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¿Barriga tras el embarazo? Las abdominales clásicas no siempre son la solución

¿Barriga tras el embarazo? Las abdominales clásicas no siempre son la solución

La diástasis es la separación de los rectos abdominales que sufren muchas mujeres embarazadas, que abulta el vientre y le confiere ese aspecto flácido tras el parto. De nada sirve machacarse en el gimnasio si no se hacen los ejercicios adecuados

Raquel Merino

Domingo, 18 de enero 2015, 01:04

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En la retina de muchas mujeres está la figura de Heidi Klum desfilando en la pasarela de Victoria's Secret apenas dos meses después de dar a luz. Ni un ápice de barriga abultada, ¿cómo es posible?

Tras el parto, son muchas las mujeres que se ponen manos a la obra para recuperar su figura. Muchas consiguen reducir su peso, pero no eliminar la tripa hinchada.

El motivo: la diástasis. Una separación de los rectos abdominales (los dos músculos que bajan por el centro de la pared abdominal), con rotura de la línea alba, que provoca un desplazamiento de los órganos internos e impide tener un vientre plano.

Esta separación provoca un aumento del volumen del abdomen, molestias de espalda y en la zona lumbar, debilidad de suelo pélvico e, incluso, pérdidas de orina, digestiones pesadas y gases.

¿Cómo se puede comprobar si se padece diástasis? Tumbada boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies en el suelo, se sitúa la mano plana en el ombligo y levantamos ligeramente la cabeza. Si existe un espacio de unos dos centímetros y los dedos se hunden por encima del ombligo indica que hay una rotura de la línea alba y, por tanto, diástasis.

Lejos de los que pueda pensarse, las abdominales clásicas no son adecuadas para la diástasis, de hecho, provocan el efecto contrario al deseado - un vientre plano- ya que al realizarlas se produce un aumento de presión en el abdomen y se agudiza el problema.

Para recuperar el abdomen y conseguir el cierre de la diástasis, los profesionales recomiendan, además de un tratamiento por parte de un fisioterapeuta durante el embarazo y posparto para valorar el equilibrio entre la musculatura abdominal, lumbar y suelo pélvico, la realización de ejercicios abdominales hipopresivos, el fortalecimiento del core -que engloba toda la región abdominal al completo además de la parte baja de la espalda, las push up laterales y las sentadillas contra la pared, contrayendo los abdominales hacia la espina dorsal. En definitiva, todos los ejercicios que en lugar de llevar los músculos del abdomen hacia fuera, los contraigan hacia adentro.

Algunos ejemplos de abdominales hipopresivos

Lo primero a tener en cuenta es que, una vez adoptada la posición correcta, hay que expirar intensamente, después, tensar el abdomen y mantener la posición entre 10 y 20 segundos. Una vez transcurrido este tiempo. se inspira todo el aire que se pueda y se recupera el ritmo de respiración y repetimos. A cada ejercicio hay que dedicarle entre 5 y 10 minutos.

Estas son las posturas:

1. Sobre una esterilla, nos ponemos de rodillas y con las palmas de las manos sobre el suelo, con la espalda recta. Es muy importante que, antes de ejecutar el ejercicio, nos coloquemos en una postura adecuada, que no resulte forzada, para evitar lesiones.

2. Tumbada boca abajo, nos elevamos sobre los pies y apoyamos los antebrazos en el suelo. Intentar mantener la espalda recta, sin elevar los glúteos y manteniendo el cuello en paralelo con la espalda.

3. Colocarse de rodillas, formando una L con el cuerpo. Se estiran los brazos de forma que queden totalmente en paralelos respecto al suelo y, al igual que en los otros ejercicios, se combina la tensión de los abdominales con el trabajo de la respiración.

4. De pie, redondeamos la espalda hacia delante y se coloca las palmas de las manos sobre las rodillas. Las piernas tienen que estar ligeramente flexionadas.

La ejercitación de los abdominales hipopresivos refuerza en acortamiento la faja abdominal, reduce la cintura y ayuda a evitar pubalgias, lumbalgias, prolapsos e incontinencia urinaria.

Durante el embarazo

Y para prevenir, durante la gestación, se recomienda realizar un programa de ejercicios adecuado -siempre bajo supervisión médica-, asistir a clases de educación maternal para aprender a realizar ejercicios de pelvis, posturas de dilatación, técnicas de relajación y preparar el suelo pélvico para el parto; hacerse masajes perineales a partir de la semana 34 para minimizar las lesiones del periné y derivadas del parto, y dormir sobre el lado izquierdo, utilizando cojines para favorecer el descanso.

Durante la cuarentena, los profesionales aconsejan no hacer esfuerzos ni cargar peso, no estar mucho tiempo de pie, ni mucho rato boca abajo para favorecer la buena posición uterina.

Y ya, una vez pasada la cuarentena, ponerse en manos de un fisioterapeuta que guie a la mujer en la recuperación de su figura de manera correcta.

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