Los Lagos, la cuesta de la televisión

Lo mejor es preguntar. ¿Cuál ha sido la mejor Vuelta de la historia? El pelotón responde. «La de 1983». Aún rebotan las imágenes de Marino Lejarreta en el estreno de los Lagos de Covadonga y también el eco bronco de Hinault en Serranillos, con Gorospe asumiendo su condición de humano. La Vuelta ha sido siempre una carrera de memoria fragil. Hubo otras Vueltas igual o más eléctricas. Pero laten hibernando en el olvido. Carrera desmemoriada.

Es como si todo hubiera comenzado en Covadonga. Reconquista. La primavera de 1983 fue fría. Invadida por el invierno. Nevó en Viella. Heló en Campoó. Llovió siempre. La única luz amarilla la pusieron los 'maillots' del equipo Renault. Los de Hinault, Fignon y Greg Lemond, entones socios. Marino Lejarreta, Alberto Fernández, más Pino, Chozas, Rupérez, Pedro Muñoz y los recién llegados Gorospe y Delgado, les hicieron frente. La televisión asistió en directo. Ventana al éxito.

Marino fue el primero en los Lagos. Luego le sucedieron Dietzen, Delgado, Millar, Herrera, Pino, Rincón, Jalabert, Tonkov, Zintchenko, Mercado y Eladio Jiménez. El martes habrá otro nombre en la lista del gran templo de la Vuelta. De la carrera que ha quemado los archivos de Berrendero, de Poblet, de Loroño, de Ocaña... De la Vuelta que rodaba antes de la televisión.