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SUEÑO. Galdós visitó la cuna de Shakespeare en solitario en el año 1889.
El viaje de Galdós a los orígenes de Shakespeare
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El viaje de Galdós a los orígenes de Shakespeare

El escritor español cumplió uno de sus sueños al visitar la ciudad donde nació el autor de 'Romeo y Julieta'

PPLL

Lunes, 17 de septiembre 2007, 03:46

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EN septiembre de 1889, el escritor Benito Pérez Galdós (1843-1920) tomó un tren en Newscastle, Inglaterra, para realizar un viaje que planeaba desde hacía años: visitar la casa de Shakespeare en Stratford-on-Avon. Y la peregrinación de aquella aventura en busca de las huellas de uno de los grandes genios de la literatura universal ha sido rescatada ahora por la editorial Rey Lear en el libro 'La casa de Shakespeare'.

Este volumen recupera también, a modo de prólogo, el capítulo que Galdós dedicó a Inglaterra. El escritor canario refleja en él la admiración que siempre sintió por la literatura y la organización política de Gran Bretaña, lo que pone de manifiesto su curiosidad intelectual, a la vanguardia de la mayoría de los escritores europeos de su época. «Llego por fin -escribe Galdós- a una comarca totalmente distinta de la Inglaterra de Birmingham, Manchester y Leeds. Han desaparecido las chimeneas y ese humo que agobia el espíritu del viajero. Penetro en un país risueño, más agrícola que industrial. No más talleres, no más hornos. La pesadilla parda se disipa, y el humo, que todo lo entristece, se va quedando atrás».

Las impresiones sobre aquel viaje fueron publicadas por primera vez en 1906, dentro del volumen 'Memoranda', que incluía también otros textos sueltos. Lo editó Sucesores Hernando y se pusieron en circulación mil ejemplares.

En solitario

La visita a la cuna de Shakespeare la realizó solo, sin su habitual compañero de expediciones, Pepe Alcalá Galiano, nieto del político y escritor Antonio Alcalá Galiano, quien había residido siete años en Gran Bretaña huyendo de las iras de Fernando VII. Los dos amigos ya habían ido juntos a Inglaterra en 1883, el mismo año que rechazaron la candidatura de Galdós a la Real Academia de la Lengua.

«Ya quisieran nuestras presumidas capitales del mediodía -anota el autor de 'Fortunata y Jacinta'- tener una administración local que se asemejase a esta poblacioncita semioculta en un rincón de Inglaterra. Los servicios municipales son aquí tan esmerados como en los mejores barrios de Londres. Basta dar por las calles de Stratford un paseo, en el cual no se emplea más de media hora, para comprender que nos hallamos en un pueblo donde las leyes reciben el apoyo y la sanción augusta de la costumbre».

Y unas líneas después: «En Stratford se encuentran tiendas tan bellas como las de Londres, y el vecindario que discurre por las calles tiene el aspecto de la burguesía londinense. Por ninguna parte se ven los cuadros de miseria que suelen hallarse en las ciudades industriales, ni las turbas de chiquillos haraposos, tiznados y descalzos que pululan por los 'docks' de Liverpool o en el Quayside de Newcastle. El bienestar, la comodidad, la medianía placentera y sin pretensiones, se relevan en las calles de Stratford. Es algo como el olor de la ropa planchada, que brota de la patriarcal alacena en esas casas de familia, más bien de campo que de ciudad, donde reinan el orden tradicional y la economía, que se resuelven en positiva riqueza».

Otros breviarios de esta colección son: 'Los 38 asesinatos y medio del castillo de Hull', de Enrique Jardiel Poncela; 'El juicio de Dios', de Von Kleist, y 'Tan bonita, Margarita, tan bonita como tú...', de Rubén Darío.

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