Las denominaciones de origen mueven más de 60 millones de euros al año en la provincia
Un total de 64 empresas fabricantes de vino, pasas, aceite y aceituna aloreña mejoran su comercialización gracias a estos sellos de calidad
NURIA TRIGUERO ,
Lunes, 9 de mayo 2011, 12:23
Forman la aristocracia de la gastronomía malagueña. Productos de la tierra que se han ganado a pulso un reconocimiento a su calidad y originalidad, ... plasmado en la etiqueta de una Denominación de Origen Protegida (DOP). Los vinos Málaga y Sierras de Málaga, las pasas de Málaga, el aceite de Antequera, la aceituna aloreña y la chirimoya de la Costa Tropical presumen de haberse convertido en alimentos con nombre propio. Y las ventajas de serlo no se quedan solo en una cuestión de prestigio: el movimiento económico que generan las denominaciones de origen en la provincia supera los 60 millones de euros anuales, según datos recopilados entre los diferentes consejos reguladores.
Un total de 64 empresas elaboran a día de hoy productos con el sello de alguna de las seis DOP que están reconocidas en Málaga; un número que ha aumentado de forma considerable en los últimos años. La repercusión laboral de esta actividad agroalimentaria se traduce en más de 300 puestos de trabajo directos en agroindustrias -a los que habría que sumar los indirectos- y alrededor de 240.000 jornales agrícolas al año.
Para ser exactos, hay cinco denominaciones de origen que son cien por cien malagueñas -las pasas de Málaga, los vinos Málaga y Sierras de Málaga, el aceite de Antequera y la aceituna aloreña-, a las que hay que sumar la de la Chirimoya de la Costa Tropical, que tiene su sede en Granada pero engloba dentro su campo de acción también a la Axarquía.
El vino, pionero
La denominación de origen malagueña más veterana, y también la que más dinero mueve, es la del vino Málaga. Fundada en 1933, comparte desde 2001 consejo regulador con las DOP Sierras de Málaga -que agrupa a los vinos tintos, rosados y blancos- y Pasas de Málaga. De los 18,7 millones de euros que facturaron el pasado año estas tres denominaciones, 12 millones se corresponden con los vinos dulces, 5,3 millones con los vinos tranquilos y 1,4 millones con las pasas. Sin embargo, la correlación de fuerzas está cambiando, ya que en los últimos años están surgiendo nuevas bodegas por toda la provincia -especialmente en Ronda- que se adscriben a la DOP Sierras de Málaga para elaborar tintos de autor. Así, el número de firmas vinícolas inscritas en el consejo regulador alcanza ya las 39 cuando hace apenas tres años no llegaba a las 30, superando las 200 personas empleadas.
La juventud de las otras dos denominaciones hace augurar un fuerte crecimiento de su repercusión económica. Así, la DOP Aceite de Antequera nació en 2005 y su producción calificada de la cosecha de 2009/2010 alcanzó las 2.423 toneladas, generando una facturación de 7 millones de euros. Se trata, pues, de un porcentaje todavía muy pequeño en comparación con el volumen de aceite que produce la comarca.
La más reciente de las denominaciones de origen malagueñas, la de la Aceituna Aloreña, tan solo tiene un año de vida y presume de ser la primera concedida a una aceituna de mesa en España. Por ahora son nueve las empresas fabricantes inscritas en su consejo regulador y el presidente del mismo, Mateo Bellido, asegura que los resultados «ya se están viendo». «Es una puesta en valor de un producto artesano que ya era muy conocido, pero con una categoría inferior a la que hemos alcanzado ahora», afirma. La DOP está empezando -en su primer año ha certificado tres millones de kilos- y el reto de la exportación aún queda lejos, aunque «todo llegará», advierte Bellido.
Valor añadido
La delegada provincial de Agricultura y Pesca, Mónica Bermúdez, destaca el «valor añadido» que aportan las DOP a estos productos malagueños, que «contribuye decisivamente al desarrollo del territorio y a la fijación de la población rural». «Así se refuerza la calidad diferenciada como un valor extra, que incide en un mejor precio y, por tanto, en más beneficios para las empresas y mejor renta para los productores», reflexiona.
Sin embargo, no basta con tener el sello para empezar a vender. Las denominaciones tienen que realizar un intenso trabajo para ser realmente efectivas en la venta de sus productos, sobre todo cara a la exportación. «El principal reto de los consejos reguladores es la mejora de la promoción y la comercialización de sus productos para abrir nuevos mercados y conseguir mejores resultados», afirma Bermúdez.
El objetivo último, el gran premio a este trabajo, es el mercado internacional. En este sentido, los vinos Málaga y Sierras de Málaga son los que más camino tienen andado, con un 40% de su producción exportada.
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