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Una mujer posa con una langosta entre los dientes. Fraçois Lenoir. Reuters
¿Se pueden consumir insectos en España?

¿Se pueden consumir insectos en España?

La UE ha autorizado el 1 de enero su inclusión en la lista de productos para venta y consumo, pero no será tan fácil que lleguen a nuestra mesa

Mónica Pérez

Marbella

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Domingo, 28 de enero 2018, 00:38

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Sí, ya es posible comercializar y comprar en España insectos para consumirlos. El pasado 1 de enero entraba en vigor el reglamento 2283/2015 de la UE sobre la regulación de la llamada Novel Food (nuevos alimentos), que ha incluido en la lista de productos para venta y consumo a los insectos. Otra cosa bien distinta será cómo y cuándo llegarán estos bichos a las mesas de nuestros hogares y restaurantes, si es que lo hacen. Para empezar, porque lo que se ha hecho es abrir la puerta a que las empresas interesadas en la comercialización soliciten los permisos pertinentes, que en algunos casos pueden demorarse más de un año. Por otro, estos nuevos alimentos, habituales en otros países pero ajenos a la dieta de los europeos, deberán superar esa barrera del rechazo cultural.

En ello andan ya varias empresas que, conscientes de estos inconvenientes, trabajan para intentar que los insectos entren en nuestros menús 'camuflándolos' transformados en harinas e incluso en barritas energéticas. "La idea se le ocurrió a Gabriel Vicedo (actual CEO de la empresa), que leyó en le periódico que los insectos van a ser la alimentación del futuro, tal y como defienden organizaciones como la FAO (organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura) o la OMS (Organización Mundial de la Salud). Se lo comentó a Alberto Mas, técnico en dietética y estudiante de nutrición, y empezaron a indagar y vieron la viabilidad del tema", explican a este digital desde la empresa Insectfit, firma alicantina que pretende sacar a la venta barritas energéticas hechas con grillos.

Convencidos del éxito del negocio, reconocen el hándicap de rechazo al insecto en España. De ahí que hayan apostado, de entrada, por introducir los bichos en varias formas que atraigan al consumidor. Por ello las barritas de grillos se servirán en tres sabores: chocolate, caramelo y chocolate con naranja. La materia prima, aseguran, se compra en Tailandia. "Nos llega y la enviamos al laboratorio para que se encarguen ellos de su producción, asegura".

Los controles necesarios antes de que estas nuevas propuestas culinarias lleguen al consumidor han demorado de momento los planes de comercialización de estos jóvenes empresarios. "No podemos hablar de fechas, ya que la salida a venta no depende de nosotros. El nuevo reglamento europeo ya contempla a los insectos como nuevos alimentos pero la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) tiene que determinar la viabilidad del insecto en cuestión y aceptarlo, que es donde está el trámite ahora", explican.

Preparación de langosta y gusanos.
Preparación de langosta y gusanos. Fraçois Lenoir. Reuters

Otras compañías llevan tiempo en España dedicadas a la producción de insectos, como gusanos de harina, para la elaboración de abono orgánico e incluso -desde la autorización de la UE en julio del año pasado- para la elaboración de alimentos para mascotas. "En este aspecto, como pienso para animales a base de proteinas de este tipo creo que puede tener más sentido todo esto. Ahí sí puede ser más útil, interesante y rentable", apunta el especialista en Medicina Interna, Endocrinologia y Nutrición de Hospital Ochoa, José Guijarro.

Un informe publicado por la FAO en el año 2013 defendía la ingesta de insectos como una solución al hambre en el mundo. Se estima que unos 2.000 millones de personas se alimentan en el mundo hoy día a base de insectos. Los cálculos de la FAO apuntan a que en el año 2030 podrían ser más de 9 millones. Los más consumidos son los escarabajos, orugas, abejas, avispas y hormigas, y de ellos se destaca su contenido en energía, proteína, aminoácidos y ácidos grasos. "Hay millones de personas en el mundo que consumen insectos, sí, pero llevan años haciéndolo, forman parte de su dieta y su cultura, pero personalmente creo que será dificilísimo que entren en la dieta habitual de los países europeos, al menos como consumo directo", apunta el doctor Guijarro, quien sobre el aporte nutricional de estos bichos es claro: "es una buena fuente de proteína, pero uno piensa que para que tenga un aporte de 0,5 gramos por kilo y día, habría que tomar toneladas de ellos para que fuera efectivo".

El profesional comparte los argumentos de la FAO por cuanto pueden ser una forma de atajar el hambre que asola partes del mundo. "Además tienen la ventaja de que se necesita poco espacio de terreno para su cultivo y es a su vez un cultivo que no emite polición de ningún tipo", sin embargo no es tan optimista a la hora de valorar si será una opción para la dieta en los países europeos a corto o medio plazo. "Comparando el contenido en proteínas que pueden tener estos animales con, por ejemplo, el de las lentejas o garbanzos, nos interesa mucho más y es más fácil fomentar el consumo de legumbres entre la población europea que los bichos, qué quiere que le diga".

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