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MILENIO

Literatura y política

JUAN TEBA

Viernes, 29 de junio 2007, 16:26

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F Finalizó el debate parlamentario señero del curso político andaluz con dos toques de calidad; ambos, con el 'copyright' de la portavoz popular, Teofila Martínez, muy agresiva y contundente durante todo el ceremonial dialéctico de las Cinco Llagas. Y fue al final, como en las mejores obras narrativas, concretamente en el capítulo de las conclusiones y propuestas de su grupo: Martínez acusó a Chaves de haber desarrollado en la Cámara un «discurso virtual» en cuanto a la realidad andaluza, y no satisfecha con tan alta calidad de precisión, añadió: «una especie de 'second life', señor Chaves». Algunos nos quedamos pasmados.

Porque un 'second life' o segunda vida era, hasta ayer mismo, propio de un activo practicante de la vida galante, o, incluso, el intricando e íntimo mundo de un escritor, envuelto, en el doble plano de la insoslayable realidad cotidiana y en la compleja angustia del escritor que inventa y construye mundos ficticios en busca de respuestas vitales. Pero Chaves no dio señales de comprensión y agradecimiento. Ni nadie de su grupo.

Y tomándole el relevo a la señora Martínez, subió al estrado de oradores la portavoz de IU-CA, señora Concha Caballero, para afirmar que la VII Legislatura que va finalizando ha sido «una pérdida de tiempo» por parte de la mayoría socialista. Una frase que no hubiese tenido ningún tipo de encaje ni de sentido en este debate parlamentario si a principios del pasado siglo, un monstruo del pensamiento literario llamado Marcel Proust no hubiese invertido catorce años de su vida en escribir su inmortal obra «En busca del tiempo perdido».

Concha, Concha. Es que Concha Caballero, profesora, por cierto, debió de sentirse celosa con los toques de calidad de Martínez y debió acordarse de Proust, aunque, tal vez, no. ¿Por qué? Pues porque lo que proponía Proust, a su manera, es que el tiempo se transforma y el ser humano perece; a partir de aquí, Proust ofreció en su obra señera toda clase de variantes, posibilidades, recetarios, coartadas e incluso leyes físicas para explicar o justificar lo que en un tiempo posterior reflexionaría Milan Kundera sobre «la insoportable levedad del ser».

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