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Experiencia. Enrique Consuegra, que regenta la librería Códice, lleva más de media vida dedicado al negocio del libro de segunda mano.
Segundas lecturas
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Segundas lecturas

Internet relanza el sector del libro antiguo y de ocasión, que pone a disposición de los aficionados más de un millón de títulos de céntimos a miles de euros

TEXTO: MARINA MARTÍNEZ

Domingo, 17 de febrero 2008, 11:29

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EL olor les delata. No es desagradable, todo lo contrario. Ese 'perfume' que destila el papel atrae. Y no sólo el nuevo. El que ya acumula años a sus lomos también tiene su encanto. Para muchos, más aún si cabe. Si no que se lo digan a los propios libreros, que hoy en día, cuando los índices de lectura no están en su mejor momento, le siguen sacando partido a los miles de títulos usados y de ocasión que abarrotan las estanterías de sus establecimientos. Porque las nuevas tecnologías han hecho mella en la cultura tradicional del lápiz y papel, pero también ha facilitado el trabajo. De hecho, Internet ha abierto una gran puerta en el sector del libro de segunda mano. Tanto que las ventas virtuales representan ya entre un 15 y un 30 por ciento del total, según las estimaciones de Felipe Carlos Martínez Prieto, gerente de www.librerosdeviejo.com -que agrupa a 157 librerías y un millón y medio de títulos- y organizador de las ferias del libro antiguo de otoño de Madrid y del 38º Congreso Mundial de Librerías Anticuarias.

Con sólo teclear en Google las palabras clave, aparecen numerosas páginas dedicadas exclusivamente a la compra-venta de publicaciones antiguas y de ocasión. www.librosdesegundamano.com y www.iberlibro.com son algunas, además de Abebooks.com, para títulos en otros idiomas.

«Internet es la panacea del libro antiguo. No sólo ha hecho posible que muchos libros olvidados encuentren compradores, sino que ha racionalizado el mercado, haciendo más objetiva la compra-venta de ejemplares», asegura Martínez Prieto, para quien, no obstante, la Red también tiene un lado negativo: empieza a eclipsar a las ferias, principales puntos de encuentro y promoción del gremio. «Este tipo de eventos sirven para exponer una oferta mayor de la habitual en cada localidad, pero con el auge de Internet se ha notado un empeoramiento en cuanto a ventas y número de visitas», advierte mientras ultima su nueva web del libro hispano, en la que incluirá también títulos nuevos.

Encargos específicos

A estas ferias acuden muchos bibliófilos en busca de reliquias u obras muy específicas, pero también hay quien se pasea por si 'cae' algo. Lo mismo ocurre en los comercios. En algunos, casi no cabe un alfiler en los estantes. Esto explica la habilidad con la que los propietarios se mueven por ellos. Como Pedro por su casa. Y nunca mejor dicho, porque, para muchos, es un segundo hogar. Enrique Consuegra, por ejemplo, lleva más de media vida en el gremio. Regenta la vicepresidencia de la Asociación de Libreros de Antiguo de Málaga desde su librería Códice, una de las que componen la apenas decena que existen en la capital.

Allí comparten espacio desde clásicos como Dostoievsky y Dickens a los más recientes libros de autoayuda, según indica, los que más se venden en la actualidad, junto a las novelas históricas y los volúmenes de temas locales. En este caso, Consuegra constata la ventaja de Internet: «Permite dar salida a libros muy específicos de una localidad que llevaban mucho tiempo en el almacén», aclara el propietario de Códice, que ha recibido encargos hasta de México.

Y es que en el catálogo de este tipo de librerías hay donde elegir. De media, sus fondos rondan los 20.000 títulos. Algunas, además, también venden postales, revistas, CD y cómics. En torno a 30.000 de estos últimos atesora Francisco Soler en su almacén. Ya no le queda espacio en su librería, Abadía, en calle Comedias. A su juicio, es una señal de que el negocio goza de «buena salud». Para muestra, los clientes que siguen llamando a su puerta tanto para vender como para comprar. No hay que olvidar que la principal fuente de la que se nutren estos establecimientos son los particulares. Ya sea por falta de espacio, por fallecimiento o por mudanza, son muchas las personas que se deciden a ganarse un dinero extra desprendiéndose de todo tipo de libros.

Buena parte se hace a domicilio. El librero visita la casa en cuestión, examina los ejemplares y hace la tasación. En el caso de los libros recientes, lo habitual es que se pague la cuarta parte de su precio de mercado y luego se venda a la mitad. En los libros antiguos, entran en juego otro tipo de valoraciones. Como precisa Miguel Ángel García, de la veterana librería Mata, lo primero que hay que tener en cuenta es el autor y el título. Lo siguiente será comprobar el estado de conservación de la obra, así como su encuadernación (los más valiosos están confeccionados a mano, cosidos en lugar de pegados) y su rareza.

Depende de la edición

«'Quijotes', por ejemplo, hay muchos; en principio, no tiene interés, pero si es una edición especial, del siglo XIX, la cosa cambia», comenta este joven, que se mueve a diario entre libros desde el siglo XVIII hasta novedades recientes, del año pasado. Eso sí, aún se sorprende de algunas peticiones. «Es muy normal que vengan buscando algo concreto. A veces, preguntan por libros muy extraños, desde uno sobre la cría del canario hasta otro muy curioso sobre la historia de las tijeras», recuerda García, que ya no ve tanto interés por las obras de consulta. Lo achaca a Internet. «Es más fácil y cualquiera tiene hoy en día acceso», considera. A pesar de ello, confía en las nuevas tecnologías, porque también en Mata han notado el incremento de ventas a través de la Red. «Sobre todo, de los libros más especiales y caros», observa.

Precisamente, esa es una falsa creencia. Muchos piensan que el libro antiguo es una joya que se paga a precios desorbitados. No andan por mal camino, pero no siempre es así. Hay primeras ediciones de títulos clave como 'La familia de Pascual Duarte' o 'La Colmena' que se pueden adquirir a precios populares. Es más, ediciones con encuadernación artesanal o piel pueden oscilar entre 30 y 50 euros.

Eso en el caso del libro antiguo, que, en ocasiones, también puede llegar a alcanzar miles de euros. El de ocasión es más económico. Enrique Consuegra, sin ir más lejos, ofrece lotes de tres libros por un euro. De ahí, para arriba. Hasta 600 euros es fácil encontrar en cualquier librería de segunda mano.

El problema es la falta de hábito. «En España no hay cultura del libro antiguo. En el resto de Europa, hay más reconocimiento social, la gente acude antes al libro de segunda mano que al nuevo», puntualiza Martínez Prieto. Al fin y al cabo, como apunta, ambos se retroalimentan, de forma que el libro nuevo «necesita al de segunda mano para subsistir». No hay que olvidar que entre las obras de ocasión hay títulos aún vivos. Ya sea la saga de 'El capitán Alatriste' como 'Hamlet'. En Biblos, de hecho, aseguran que venden cada vez más obras de lectura y libros de texto para estudiantes.

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