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FOTÓGRAFO. A pesar de que odia ser fotografiado, Rafael Díaz posa en plena calle Larios de la capital. / SALVADOR SALAS
Rafael Díaz, fotógrafo de la agencia EFE: «Creo que le hubiera hecho muy buenas fotografías a Picasso»
LA GRANIZADA

Rafael Díaz, fotógrafo de la agencia EFE: «Creo que le hubiera hecho muy buenas fotografías a Picasso»

Nació en Ronda hace 55 años / Llegó a Málaga en 1971 / Ha trabajado en 'Sol de España' y EFE / Ha recorrido medio mundo haciendo fotos en Mundiales de fútbol, Olimpiadas, cumbres de jefes de Estado y grandes eventos.

UNA ENTREVISTA DE

Martes, 24 de julio 2007, 03:58

a primera fotografía que hizo en su vida, ¿se acuerda usted?

No. Sí me acuerdo que empecé a trabajar, con ocho o diez años, en el estudio que tenía mi padre, por lo que supongo que la primera foto la haría a alguna persona que acudiera por allí. Lo que sí tengo muy presente en la memoria, es que las primeras fotos las hice con una máquina grande de madera.

¿Cuándo empezó a trabajar profesionalmente en el mundo de la comunicación?

Fue hacia finales de los sesenta. Empecé a colaborar desde Ronda con el ABC de Sevilla y el Ideal de Granada, enviándoles fotos de la feria, la Goyesca,...

¿Desde siempre quiso ser fotógrafo?

No es que yo quisiera ser fotógrafo, es que yo nací en un estudio de fotografía y en un ambiente impregnado de cámaras, objetivos y líquidos para revelar. Dicen que profesionalmente uno nace o se hace, en mi caso, las dos cosas.

¿Cómo se ve el mundo a través de una cámara fotográfica?

Igual que sin cámara. Lo que ocurre es que por tu profesión debes estar muy atento para captar el momento justo en el que ocurre la noticia. Si sucede algo y estás despistado, milésimas de segundo después ya no hay fotografía. Ahora, con los adelantos tecnológicos, se dice que las máquinas lo hacen todo, pero el fotógrafo siempre será necesario: primero para elegir el momento de hacer la foto y, segundo, para apretar el botón de la cámara.

Hablando de cámaras, ¿usted las colecciona?

Sí. Tengo guardadas todas las que he tenido en mi vida y algunas más, la mayoría de mi padre. No sabría decir cuántas tengo, pero sí poseo un museo en mi casa, donde la más antigua es una cámara de 1890. Además, hay una a la que le tengo mucho cariño y es aquella de madera con la que hice mi primera fotografía.

Mucho han cambiado las cosas a la hora de hacer fotos.

Este es un mundo que ha evolucionado como todo en la vida, y en muchos aspectos para bien. Hay otros en los que no. Ahora, en el mundo de periodismo, todo vale y cualquiera se considera periodista y cree que todo vale para conseguir una foto.

¿Echa de menos los viejos carretes?

Técnicamente no, porque hemos mejorado. El sistema digital es mucho mejor que el analógico. Lo que sí recuerdo es el trajín que teníamos antes para revelar las fotos y la incertidumbre cuando hacías unas foto y no sabías si la habías hecho bien o mal o si tenías o no la foto de tu vida.

¿Cuántas fotografías ha hecho en su vida profesional?

No las he contado, pero serán miles y miles. Llevo 37 años trabajando, día a día, en los medios de comunicación.

De todas ellas, ¿hay alguna o algunas a las que le guarde un especial cariño?

Hay varias. Una de ellas la capté en Bariloche, en Argentina, durante una Cumbre Iberoamericana de jefes de estado y de gobierno. Era una foto de Fidel Castro junto al Rey; cuando la hice no me di cuenta, pero al revelarla en la foto aparece un efecto óptico en que parece que Castro le mete los dedos en el ojo al Rey. Esa foto fue portada de muchos periódicos nacionales. Otra de las fotos a las que le tengo un especial cariño es con la que gané el Premio Andalucía de Periodismo al principio de los 90: durante el bloqueo del puerto de Algeciras por los pescadores capté el momento en que desde un barco, un marinero besaba a su esposa en el muelle.

¿Cuál foto no le hubiera gustado hacer?

La del accidente del avión Spantax en Málaga, al principio de los ochenta, donde hubo más de medio centenar de muertos. Aún hoy, cuando hablo de ello siento el olor del humo y los cuerpos carbonizados. Aquello era impresionante. En aquel momento, cuando estás allí no te das cuenta de la magnitud de la catástrofe, sólo tienes la vista y la mente puesta en el trabajo; al cabo de las horas y los días te das cuenta de la tragedia.

¿A quién le hubiera gustado hacerle una fotografía?

Cuando Picasso murió en Francia, un reducido grupo de malagueños fue al entierro. Entre ellos, uno hizo una fotografía y me la dio para que la publicase en Sol de España. En ese momento pensé que a mí me hubiera gustado hacerle una fotografía a Picasso. Creo que le hubiera hecho muy buenas fotos.

¿Qué es lo más llamativo que ha hecho para conseguir una foto?

(Silencio). Estar andando, durante cuatro o cinco horas, perdido por una sierra buscando una avioneta que había tenido un accidente.

El fotógrafo de prensa, ¿está bien valorado y reconocido?

Antes éramos de segunda o tercera división. Ahora se nos respeta más y se nos tiene más en consideración. Además, estamos más equiparados laboral y económicamente con los redactores.

¿Usted es fotogénico?

No. Ni quiero que me hagan fotos, las odio.

La que sí es fotogénica es su ciudad natal, Ronda.

Yo, que por mi profesión he recorrido casi todo el mundo trabajando, siempre he dicho, y lo mantengo, que Ronda tiene una luz especial y única, que no existe en ningún otro lugar.

¿Aún le siguen llamando 'El niño', como cuándo llegó a Málaga?

(Risas). Los veteranos aún sí. Me lo pusieron porque cuando llegué venía en pantalones cortos y decían: 'Que haga la foto el niño este'.

Y ahora, con tantos años de experiencia, ¿le pesa mucho la responsabilidad a la hora de hacer una fotografía sabiendo que se espera mucho de usted?

Soy yo el que me esmero aún más, cada día, por hacer cosas mejores y distintas. No me he quedado estancado. No tengo la ilusión de una persona de veinte años, pero me esmero en hacer las cosas bien.

Después de tantos años en los medios de comunicación, ¿nunca le ha tentado escribir?

(Silencio). Con eso tengo, no una espina, sino una tranca clavada en el alma. A mí lo que más me gustaría en la vida es poder escribir y plasmar en un papel lo que pienso y siento. Eso es lo que más me gustaría... y saber inglés. (Risas).

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