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La crisis merma la plantilla de la UMA, que pierde 75 catedráticos y titulares

La crisis merma la plantilla de la UMA, que pierde 75 catedráticos y titulares

La rectora considera «un drama» la reducción de profesores y los sindicatos dicen que el deterioro de los servicios es la antesala de su privatización

FRANCISCO GUTIÉRREZ

Viernes, 28 de noviembre 2014, 02:01

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Se puede interpretar como un número más, como el efecto material de la crisis y los recortes sufridos en muchos servicios públicos debido a las dificultades económicas. Pero en el caso del profesorado universitario hay un valor cualitativo innegable: con la marcha de un catedrático o titular universitario se va la experiencia, la excelencia, el saber acumulado después de muchos años de docencia e investigación. El final de una carrera docente de largo recorrido que no tiene sustitución porque el Gobierno ha impedido la renovación de estos puestos de funcionarios, una medida muy criticada desde todos los sectores relacionados con la administración pública pero muy especialmente desde las universidades.

«Lo que está ocurriendo en las universidades, tanto en la de Málaga como en el resto, es un drama», afirma de manera muy expresiva la rectora, Adelaida de la Calle. Y es que en estos últimos años, desde que se limitara a un 10 por ciento el porcentaje de reposición de efectivos, la UMA ha perdido 75 funcionarios docentes (catedráticos y titulares de universidad y escuela universitaria).

Se trata, según De la Calle, de personas «con un peso específico en la Universidad», personal estable, en muchos casos directores de departamentos o de proyectos de investigación que quedan ahora en cierta medida descabezados.

Esta importante pérdida de capital humano que todavía no tiene una repercusión efectiva porque aún hay en marcha proyectos de investigación sí tendrá dentro de poco efectos muy negativos en la capacidad investigadora de la universidad.

La presidenta del comité de empresa del personal docente e investigador con contrato laboral, Inma Postigo, coincide en denunciar que la institución ha perdido mucho personal docente e investigador «sin que se haya despedido a nadie». Esta situación ha supuesto aumentar la carga docente del profesorado, que tiene que asumir también más tareas administrativas y se resta tiempo para la investigación. «Esta es una política de deterioro de la institución de la universidad pública, y el deterioro de los servicios públicos es el primer paso para luego justificar su privatización», advierte.

Necesidades docentes

La misma ley que limitaba la tasa de reposición al 10 por ciento (los nuevos puestos para cubrir bajas por jubilaciones, muertes, renuncias o pérdida de la condición de funcionario no podía superar el 10 por ciento, es decir, diez nuevos funcionarios por cada cien bajas) permitía a las universidades realizar contratos por necesidades urgentes de docencia. Y estos son los contratos que ha venido realizando la UMA en estos últimos años, los de profesores sustitutos interinos y asociados. Con ellos, «cubrimos la docencia, pero desprotegemos enormemente la investigación», se lamenta la rectora.

Los datos de plantilla de estos tres últimos cursos reflejan una disminución del profesorado funcionario (catedráticos y titulares) y ligeros aumentos en el personal laboral indefinido (contratados doctores y colaboradores) y en el contratado temporal (asociados, sustitutos y ayudantes).

Para este año la tasa de reposición se ha elevado al 50 por ciento. La previsión de jubilaciones en la UMA es de unas 27, por lo que se podrían incorporar a la plantilla de funcionarios 15 personas (dos con contratos Ramón y Caja, el programa para incorporar a científicos de alto nivel). En un próximo consejo de gobierno la UMA determinará a qué áreas concretas van estas trece plazas que se podrán ofertar.

De la Calle confía también en que dé resultados positivos el programa para recuperación de talentos, con contratos de un año para investigadores que han estado trabajando en el extranjero. Por otra parte, se han autorizado contratos de personal eventual para subsanar necesidades de docencia, en concreto 40 plazas de profesores ayudantes. «Con todas estas acciones esperamos poder subsanar en parte el gran bache que se ha producido estos años», afirma la rectora.

Pero para la presidenta del comité de empresa este incremento de la tasa de reposición es engañosa, ya que se viene de tres años con una tasa del 10% y sigue sin reponerse la mitad de la plantilla que se jubile, y además es una medida que ahora sí afecta también a colectivos que antes no estaban incluidos en los límites de reposición.

Adelaida de la Calle se muestra categórica respecto a la tasa de reposición: «debe desaparecer en el ámbito universitario», afirma. Y se muestra aún más indignada cuando se ha propuesto desde la universidad mantener la masa salarial pero poder reajustar las plantillas de manera que los profesores puedan realizar investigación.

Menos profesores para atender a un número de alumnos similar en los últimos años (más de 37.000 en el curso pasado). «Se ha incrementado la carga docente, hay menos horas para preparar las clases», señala Inma Postigo.

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