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Arriba, la grúa retira la estatua. A la izquierda, los operarios amarran a Antonio López. A. GARCÍA / EFE
La historia contra la estatua

La historia contra la estatua

Barcelona apea de su pedestal al marqués de Comillas y cambia el nombre a su plaza por los negocios esclavistas que este noble tuvo en Cuba

J. LUIS ALVAREZ

Lunes, 5 de marzo 2018, 00:14

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Una vez retiradas todas las estatuas de Franco y en vías de traslado los monumentos a los caídos y otros monolitos de la guerra civil y la dictadura, ahora llegan los cambios a personalidades de épocas anteriores. La última ha sido la estatua del marqués de Comillas, Antonio López, un noble acusado de haberse enriquecido con la venta de esclavos. Por este motivo, el Ayuntamiento de Barcelona retiró ayer su estatua de la plaza que llevaba su nombre, un acto al que acudieron vecinos y representantes municipales en medio de un ambiente festivo.

Antonio López, nacido en Comillas (Cantabria) en 1817, emigró a Cuba con 14 años. En Santiago abrió un comercio en un local alquilado al industrial catalán Andrés Bru Puñet. De inquilino pasó a ser el yerno del rico potentado al casarse con su hija. Así volvió a España, donde pasó a formar parte de la elite social barcelonesa y compró el palacio de Moja.

De regreso a Cuba desarrolló una ingente labor industrial, tanto con la caña de azúcar como en los cafetales. Tamaño fue el negocio que tuvo que comprar el que fue el primer barco de vapor de hélice de la marina mercante española, el 'General Armero'. De nuevo en España puso en marcha la naviera Antonio López y Compañía, luego denominada Compañía Trasatlántica Española, el Banco Hispano Colonial, la Compañía General de Tabacos de Filipinas y la compañía ferroviaria de Zaragoza a Pamplona y Barcelona. El rey Alfonso XII le otorgó el título de marqués y Grande de España. Murió en 1883.

Sin embargo, la cuita de Antonio López fue el haber compaginado el comercio de bienes con el de seres humanos en Cuba. En 2014, SOS Racisme Catalunya ya pidió el cambio de nombre de la plaza que llevaba su nombre. Finalmente, ayer fue apeada de su pedestal su estatua con la ayuda de un camión-grúa, en medio de una fiesta amenizada por Els Comediants, con talleres infantiles, y aderezada con una chocolatada vecinal.

El Ayuntamiento instaló dos carteles en los que los asistentes pudieron informarse de los motivos de la retirada de la estatua y el cambio de nombre de la misma. Desde ahora el callejero la reconocerá como plaza de Les Bullangues, las revueltas populares que en el siglo XIX tuvieron como escenario la ciudad condal y que marcaron el final del absolutismo en España.

Según explicó el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, la retirada de la estatua del marqués es «un acto de reparación a quien se siente ofendido por estos crímenes de lesa humanidad». «También es un reconocimiento, porque Barcelona es una ciudad de libertad que ha tenido grandes defensores que han luchado contra el esclavismo», aseguró.

La estatua del marqués de Comillas fue trasladada al Centro de Colecciones del Museu d'Història de Barcelona, a la espera de saber dónde será exhibida o si formará parte del depósito de este organismo.

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