, gravemente herida, para que la sacara fuera del amasijo de hierros.

José Martín, un vecino de Torremolinos de 38 años, dejó el coche rápidamente en la cuneta y, tras advertir a sus dos hijos de que no se movieran, se dirigió sin pensárselo hasta el lugar de la catástrofe. Aunque afirma que ha visto muchos accidentes a lo largo de su vida, el ocurrido en la tarde ayer le dejó prácticamente sin palabras.

El silencio

José ayudó a Daniel a sacar a la menor y quedó muy sorprendido por el silencio en el interior del vehículo. Cuando entró, a los pocos minutos de que se produjera el choque, no se escuchaba nada, pero después los pasajeros del autobús estallaron en sollozos y comenzaron a llorar pidiendo auxilio.

A José y Daniel les siguieron hasta el autobús muchas más personas, entre las que se encontraba un médico, que se encargó hasta la llegada de los efectivos sanitarios de indicar a los voluntarios qué tenían que hacer con los heridos.

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En su ir y venir dentro del autobús, José escuchó cómo el conductor del todoterreno que presuntamente causó el accidente se quejaba de sus heridas (un golpe en la cabeza y molestías en la clavícula). Fue entonces cuando no pudo evitar su indignación y le espetó: «No te quejes, que con la que has liado por lo menos estás vivo».

El supuesto infractor se encaró con José, que afirma que mostraba signos evidentes de haber ingerido alcohol. Tuvieron que acudir algunos voluntarios que presenciaron la escena para que la discursión no llegara a más. «Déjale, déjale», le aconsejaron.

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Una vez que los efectivos policiales y de emergencias se ocuparon del suceso, José comentó el incidente con otras personas que también se encontraban atrapadas en la carretera debido al accidente y que se mostraron indignadas igual que él con la actitud del presunto culpable de la catástrofe.

Al parecer, el conductor de todoterreno se desplazaba a gran velocidad por la carretera y son varios los testigos que afirmaron ser adelantados por la derecha por el presunto causante del siniestro. Un ciudadano peruano explicó que él circulaba en el carril central a 110 kilómetros por hora y que el todoterreno le adelantó por la derecha a una velocidad mucho mayor.

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El accidente ocasionó retenciones durante varias horas. Antonio Guerrero, un taxista que transportaba a una pareja hasta el aeropuerto, fue unos de los muchos que se quedaron atrapados sin saber qué ocurría y no pudo llegar a su destino. Aunque se bajó para ayudar, la policía, que llegó con celeridad, ya no permitía el paso. Sin embargo, muchos conductores que circulaban en sentido contrario, seguían parándose para prestar auxilio a los heridos.

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