El debate de la 'espantá'
PP y PSOE sembraron la incertidumbre durante las horas previas al no aclarar si irían o no las número uno de la lista al Congreso Celia Villalobos y Trinidad Jiménez no acudieron a Canal Sur
ANTONIO M. ROMERO
Jueves, 10 de noviembre 2011, 11:47
A lo largo de la historia de la tauromaquia, algunos diestros -especialmente aquellos catalogados de artistas- protagonizaron sonoras 'espantás' en tardes relevantes. Ayer quienes ... no dieron la cara ante la ciudadanía fueron dos veteranas políticas, la popular Celia Villalobos y la socialista Trinidad Jiménez, que no acudieron al debate organizado por Canal Sur televisión (se emitirá hoy a las 23.30 horas). Una decisión que frustró la, quizás, única oportunidad en esta campaña de que las cabezas de lista al Congreso de los dos partidos más relevantes se vieran las caras.
La responsabilidad recayó definitivamente en el número dos de la candidatura del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla; el tercero de la lista del PSOE, José Andrés Torres Mora; y el cabeza de cartel de IU, Alberto Garzón. La coalición de izquierdas ha sido el único partido que no ha puesto ningún impedimento al formato de debate a tres bandas ni a la estructura del mismo.
Las horas previas a la celebración del encuentro adquirieron tintes esperpénticos dignos de la pluma de Valle-Inclán. El martes, tras un cruce de cartas entre los coordinadores de campaña de PP y PSOE, Margarita del Cid y Daniel Pérez, respectivamente, con ultimátum incluido, trascendió que Villalobos no acudiría y sería sustituida por Moreno Bonilla.
En la mañana de ayer, los acontecimientos se precipitaron y, como si fuera el juego del gato y el ratón, socialistas y populares jugaron al despiste. En el cuartel general del PSOE acordaron que el debate tendría que ser entre los números uno de las listas al Congreso y si no iba Villalobos tampoco lo haría Jiménez. En ese momento, el equipo de campaña y los asesores socialistas empezaron a trabajar con diferentes opciones a la hora de plantear el debate. Ya al mediodía se decidió que fuera José Andrés Torres Mora, quien, deprisa y corriendo, tuvo que prepararse para el envite.
A las mismas horas en el cuartel general de los populares, según las fuentes consultadas, se trabajaba con la posibilidad de que Villalobos cambiase de parecer y finalmente acudiera al debate. Fuentes consultadas por este periódico reconocieron que la exministra y exalcaldesa de Málaga había comentado en su entorno que estaba meditando acudir al plató de Canal Sur y debatir con la actual ministra de Exteriores. Finalmente, mantuvo su posición inicial y a mediodía se le podía ver relajada tomando un vino en un restaurante del centro histórico de la capital.
Doble juego
Eso sí, en un doble juego y cara a la galería cuando los periodistas le preguntan a ambas políticas se muestran firmes partidarias de debatir, aunque cuando llega la hora no lo concretan con hechos. En este sentido, Trinidad Jiménez seguía este miércoles retando de nuevo a Villalobos a mantener un cara a cara. «Le emplazo de nuevo a que diga qué fecha le viene bien y cómo quiere realizar ese debate», subrayó.
Sobre este asunto, incluso, se pronunció el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, de visita en la provincia, quien mostró su sorpresa por el hecho de que Villalobos no acudiera al debate. A, a su juicio, es una «demostración evidente» de que el PP no está dispuesto a explicar a los ciudadanos su programa electoral.
Desde las filas populares, por su parte, se limitaron a manifestar que la propuesta de Canal Sur era que podían acudir los números uno, dos o tres de las listas al Congreso de los Diputados y que se había optado por Juan Manuel Moreno Bonilla. Asimismo, durante el proceso negociador, el PP se quejó de que el formato planteado por la televisión pública andaluza otorgaba tres cierres de bloques a los socialistas y solo uno a los populares.
Hasta casi una hora antes de la grabación del debate no se despejaron las dudas, es más hubo que esperar a que fueran llegando a Canal Sur Televisión, que en Málaga está situado en la antigua N-340. Los periodistas hacían quinielas en la puerta para ver quién era el 'elegido'. Y con la expectación, ninguno los esperó en el sitio habilitado para la prensa con mucho mimo.
El primero en llegar, que era el único que estaba asegurado, fue el cabeza de lista por IU, Alberto Garzón, que ya entró diciendo que él iba a debatir «con quien le tocara», como decían en su partido. Pero, una vez en el programa, que se emitirá hoy, dejó traslucir su frustración por no poder hacerlo con los números uno del PP y el PSOE, aunque mostró todos sus respetos a los que habían acudido.
El segundo en llegar fue un inesperado José Andrés Torres Mora, que ni él mismo se veía hasta el mediodía en la tesitura. «Pero tengo una velocidad muy rápida escribiendo; las ideas ya las tengo en las yemas de los dedos así que me lo he preparado deprisa y corriendo», explicó antes del encuentro.
Sólo faltaba la última pieza del puzzle, que fue el candidato número dos al Congreso de los Diputados, Juan Manuel Moreno Bonilla. Él llegaba pensando que su contrincante en el debate sería Miguel Ángel Heredia (número dos del PSOE) y se mostró muy sorprendido. «¿Cómo, pero no viene Miguel Ángel? ¿Le da miedo debatir conmigo?», preguntó en tono humorístico. Como contrapartida, los asesores del PSOE criticaron ya dentro que Celia Villalobos hubiese hecho mutis por el foro para no tener un cara a cara con Trinidad Jiménez, «en el que tenía más que perder que ganar», mientras degustaban un exquisito café con mini-dulces con los que la televisión regional agasajó a los invitados y periodistas.
En fin, el número 1 de Izquierda Unida, el número 2 del PP y el número 3 del PSOE. «Casi como el 1, 2 y 3 de Barrio Sésamo», como decían en tono guasón los 'plumillas', que fueron a cubrir un encuentro muy descafeinado porque Juanma y José Andrés se tienen un especial afecto, aunque luego discrepen en las ideas. «Bueno, Miguel Ángel es más apasionado, diría yo», como argumentó Torres Mora de su compañero, el que Juanma esperaba de contrincante. A lo que éste último puntualizó «apasionado aguerrido». El resultado es que hubo dialéctica, pero sin batalla.
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