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Farmacéuticos de toda España crean un grupo para descifrar las recetas ilegibles de los médicos

Farmacéuticos de toda España crean un grupo para descifrar las recetas ilegibles de los médicos

Los miembros de esta 'hermandad 2.0' ya superan los 20.000. «Nos echamos una mano en tiempo real», dice Blanca Marí-Ruano, fundadora del grupo

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Jueves, 21 de junio 2018, 00:34

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Piportil, Piarlil, Pipartil, Edenox, Ederox... hay que ser muy avispado para resolver las dudas que tantas veces, a lo largo de cada día, se presenta a los farmacéuticos por más que, con el tiempo, la mayoría haya desarrollado un talento inusitado para resolver jeroglíficos. La prueba de que el asunto es importante está en la iniciativa que ha puesto en marcha Blanca Marí-Ruano. A la artífice de 'Trabajamos en farmacias españolas' se le ocurrió abrir su ya famosa cuenta de Facebook cansada de llamar a su colegio profesional para pedir consejo y encontrarlo comunicando. La idea, asegura, era unir a todos los trabajadores del sector y «compartir inquietudes, transcripción de recetas, dudas, curiosidades... abrir la cuenta fue fruto de un impulso. Al principio éramos unos pocos, pero luego se ha ido extendiendo y estoy muy contenta pensando que nos ayuda a despejar muchas dudas. A los veteranos, y también a los que están empezando».

El hecho es que corría el año 2012, acababa de pasarse de las recetas en papel de toda la vida a las electrónicas, y los boticarios andaban como locos tratando de adaptarse a los nuevos tiempos. Fue entonces cuando a Marí-Ruano le dio por crear una suerte de hermandad 2.0 que ya acumula 20.000 seguidores y que, entre otras muchas cosas, se dedica a echar una mano cuando la letra del médico hace las recetas ininteligibles.

Es hija de médicos y más de una vez les ha regañado por su caligrafía

Convertidas desde el principio de los tiempos en un enigma indescifrable para la mayor parte de los mortales, Blanca Marí-Ruano echa el resto tratando de resolver dudas cuando las cosas se complican y el cliente aguarda al otro lado del mostrador esperando algo que acabe con su problema. «El foro no es solo para descifrar recetas, pero es cierto que en muchas ocasiones nos echamos una mano en tiempo real. Llega una receta que no somos capaces de leer y la compartimos para saber si alguien nos puede ayudar. ¿En caso de no conseguirlo? A menudo tratamos de localizar al médico y, si resulta imposible, no queda otra que decirle al cliente que vuelva a la consulta y solicite una aclaración», cuenta esta farmacéutica de 37 años, hija de médicos a los que en más de una ocasión ha echado un rapapolvos por su caligrafía. «Por simpático que parezca, estamos hablando de un asunto muy serio que afecta a la salud de muchas personas».

Errores de muerte

La realidad es que un estudio de la Academia Nacional de Medicina Norteamericana acaba de concluir que más de 7.000 pacientes mueren cada año en Estados Unidos víctimas de los errores caligráficos de sus médicos. La cifra es preocupante, pero es que, además, cerca de un millón y medio sufren algún tipo de lesión como consecuencia de haber estado tomando un tratamiento equivocado debido a errores en la medicación achacables a la pésima caligrafía de los facultativos que los tratan.

En su descargo, los médicos mantienen que esa mala letra está directamente relacionada con sus muchísimas horas de estudio y las clases interminables en las que tomar apuntes es imprescindible; vamos, eso que técnicamente se conoce como problema de disfuncionalidad basada en el exceso de práctica gráfica y que viene a ser lo que nos pasa a la mayoría con nuestra firma. Sin embargo, hay quien recuerda que los médicos no son los únicos estudiantes del planeta que toman apuntes. Aún así, nadie olvida que el alumno que aspira a ser galeno pasa cerca de diez años formándose, y hay pocas carreras en las que se cojan tantas notas a pie de paciente y se utilice una jerga, un enjambre de términos especializados, tan sumamente amplia.

«Hablamos de la salud de las personas y es bueno echarse una mano»

Los doctores se defienden esgrimiendo su alto número de consultas y recuerdan que un médico de familia puede recetar a una media de 40 pacientes diarios, normalmente los mismos medicamentos y, además, el sistema de salud les exige redactar constantemente citaciones, interconsultas, fichas clínicas, derivaciones, expedientes, informes...; y añaden también que, a pesar de las críticas, no todos los médicos redactan como si sus escritos estuvieran dirigidos a gentes de otros planetas, y que nadie mejor que ellos sabe lo complicado que puede llegar a ser la comunicación en el ámbito de la salud. Sea lo que sea, Marí-Ruano no tiene una respuesta a por qué los médicos escriben como si estuvieran recibiendo descargas eléctricas en el brazo.

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