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Dos mujeres conversan en una calle del multicultural barrio de Lavapiés, en Madrid. José Ramón Ladra
La llegada de inmigrantes a España vuelve a cifras previas a la crisis

La llegada de inmigrantes a España vuelve a cifras previas a la crisis

El informe Cidob destaca la vuelta de personas que se fueron a su país de origen y el escaso número de profesionales de alta cualificación

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Jueves, 14 de diciembre 2017, 23:42

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España vuelve a ser un reclamo positivo para los inmigrantes. Después de muchos años de oscuridad, el crecimiento económico ha provocado que las personas que buscan un futuro mejor lejos de su casa opten por alguna ciudad o pueblo español. Es una «vuelta a los patrones precrisis», según destaca el anuario Cidob de la inmigración, que analiza los movimientos de personas a lo largo de 2016, año en que se logró un pico de entradas de inmigrantes que no se veía desde 2007 y 2008. Llegaron 420.000 personas, un 22% más que en el ejercicio anterior. Además, de estos llamados inmigrantes económicos destaca la presencia de 63.000 personas de nacionalidad española que habían nacido en el extranjero.

«Son personas que estuvieron aquí hace diez o quince años y consiguieron el pasaporte español. Con la crisis, retornaron a sus países de origen. Ahora, vuelven a España. Son los reinmigrantes», explica el profesor de Economía Aplicada, Ramón Mahía, de la Universidad Autónoma de Madrid. Este grupo supuso en 2016 un 7% de todas las entradas cuando hace una década no llegaba ni al 2%. «La nacionalización es una poderosa herramienta facilitadora de la movilidad», apunta el estudio.

Mahía añade que los 357.000 nuevos inmigrantes cumplen un perfil parecido al del anterior a la crisis. «El mercado laboral es muy similar y, por tanto, las necesidades son similares», apunta el experto. El anuario pone una pega a esta inmigración: solo el 2,5% corresponde a profesionales de alta cualificación. Y además, el estudio que el Estado de bienestar «no es una llamada». «La literatura empírica no confirma la existencia de un efecto imán», incide.

En cuanto a las salidas, durante el curso pasado se fueron de España 325.000 salidas, un 4% menos que en 2015, lo que supone cuatro años seguidos de reducción. Tres de cada cuatro partidas son ciudadanos de nacionalidad extranjera. Los emigrantes nacidos en España ascienden a 55.000 personas, una cifra levemente inferior a la del ejercicio anterior, pero mayor que en 2014, por lo que los expertos afirman que «no puede interpretarse» como una tendencia.

El profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, David Moya, añade que ante esta nueva perspectiva migrante se debería «realizar» ciertos ajustes legislativos -como la elaboración del reglamento de asilo que está pendiente desde 2009-y abandonar la «atonía normativa» de los últimos años. Y mejorar, por ejemplo, los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIES). «En Bélgica son mixtos. Otra duda es porqué las familias están separadas», indica Moya.

Nuevas rutas

La masiva llegada de inmigrantes a las islas griegas y de allí a los países balcánicos, que tuvieron que acoger a una gran oleada de personas con más o menos pericia. Sí aprendieron a cerrar sus líneas fronterizas para evitar la llegada de miles de personas. Austria cerró las puertas, Hungría ha colocado una doble valla que ahora quiere electrificar. Medidas que han provocado que las redes de seres humanos busquen otras vías de entrada.

Una de esas nuevas ventanas es Rumanía, a través del mar Negro. «Es mucho más difícil y peligrosa. Hay que atravesar Turquía», explica Elena Sánchez-Montijano, investigadora senior del Cidob. Otra de las peculiaridades de la inmigración ilegal de los últimos años, señala la experta, es el aumento de los bangladesíes que intentan llegar a Europa desde Libia. Este movimiento se debe a la importancia que ha adquirido la colonia de este país asiático en la orilla africana del Mediterráneo. Un lugar que ha cambiado de foco.

Mientras la llegada de inmigrantes irregulares y de refugiados a las costas italianas superaba en 2016 las 181.000 personas, en los primeros nueve meses de este año eran 105.000 desembarcados. En Grecia, la bajada es mucho más drástica: de 183.000 a 27.400. También los fallecidos son menos: de 4.913 el año pasado a 2.550 en los primeros tres trimestres de 2017. Por otra parte, el anuario Cidob recalca el «radical» incumplimiento del sistema obligatorio de cuotas aprobado por la Comisión Europea. España ha sido uno de los países con mayor incumplimiento: solo había acogido a 1.983 refugiados, un 11% de lo prometido.

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