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El antes y el después de Nono Ruiz
La dieta nada recomendable del dueño de Chicfy: Café, Redbull y ejercicio «al límite»

La dieta nada recomendable del dueño de Chicfy: Café, Redbull y ejercicio «al límite»

Hace un año este emprendedor se planteó el reto de «hackear» su cuerpo en 49 días

Ángel de los Ríos

Sábado, 11 de febrero 2017, 00:28

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Me sorprendió leer un WhatsApp de una amiga donde me preguntaba: «¿as visto el tipazo que se le ha quedado al de Chicfy?». Cuando me reenvió el enlace del blog de Nono Ruiz, fundador de la app malagueña, constaté que hay cosas que preferiría no haber visto nunca. El post se llamaba 'Cómo he hackeado mi cuerpo en 49 días'. «Hackear», esa palabra de moda que igual te vale para un roto tecnológico que para un descosido emocional. Conste que hace un año de su experimento (marzo de 2016), pero está volviendo a correr como la pólvora en redes sociales y, como no, a hacerse viral en los servicios de mensajería instatánea. Será porque el «Claro que sí, ¡guapi!» ha puesto de moda Chicfy y, entre búsqueda y búsqueda de Google, todo sale de nuevo a la superficie. El hecho es que ha resucitado.

¿De qué va esto? Una dieta basada en el consumo de cafeína y en el ejercicio extremo, muy poco recomendable como explican endocrinos y preparadores físicos, pero cuyos resultados no han dejado indiferente a nadie.

«Al límite». Así empezó todo

«Lo llevo todo al límite», «me obsesiona hacer las cosas de forma diferente» y «no me gusta la palabra imposible» son algunas de las afirmaciones que hace en una dieta (de esas que llama milagro) que a simple vista pinta como poco saludable. Todo comenzó con uno de esos propósitos que te planteas cuando comienza el año. «Entre las 75 cosas que me he propuesto está la de no comer nada de pan, lo veo como un alimento comodín que me ha hecho descuidar mi alimentación», afirmaba. Y lo dejó. Se planteó la alimentación como el 75% de los resultadosy el 25% restante a «la intensidad deportiva». En 7 semanas de trabajo intensivo era este su planteamiento: Las primeras 4 semanas de «Explosión Detox» y las semanas siguientes sumando «intensidad deportiva».

Aunque en SUR hemos consultado con especialistas, primero contaremos en qué consiste este peculiar programa. El primer mes, Nono Ruiz no comió prácticamente hidratos de carbono «y salí a correr un día a la semana al menos 10 kilómetros con desnivel positivo y negativo de entre 300 y 500 metros». La primera semana pude correr solo 2 kilómetros, «el resto me lo hice andando y entre medias, como castigo, hacía 10 sentadillas cada 100 metros», para acabar corriendo 11 kilómetros a la tercera semana. A partir de la cuarta semana empezó a bajar tiempo: «Eso sí, tengo que ir siempre a tope de lo que me den las piernas y el corazón».

¿De qué va esta dieta?

Un vistazo genérico nos da buena cuenta de que reinan el café y el Redbull. En el desayuno: «Entre 3 y 5 cafés para desayunar -textual- me da igual lo que digan de si es malo o bueno, la cafeína me ayuda mucho a quemar grasa y estar turbulento», y un batido de proteína sin lactosa y un puñado de copos de avena, un plátano o una tortilla francesa con pechuga de pavo. A media mañana una o dos tortitas de arroz integral con pechuga de pavo, un redbull sin azucar y un café triple, aunque matiza que sólo hacía esta comida «un día de cada tres».

Unos días almorzaba a las 13:00 horas, otros a las 15:00 y otros a las 16:00, «nada fijo, para no acostumbrar al body». A mediodía solo legumbres, básicamente lentejas de lata, con un puñado de nueces, un Redbull sin azúcar y un café. La cena, consta de tortilla de 3 huevos con pechuga de pollo, o una bolsa de brócoli al microondas con pavo a la plancha o tomate picado con espárragos trigueros y pavo.

El verdadero colofón del día, lo ponían de uno a tres redbulls sin azucar por la noche antes de dormir. «Con el tema de incrementar la cafeína y taurina noto que hace un efecto positivo sobre mi cuerpo durante estas semanas. No obstante, a veces me cuesta quedarme dormido».

Desembarco en el gimnasio

Después de las 4 primeras semanas, apuesta a subir «la intensidad deportiva», así que se apunto al gimnasio a hacer entrenamientos por su cuenta «de alta intensidad». Las variaciones en la dieta son que cuando va al gimnasio antes de entrenar se come un plátano; después, un kiwi y un batido de proteína, y se abstiene de cenar por la noche, aunque sí toma otro batido de proteínas antes de ir a la cama. Durante esas dos semanas va al gimnasio un día si y otro no, corriendo un día a la semana hasta 12 kilómetros.

«49 días hackeando mi cuerpo»

«Llevaba 3 años y 3 meses sin hacer nada de ejercicio y me está costando lo que no hay escrito, pero la sensación de agilidad mental y física es mucho satisfactoria». El resumen de estas jornadas lo expone en cifras:

- 49 días de alimentación estricta.

- Ha ido a correr sólo 7 días.

- Ha ido al gimnasio sólo 6 días.

Un programa «extravagante»

«Son todas ideas extravagantes», sentencia Federico Soriguer, médico especialista en Endocrinología y Nutrición. El colaborador de SUR confirma que este programa alimentario es «objetivamente insano, pues estas dietas hiperproteicas aumentan el riesgo de arteriosclerosis». «Al romper los patrones alimentarios convencionales casi garantizan las pérdidas seguidas de la recuperación del peso», lo que coloquialmente se conoce como 'efecto yoyó'. Respecto a los estimulantes, Soriguer -en un cálculo aproximado- afirma que la dosis de cafeína diaria puede estar alrededor de los 500 mg/día cerca de la «dosis farmacológica de toxicidad». «Debe tener la suerte de poseer un citocromo P450 que es el gen que metabólica la cafeína en el hígado, de los que se llaman acetiladores lentos», añade. Pero el tenerlo o no forma parte de una suerte de «lotería genética».

Javier Navarro, entrenador personal, añade: «En cualquier plan de entrenamiento se debe priorizar la salud para conseguir cualquier objetivo». Afirma que este, como otros muchos métodos, se presenta como «eficiente», pero obviamente «no es profesional». «A menudo se asumen riesgos innecesarios que pueden causar graves daños en la salud mental y física». Es más, Federico Soriguer añade que no es «buen ejemplo» a seguir: «Hay muchos casos de este tipo que acaban en una unidad de Cardiología por un cuadro coronario o un trastorno del ritmo cardiaco», concluye

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