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Viernes, 14 de octubre 2016, 12:40
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Durante los primeros años de la menopausia, conocida como perimenopausia, se producen una serie de cambios bruscos en el organismo de la mujer, debido a que la deficiencia estrogénica provoca una serie de cambios. «Sólo en la piel, por ejemplo, disminuye su funcionalidad, al producir menos grasa, menos sudor, reduciendo parcialmente su temperatura y aumentando la permeabilidad y reactividad vascular, acortando el espesor de la dermis y epidermis, evidenciándose un descenso del colágeno cutáneo y un envejecimiento global de la piel», explica la doctora Aurora Guerra Tapia, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Menopausia.
«Como consecuencia de estos cambios fisiológicos la piel se vuelve más seca, escamosa y menos elástica, con el consiguiente aumento de las arrugas cutáneas», dice la doctora Guerra Tapia. «Las mucosas pierden su grado de humedad, las uñas crecen más lentamente, se hacen más frágiles, y con facilidad aparecen estrías y surcos en su superficie. El vello en general, y sobre todo el axilar y pubiano disminuye, pudiendo llegar a menos de la mitad de la densidad previa. El ciclo del cabello se reduce, resultando un pelo cada vez más fino y más corto, que da lugar a cierto grado de alopecia de forma similar a la que se presenta en el varón».
Para evitar estos estragos típicos de la menopausia, la experta propone cuatro medidas compensatorias.
1. Buscar tratamientos cosméticos. Algunas terapias tópicas como el ácido retinóico, el ácido glicólico y la vitamina C aumentan también la tasa de colágeno cutáneo, y revierten algunos de los cambios cutáneos producidos durante el climaterio.
2. Hacer ejercicio físico. Está científicamente comprobado que la actividad moderada aumenta los antiradicales libres en las mujeres perimenopáusicas. Un estudio valoró la repercusión del ejercicio físico moderado sobre la capacidad antirradical libre enzimática y no enzimática, lo que aumentó el nivel de la actividad de la super-óxido dismutasa.
3. Preferir el ocio activo. Un estudio con 5.990 mujeres peri y post menopáusicas entre 46 y 62 años, valoró los síntomas cutáneos y extra-cutáneos más frecuentes, encontrando que aquellas mujeres con una educación más elevada, que hacían ejercicio de forma habitual y que mantenían un tiempo libre para actividades creativas intelectuales o no, tenían menos síntomas que las que no cumplían estos requisitos.
4. Controlar el factor ambiental o extrínseco. Evitar la irradiación ultravioleta, el tabaco y otras agresiones externas que modifican los componentes anteriores. «Todos ellos se imbrican y actúan de forma simultánea para abocar en el envejecimiento humano», dice la doctora Guerra. «La menopausia, por tanto, es un factor más, que puede ser conducido de forma equilibrada para que su impacto sea menor, permitiendo una mejor adaptación de la mujer a la nueva edad a la que es abocada, y una mejor calidad de vida».
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