Condenadas a 550 euros por llamar puta y gorda a una chica en Tuenti

Los hechos se produjeron durante el mes de junio del pasado año. Las dos jóvenes comenzaron a insultar a través de Tuenti a la víctima con la que habían llegado a tener relación de amistad cuando se enteraron de ésta que mantenía una relación sentimental con la expareja de una de ellas.

La sentencia explica que ambas utilizaron Tuenti para insultarla con expresiones como «gorda, que te gusta mucho pedir 'fiao'», «él las prefiere muy muy gordas, super gordas», «me río de ti en tu cara payasa», «sobre la gorda fea», «puta», «muerte a la gorda, la voy a arrastrar la cabeza, que no la va a reconocer ni su puta madre».

La víctima denunció los hechos y se celebró de forma inmediata una juicio de faltas en el que las dos jóvenes resultaron condenadas a pagar, una 400 euros por dos faltas de injurias y de amenazas y otra a pagar 150 euros por otra falta de injurias.

Una de las jóvenes recurrió la sentencia a la que le condenó el Juzgado de Instrucción número 10 de la capital ante la Audiencia de Málaga, que ha ratificado la resolución que se basa, sobre todo, en la declaración de la víctima, la prueba de los mensajes, y en el reconocimiento que la propia chica ante el juez de que escribió los mensajes injuriosos.

Casi la mitad de los delitos y faltas de injurias o calumnias que investiga la policía se cometen ya en redes sociales. Se trata de un terreno abonado para el acoso y el insulto. También para los viejos timos de siempre o las suplantaciones de personalidad gracias al supuesto anonimato que proporciona Internet que, por cierto, siempre deja rastro, según los expertos.

Los delitos cometidos en las redes sociales han crecido de forma exponencial y se sitúan ya en el tercer puesto de los casos abiertos por la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía (BIT), solo por detrás de la pornografía infantil o las estafas que se perpetran en Internet.

Perfil falso

A finales del año pasado la policía imputó a una joven malagueña por fabricarse un perfil falso también en Tuenti con las fotos e imágenes de otra chica. En la red se presentaba como una mujer desinhibida y se reconocía homosexual. El personaje ficticio que creó a costa de las imágenes de la víctima se había hecho popular y, incluso, había conseguido numerosas amistades, la mayoría chicas.

La víctima, al descubrir que su imagen aparecía en ese perfil con otra identidad, denunció el caso y la policía rastreó el caso hasta descubrir la dirección IP del ordenador desde el que se alimentaba esa cuenta de Tuenti. Paradójicamente, la impostora era una joven que había sido presentada a la perjudicada por un familiar.