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Conductores del siglo XX para coches del siglo XXI

Conductores del siglo XX para coches del siglo XXI

La conducción eficiente, basada en adaptar la forma de conducir a las exigencias de las nuevas motorizaciones, reduce la contaminación, alarga la vida del vehículo y aumenta la seguridad

Susana Zamora

Sábado, 16 de agosto 2014, 00:51

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Pese a reconocer sus lagunas teóricas y que si tuviese que volver a examinarse de esta parte, la suspendería, la mayoría de los conductores no tiene pudor en presumir de que en la práctica conduce bien o muy bien. Suelen además asociarlo a que no han tenido nunca un accidente y eso, sin duda, es un buen indicador, pero ¿cuántos siniestros han podido provocar, sin ellos ser conscientes, por una conducción inadecuada?, se pregunta el presidente de autoescuelas El Torcal, Miguel Aldana Muñoz. En su tesis doctoral, presentada el pasado año en la Universidad de Málaga (UMA) y dirigida por la profesora titular Elvira Maeso, del departamento de Economía y Administración de Empresas, y el catedrático del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Antonio García, deja constancia de como una conducción eficiente (otros estudios así lo avalan también) reduce el consumo de combustible y por ende, la contaminación acústica y ambiental al emitir menos CO2; minimiza el mantenimiento del vehículo y alarga la vida del motor; disminuye los tiempos de desplazamiento (se reduce la velocidad punta, pero se eleva la velocidad media al eliminar los acelerones y frenazos bruscos); disminuye los riesgos de accidentes y aumenta la confortabilidad del vehículo.

Sin embargo, los conocimientos que la mayoría de los conductores adquirieron el siglo pasado cuando se sacaron su carné de conducir no siempre están en consonacia con los vehículos que conducen ahora y, por tanto, no optimizan todo el potencial que tienen entre manos. La creciente innovación técnica incorporada en los vehículos incrementa la necesidad de formar a los conductores en técnicas de conducción eficiente, ante la diferencia de saber conducir vehículos de mecánica pura a vehículos de electromecánica, que llegan a acercarse más al concepto de ordenador que de coche, expone Aldana. Por eso, para este doctor es necesaria una adaptación. No es complicado, pero sí necesita de unas pautas, porque si no, el gran esfuerzo que han hecho los fabricantes habrá caído en saco roto, expone.

La Comisión Europea se hizo eco de esta disparidad a petición de los fabricantes de automóviles y diseñó un modelo de cómo había que desarrollar esos cursos de adaptación. Durante unos años ha habido fondos para impartir estos talleres de formación en conducción eficiente, pero se estima que de los 26 millones de conductores que hay en España, solo hay formados 110.000, ni llega al 2%, siendo Andalucía una de las comunidades a la cabeza, junto con Madrid, precisa.

Bajo el título 'Conducción eficiente, sostenibilidad y seguridad vial', esta tesis doctoral tomó como muestra a 16.152 personas de las cerca de 30.000 formadas en conducción eficiente en esos cursos subvencionados.

Aldana ejemplifica algunos de los hábitos interiorizados por muchos conductores y que no están en sintonía con sus vehículos: En los vehículos de carburación, había que acelerar para cambiar y en las motorizaciones actuales de inyección es todo lo contrario. Lo que siempre hemos aprendido de llevar las marchas de manera secuenciada, ahora se practican los saltos de marcha en función de las circunstancias. No hace falta ir de una en una, precisa este empresario, quien asegura que tampoco se aprovechan las inercias, esto es, no acelerar mientras se baja una pendiente y hacerlo antes de iniciar una. Hemos observado que hay conductores que no pueden dejar el pie derecho quieto, o está en el freno o en el acelerador y nunca hay tiempos muertos y hay muchos momentos en que ni hay que acelerar ni frenar porque lo que demanda el vehículo en ese momento es no tocar nada, explica. Por último, pisar el acelerador para arrancar, una práctica que muchos conductores lo hacen inconscientemente porque lo tienen interiorizado. Para Aldana la conclusión no es que no se sepa conducir, es que lo que conducimos es completamente diferente a lo que conducíamos cuando aprendimos y eso precisa de una reeducación.

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