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EL MIRADOR

El Rey sin magnetismo

Necesita prestigio, pero eso no llega con discursos de Nochebuena, un género sobrevalorado en los medios

TEODORO LEÓN GROSS En twitter: @teoleongross

Miércoles, 26 de diciembre 2012, 03:01

El Rey ha perdido magnetismo. Tiene muy agotada la química escénica, ese feeling invisible que conecta con el público. Como el cantante acostumbrado a ... vender discos de platino cuyo último álbum, de repente, se acumula en los almacenes del fracaso; o ese actor taquillero de pronto convertido en un juguete roto del olvido; o incluso el político de antiguas mayorías absolutas ahora perdedor. El magnetismo se pierde. Y el Rey, que tenía aura, ahora apenas parece un cónsul europeo, quizá de Liechtenstein, aficionado a las cacerías en África. Su discurso de Navidad resultaba, como diría Sartre, una 'pasión inútil'. Ya fuese traducido a todas las lenguas, subtitulado en euskera o en bable, pasado por YouTube o con el tam-tam de las tribus ibéricas, el discurso no daba. Sin magnetismo es imposible. Y en la sociedad del espectáculo perder el magnetismo probablemente sea peor que perder la razón.

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