Borrar
SUR DE EUROPA

El anónimo

La mayoría de los tres mil anónimos que recibí eran vulgares y agresivos. Otros, muy correctos, hubieran merecido el honor de una firma. Algunos, por fin, tenían calidad literaria; estos los conservo amorosamente

PEDRO APARICIO

Sábado, 27 de octubre 2007, 03:22

ESE nuevo método para comunicarse, consistente en teclear palabras y enviarlas 'en tiempo real' a su destinatario mediante un leve movimiento del índice, ha conseguido recuperar la afición epistolar de tres generaciones. Sólo los mensajes de amor y los de odio -grupo éste al que suelen pertenecer los anónimos- pierden fuerza con el correo electrónico; ambos géneros necesitan latir sobre un papel escrito.

Recibí muchos escritos anónimos mientras viví en el escaparate de la alcaldía. Un miembro del equipo los contó hasta el final; fueron más de tres mil (¿casi cuatro por semana!). La mayoría eran vulgares, agresivos. Otros, correctos, hubieran merecido el honor de una firma. Algunos, por fin, tenían calidad literaria; estos los conservo amorosamente. Ordenando papeles -es mi cruel destino-, recupero uno que quiero compartir con mis lectores. Es un excelente soneto; tan bueno, que me sobran dedos en una mano para contar las personas que en la Málaga de 1982 eran capaces de escribirlo, así que sospeché enseguida quién era su autor. Pero, quienquiera que fuese, aquel soneto anónimo merece ser publicado, tras recordar el episodio que lo originó.

El primer domingo de la Feria de agosto, el periódico SUR publicó un artículo titulado 'Treinta y la Lola'. En él se exaltaba 'La Pringá', peña formada por una mujer y treinta hombres (entre ellos, por cierto, varios amigos míos). El artículo describía enardecidamente el éxito multitudinario de la 'romería urbana' a la Virgen de la Victoria, ideada y organizada por dicha peña. La buena prosa del articulista no evitaba un aluvión de «vellos de punta», «lágrimas en los ojos», «malagueñismo auténtico» y demás acervo del populismo local. Nada que objetar por mi parte, hasta que dos días después, en el órgano barroco de una fresca y acogedora Catedral, Victoriano Planas dio un concierto público, como un acto más de nuestra semana grande. Asistimos al concierto ¿nueve personas! Decepcionado, escribí para el mismo periódico otro artículo que titulé 'Nueve y Victoriano' y subtitulé 'Plegaria para los momentos de tribulación'. Mis líneas comparaban amargamente tanto desinterés musical con tanto entusiasmo pringoso. Aquel artículo me costó el enfado de los miembros de 'La Pringá'. Años después me perdonaron, y volví a ser amigo de quienes antes era amigo. Entre ellos el autor de 'Treinta y la Lola'.

Pues bien, tras la publicación de mi artículo, recibí un perfecto, maléfico y anónimo soneto que en este momento ve la luz, veinticinco años después de haber sido escrito: «Era un corregidor atribulado; / eran nueve, no más, y el organista / que, nunca mejor dicho, fue el solista / en un templo vacío y desolado. / Plegaria de un alcalde avergonzado / se publica en la prensa localista, / mostrándose indignado y pesimista / ante un pueblo tan ruin e incultivado. / No se enoje, don Pedro, pues lo mismo / que esta gente prefiere a Lola Flores / al mismísimo Bach que aquí bajara, / prefirió así también el socialismo, / de acuerdo con su escala de valores, / y a usted le concedió poltrona y vara». Lo firma 'Un malagueño'. El estacazo político y personal que me propina, explica la anonimia y actúa quevedescamente como núcleo satírico de la composición.

Conservo otros sonetos -siempre les tuve devoción- de aquellos años. Todos, naturalmente, con el nombre del autor. Alguno tan ilustre como el de Alfonso Canales, que me envió un gran soneto suyo contra las palmeras, un día después de que yo, en una entrevista, declarase mi aversión hacia esas odiosas plantas. Los de Juvenal Soto y Joaquín Fernández son, también, piezas importantes de mi colección... En cuanto al que más arriba reproduzco, crece mi gratitud hacia su desconocido autor porque me ha escrito la sexta parte de este artículo. Y, además, la mejor.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur El anónimo