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Cómo caminar después del daño cerebral

Cómo caminar después del daño cerebral

El 90% de los pacientes con ictus o traumatismos craneoencefálicos tiene secuelas que afectan su movilidad y comunicación

redacción

Martes, 25 de octubre 2016, 17:58

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La rehabilitación minimiza el impacto de las secuelas, creando nuevas conexiones en el cerebro, y permite que hasta un 75% de los pacientes con daño cerebral, adquirido ya sea por ictus o por un traumatismo, podría volver a caminar. Aunque la recuperación total o parcial de la función motriz depende de la edad o el grado de complejidad de las secuelas, los índices de recuperación son mayores cuando los tratamientos se empiezan de forma precoz y son más intensivos, según la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF).

«Las secuelas del daño cerebral son múltiples y, dependiendo de la gravedad y de la zona afectada, se manifiestan en trastornos de la movilidad y de la sensibilidad, problemas de comunicación, déficits cognitivos y alternaciones emocionales y de la conducta», explica la doctora Susana Moraleda, vocal de SERMEF y portavoz de la sociedad científica en el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido. «El 89% de los pacientes presenta alguna discapacidad para realizar alguna de las actividades básica de la vida diaria. Según la BDED existe una discapacidad severa en el 65% de los pacientes».

En España viven unas 420.000 personas con daño cerebral y el 90% presenta secuelas, de los que el 78% de los casos se debe a ictus y el 22% restante se han originado por traumatismos craneoenfecálicos u otras causas, fundamentalmente por falta de oxígeno en el cerebro (anoxia), según la doctora Moraleda. «El daño cerebral adquirido es la afectación de las estructuras encefálicas en personas que, habiendo nacido sin ningún tipo de daño cerebral, padecen alteraciones en el cerebro como consecuencia de un tumor, ictus o traumatismo craneoencefálico por accidentes de tráfico, laborales, deportivos o caídas». Más del 68% de estos pacientes han sido reconocidos oficialmente con un grado de discapacidad por este tipo de secuelas.

«La rehabilitación tiene como meta la integración en el entorno, social, laboral, familiar y escolar de los pacientes que necesitan de un proceso de rehabilitación, y en el caso del daño cerebral, el objetivo es que las personas sean lo más independientes posibles y tengan el mayor nivel de funcionalidad posible, dentro de las limitaciones que produce la lesión», mantiene al doctora Moraleda. Sin embargo, advierte que «la rehabilitación no consigue que no haya secuelas, sino minimizar el impacto de estas al máximo. El tratamiento siempre se basa en el concepto de plasticidad cerebral.

Aunque coloquialmente se habla de «gimnasia»», el tratamiento rehabilitador es una terapia ocupacional, con logopedia, neuropsicología, robots, que está basado en la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro de cambiar conexiones entre neuronas para facilitar el aprendizaje motor durante la fase de recuperación espontánea. «Creamos nuevas conexiones a través de la repetición de movimientos en la zona afectada y esto tiene evidencia científica. La neuronas no van a volver a crecer pero otras pueden hacer la función de las lesionadas, al menos parcialmente», concluye la doctora Moraleda. «Una vez asumido que con seguridad va a haber un cierto grado de secuelas, lo que se pretende es que la persona tenga el mayor nivel de independencia posible y para ello se usan todos los tratamientos que la especialidad médica de Medicina Física y Rehabilitación pone al alcance de los afectados».

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