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Los niños presentan un enrojecimiento de las mejillas con la enfermedad. Youtube
Virus del 'tortazo', enfermedad del niño abofeteado o quinta enfermedad: causas, síntomas y precauciones a tener en cuenta

El virus del 'tortazo', la enfermedad infantil que se propaga en primavera entre los niños

Te contamos en qué consiste la enfermedad del niño abofeteado -también llamada quinta enfermedad-, cómo reconocerla y precauciones que debes tomar

Rossel Aparicio

Málaga

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Miércoles, 30 de mayo 2018, 14:03

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Puede provocar algo de tos, mocos o incluso fiebre aunque hay un síntoma inequívoco para reconocerla: el enrojecimiento de las mejillas como si el pequeño hubiera recibido un tortazo. De ahí le viene, precisamente, su nombre oficial: enfermedad del niño abofeteado, que muchos popularmente traducen como el 'virus del tortazo'. Se trata de un eritema infeccioso bastante frecuente en niños de edad escolar -o incluso preescolar- que estos días se está extendiendo como una epidemia en las consultas de atención primaria coincidiendo con la primavera que es cuando prolifera el virus que lo causa, el parvovirus B19. Sin embargo, NO hay motivos para la alarma social ya que se trata de una enfermedad que los niños superan sin mayores consecuencias. «Es una enfermedad cuya incidencia se registra sobre todo en esta época del año, cuando acaba el invierno y se inicia la primavera. Pero no existe motivo de preocupación: es una enfermedad que, en niños sanos, no tiene complicaciones», apunta a SUR.es Isabel Durán, pediatra de Urgencias del Hospital Materno Infantil de Málaga. De la mano de esta especialista analizamos esta enfermedad y las precauciones que debes tener en cuenta si tu hijo se contagia. ¡Toma nota!

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¿En qué consiste y cómo se contagia?

Denominación oficial. Tiempo atrás la enfermedad del niño abofeteado o eritema infeccioso se le denominaba la quinta enfermedad al tratarse de la quinta patología de enfermedades que eran muy comunes en la infancia: el sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela son las cuatro primeras. «De todas estas enfermedades los niños se vacunan pero de la que hablamos no existe vacuna al ser tan leve y tan banal en la inmensa mayoría de los casos», matiza Durán.

Virus. El virus que la produce se llama parvovirus B19 y suele hace acto de presencia de manera anual coincidiendo con el final del verano y el inicio de la primavera. La enfermedad provoca la aparición de un sarpullido rojo que suele salir en los mofletes del niño aunque también pueden aparecer en las nalgas. El eritema -la piel enrojecida forma como una especie de encaje de piel sonrosada y blanca) también puede florecer en la espalda o en el tórax o en otras partes del niño.

Contagio. Una persona infectada es más contagiosa sobre todo durante el período de incubación. «El contagio se produce por contacto con secreciones infectadas procedentes de la nariz, la boca o la garganta, especialmente las gotitas que se expelen al toser y estornudar. También puede haber contagio por compartir vasos y cubiertos», apuntan desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). «Se trata de un virus exclusivamente humano por lo tanto, no puede existir contagio de los humanos a los animales», agregan.

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Síntomas más habituales y duración

Incubación y fase de erupción. A continuación explicamos cómo se desarrolla la enfermedad del niño abofeteado. Los primeros síntomas son: escasa fiebre, dolor de cabeza y síntomas catarrales leves. Una vez remitan estos síntomas, es cuando brota la erupción por la piel que arranca en las mejillas con un color intenso. Esa erupción después se extiende por otras partes del cuerpo, tal y como antes comentamos, en las nalgas, en el tronco o en las extremidades.

¿Cuánto dura? El período de incubación oscila entre 4 y 28 días, con un promedio de 16 a 17 días, según apunta AEP.

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Tratamiento y precauciones

En la mayoría de los casos, se trata de una afección tan leve y tan banal que no requiere tratamiento farmacológico tal y como insiste la experta del Materno Infantil. Sí se puede administrar un analgésico para combatir la fiebre.

Precauciones. Aunque la enfermedad no suela presentar complicaciones, sí es conveniente tomar una serie de precauciones. En primer lugar, debemos reservar al enfermo en casa evitando el contagio a otros niños. «En muchos casos los niños la pasan y los padres ni siquiera llegan a enterarse de lo que es al no acudir al pediatra», indica Durán. Otra precaución a tener en cuenta: evitar la exposición a la exposición de la luz solar ya que puede reactivarse la intensidad de la erupción.

Peligros. Aunque sea una enfermedad de «evolución espontánea», hay que tener en cuenta que son especialmente vulnerables las «mujeres embarazadas a las que les puede ocasionar un aborto, los enfermos con tratamientos oncológicos o pacientes con anemias graves», informa la pediatra. Por ello, habría que tomar precauciones para que la enfermedad no coexista con «el embarazo, la anemia crónica, cáncer o una enfermedad de la inmunidad», puntualiza también la AEP en su web.

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¿Se puede prevenir la enfermedad?

La respuesta es negativa: No hay ninguna vacuna contra el parvovirus B19 ni ninguna forma de prevenir su propagacióAn. Por ello es conveniente, tal y como aconseja la Asociación Española de Pediatría, tener unos buenos hábitos higiénicos como lavarse frecuentemente las manos ya que puede ayudar a evitar el contagio de ésta y de muchas otras infecciones.

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