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El trabajo de la desalinizadora mejora la calidad del agua y la sitúa en los parámetros exigidos por Sanidad y Consumo

Melilla ha recogido durante muchos años agua de pozos que, al estar sobreexplotados, han visto cómo sus niveles freáticos se han ido reduciendo

SUR |

Miércoles, 20 de febrero 2008, 09:12

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La puesta en funcionamiento de la desalinizadora de Melilla ha supuesto una significativa mejora en la calidad del agua potable que se distribuye en la ciudad, cumpliendo con los principales parámetros que establece el Ministerio de Sanidad y Consumo en su Real Decreto del Agua 140/2003.

Según los datos facilitados por la Consejería de Medio Ambiente a Efe sobre las características del agua de los depósitos generales de la ciudad, sus valores de conductividad, oxidabilidad y cloruros superaban hasta principios de este año los límites fijados, aunque se situaban dentro de unos márgenes de exención.

Tras la puesta en marcha de la desalinizadora, se ha conseguido que la salinidad del agua, que se mide a través de la conductividad y los cloruros disueltos, haya pasado de 4.060 microsiemens (µS) a 597 en el primer parámetro, cuyo límite es de 2500 µS; y de 1212 miligramos por litro de cloruros a 96,5, teniendo margen hasta los 250 mg/l establecidos en el decreto.

Melilla ha recogido durante muchos años agua de pozos que, al estar sobreexplotados, han visto cómo sus niveles freáticos se han ido reduciendo mucho y perdiendo calidad el líquido que contenían.

"A esto se le ha sumado también el intrusismo del agua marina, que hizo que los niveles de conductividad se dispararan en menos de diez años de 2000 µS a más de 4000", han precisado fuentes técnicas de la Consejería.

El único valor que continúa por encima de lo propuesto por Sanidad es el de oxidabilidad, situación que se debe a la dureza natural de las aguas de la región, que provienen de acuíferos calizos.

En este sentido, el agua de Melilla está a 1,7 miligramos de óxigeno por litro sobre el límite, aunque el Ministerio no lo considera negativo para el consumo humano.

"La incorporación de la desalinizadora ha ayudado a reducir estos niveles en cerca de un cincuenta por ciento, pues hemos pasado de 6,5 mg/l O2 a 3,2", añaden desde Medio Ambiente.

El resto de elementos significativos, como la turbidez, el pH o los nitratos siempre se han mantenido dentro del rango marcado por la normativa, aunque también han registrado algunos cambios.

La turbidez del agua se ha reducido a la mitad, pasando de 0,8 Unidades Nefelométricas de Formacina (UNF) a 0,4, siendo el valor límite de 1 UNF.

Por otro lado, los nitratos nunca han supuesto un riesgo en la ciudad autónoma, pues la escasez de cultivos con uso de abonos siempre ha mantenido el índice por debajo de los 50 mg/l, aunque con la puesta en marcha de la desaladora, la cantidad apenas llega a los 2,3 miligramos.

Finalmente, el pH, que mide la acidez del agua, registra un leve incremento, llegando a 8,4 unidades, pero se sigue estando dentro del margen situado entre los 6,5 y los 9,5 marcados por el Real Decreto del Agua.

Estos datos aportados por el Laboratorio Municipal demuestran que el agua en Melilla, dentro de su dureza natural, ha experimentado una importante mejoría desde la puesta en marcha de la desaladora, ciñiéndose más a los límites que se ponen desde el Estado.

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