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Un momento del acto de ayer en la UMA. Sólo los profesores universitarios vistieron el traje académico.
Una investidura sin colorido

Una investidura sin colorido

El elevado número de nuevos doctores obliga a modificar el protocolo, se suprime el desfile de la comitiva y los birretes se sustituyeron por una ‘beca’ de color gris

Francisco Gutiérrez

Viernes, 31 de marzo 2017, 00:25

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El tradicional colorido y boato de los actos de investidura de nuevos doctores, con el tradicional desfile que abren los maceros, en traje académico y con los típicos birretes de color, diferente para cada facultad, dio paso ayer a una ceremonia más austera. El curso pasado defendieron su tesis doctoral 646 personas. Aunque a la ceremonia de ayer acudieron unas 300. Pero es un número tan elevado (más del doble del habitual en años anteriores), que la UMA tuvo que simplificar el acto, que aún así se desarrolló en dos turnos. Además del Paraninfo, donde se llevó a cabo la ceremonia, muchos familiares tuvieron que seguirlo por las pantallas de vídeo situadas en el Aula Magna contigua. Los nuevos doctores no lucieron el traje académico habitual en otras ceremonias, y el birrete laureado, que tiene diferente color según la facultad o escuela, se sustituyó por una banda de color gris, la beca. El curso pasado terminaba el plazo para presentar las tesis doctorales que se iniciaron con los planes de estudios antiguos, lo que explica la avalancha de trabajos.

Pero la trascendencia del acto se mantiene, independientemente del protocolo. Málaga cuenta con 646 nuevos doctores en todas las ramas del conocimiento, personas formadas «para liderar los cambios económicos y sociales» que necesita Málaga, destacó el rector, José Ángel Narváez. «Los doctores tienen que ser esenciales para las universidades, pero también para todos los sectores sociales, económicos y, por qué no, políticos», afirmó.

La mitad, mujeres

De los nuevos doctores, la mitad son mujeres. Un dato que destacó el rector, para lamentar a renglón seguido que esta paridad no se mantenga en otros ámbitos académicos. Se refirió al esfuerzo que ha supuesto para muchos de ellos concluir su tesis doctoral. En muchos casos compaginando la investigación con el trabajo o la familia. Como le ha sucedido a Cristina González Parada, doctorada en Medicina, con tres hijos, y que ha estudiado la evolución de la artroplastia de cadera en Andalucía. Preparando la tesis quedó embarazada de su pequeña, y además el mediano enfermó de gravedad. Con el apoyo de la familia consiguió terminar con éxito.

Que la investigación no es cuestión de edad lo sabe bien Jesús Moreno Gómez, profesor jubilado que a sus 72 años se ha doctorado en Filosofía y Letras. Ha estudiado La naturaleza de Indias en la plástica de la Edad Moderna, es decir, la influencia de productos llegados de América en pintores europeos. Otra de las nuevas doctoras es Ana Isabel Fernández García, que ha estudiado la prehistoria en el valle del Guadalhorce, un patrimonio «muy importante y singular», pero poco conocido.

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