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Al leer o escuchar se activan áreas comunes del cerebro

Al leer o escuchar se activan áreas comunes del cerebro

Existe un principio universal de organización cerebral, que ayuda a que las redes neuronales sean más eficientes para comprender el lenguaje

REDACCIÓN

Martes, 1 de diciembre 2015, 15:39

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Tanto al leer como al escuchar palabras se activan áreas cerebrales comunes, a pesar de que cuando leemos un texto o escuchamos una voz percibimos esos estímulos a través de sentidos distintos (la vista y el oído, respectivamente). Esto quiere decir que existen zonas de nuestro cerebro que se activan cuando llevamos a cabo cualquiera de esas dos tareas, ocurriendo un solapamiento entre las redes neuronales de lectura y comprensión de la lengua, según un estudio realizado por Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), Universidad de Yale (EE.UU.), Hebrew University de Jerusalén (Israel) y National Yang-Ming University de Taipei (Taiwan).

El solapamiento entre las redes neuronales de lectura y comprensión se ha observado en los cerebros de los hablantes de las cuatro lenguas analizadas: chino, hebreo, inglés y español. El inglés y el hebreo son lenguas opacas, en las que no se lee igual que se escribe. El castellano es justo lo contrario, porque cada letra tiene un único sonido. Y el chino tiene un alfabeto logográfico, en el que cada signo representa una palabra. Son idiomas muy diferentes entre sí que se escriben, se leen y se hablan de maneras muy distintas. Sin embargo, en los cerebros de sus hablantes se activan áreas comunes tanto para descifrar el lenguaje escrito como el oral.

«Escogimos unos idiomas tan diferentes entre sí porque de este modo podíamos observar mejor si la manera en que se lee y se comprende el lenguaje oral en cada idioma tiene más o menos similitudes en términos de las redes cerebrales encargadas de procesar esa información», explica el investigador Kepa Paz-Alonso, del BCBL y autor del estudio. Se trata de un principio universal de organización cerebral.

Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el trabajo ha estudiado los cerebros de 84 voluntarios, 21 por idioma. Mientras se les hacía leer o escuchar diversas palabras, se estudió su actividad cerebral mediante una técnica conocida como resonancia magnética funcional, gracias a la cual se pueden observar las regiones cerebrales implicadas en una tarea determinada.

«Dado que el español se lee igual que se escribe y en inglés o en hebreo no, se podría pensar que en un hablante de estas últimas lenguas se deberían activar redes cerebrales diferentes, y sin embargo no es así: se activan las mismas regiones en todos los idiomas, también en el chino, que sigue un sistema totalmente diferente», añade Paz-Alonso. «Esto implica una cierta economía en la organización cerebral: seguramente sería poco eficiente tener dos sistemas de lenguaje totalmente separados o con poca convergencia entre sí para la comprensión y la lectura, especialmente cuando uno de ellos se ha desarrollado previamente».

En conclusión, se produce una convergencia entre ambas redes, ya que la red cerebral dedicada a la comprensión de la lengua hablada sirve como andamio para la lectura.

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