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Los jugadores deben trabajar en equipo para resolver los enigmas antes de que acabe el tiempo. Los minutos pasan rápido y se aceleran a medida que se acerca la hora. R. C.
La moda de los escape room conquista españa

La moda de los escape room conquista españa

Encerrarse en un cuarto y esclarecer un enigma a partir de un puñado de pistas. Este entretenimiento se llama ‘escape room’, tiene algo de teatro y de juego de rol. España no escapa a la moda. Ya hay 400 locales donde vivir experiencias: desde salir de una pirámide a evitar una epidemia zombi

ANTONIO PANIAGUA

Lunes, 11 de diciembre 2017, 00:16

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Si le gustan los acertijos puede frotarse las manos. El juego de moda va de rompecabezas que hay que resolver en una hora, siempre con la ayuda de uno varios o compañeros. Requisito imprescindible para divertirse es aceptar encerrarse en un cuarto y esclarecer un enigma, para lo cual se ofrecen diversas pistas. El nuevo entretenimiento se llama ‘escape room’ y arrasa en Asia, Estados Unidos y las principales ciudades europeas, Madrid y Barcelona entre ellas. Proliferan como setas y están sacando del ensimismamiento y la soledad a adictos al ocio digital y de los videojuegos. Las empresas se están interesando por el escapismo porque permite observar la reacción de los trabajadores interactuando con otros.

Tiene algo de teatro y una pizca de juego de rol, sin ser ninguna de las dos cosas. Porque el aliciente de los juegos de escape reside en vivir una experiencia, sin gafas de 3D ni consolas. Esto no va de simulaciones. Las ‘escape rooms’ abducen porque brindan una inmersión en vivo en otra realidad. Los pretextos para resolver un acertijo son variopintos. Van desde el antídoto para evitar una epidemia zombi a descifrar jeroglíficos que contienen el secreto para salir de una pirámide egipcia. El juego es adictivo y su éxito arrollador. «En Madrid debe de haber unas 50 salas y en Barcelona más de un centenar», asegura Inés Barriocanal. Ella y su socia Beatriz González acaban de montar en Madrid Phobia Escape Room y se presentan como expertas en recrear historias de miedo, al más puro estilo de las novelas de Lovecraft.

Lo novedoso del asunto es que este tipo de juego está traspasando las fronteras del ocio, hasta el punto de que los departamentos de recursos humanos de las grandes compañías los emplean para observar a sus empleados. «En una ‘escape room’ se observan muy bien las dinámicas de grupo, cómo interactúan los participantes, quién ejerce de líder o quién se reserva información. De esta manera se desvelan las capacidades de cada miembro del equipo», cuenta Barriocanal.

Óscar Chamorro

Recreación histórica

Un actor imprescindible del escapismo es el ‘game master’, una figura a la que pueden recurrir los participantes para que les aporte una pista. Por ello suele colocarse en la retaguardia, apartados de los jugadores. La ambientación desempeña un papel fundamental para que la gente se sumerja en la historia. Jorge Varela, propietario de la empresa Escape Room Madrid, recurrió al equipo que trabaja en la serie de TVE ‘El Ministerio del Tiempo’ para hacer que sus salas fueran verosímiles. «Hay especialistas para todo, gente que se encarga de inventar la historia, expertos que construyen el escenario y los decorados, los que instalan los dispositivos mecánicos», dice Varela.

No está muy claro el origen del juego. Parece ser que nació en Japón en 2008, se extendió a Singapur y luego floreció en China y otros países asiáticos. Hungría también se atribuye ser la patria de la exitosa forma de ocio. Y en Sillicon Valley arraigó en 2013 un juego, Origen, creado por un grupo de programadores que trasladaron a la realidad lo que ya hacían con las computadoras. En este caso el camino fue el inverso al habitual. El mundo físico imitó al virtual. Los tipos de Sillicon Valley se sirvieron de argumentos recogidos en los relatos de Agatha Christie para estimular la imaginación de los jugadores.

El fenómeno llegó a España en 2013, cuando la firma húngara ParaPark –pionera también en Europa– abrió la primera sala en Barcelona. Desde entonces, se calcula que en España se han inaugurado más de 400.

Para enfrentarse al reto hay que desarrollar el pensamiento lógico y mucha perseverancia. Porque primero habrá que descifrar la combinación de una caja fuerte, luego abrir un cofre, que a su vez contiene un mapa. Y de ahí escrutar unas fotos que incluyen las instrucciones para interpretar un acertijo que conduce a otro misterio. Un puzle contiene otro puzle… Y mientras, el tiempo corre. «Cuando veo entrar un grupo de informáticos sé que no acertarán con el problema porque todos piensan igual. En cambio, si se junta un grupo donde hay un niño, una abuelita y un arquitecto, es muy probable que den con la solución, pues para salir de la sala se necesitan habilidades diferentes», explica Jesús Pardo, de Room Escape Adventures, la única empresa de Madrid que incorpora actores.

Pardo esgrime una teoría para explicar por qué engancha tanto participar en estos simulacros. «Todo se basa en la filosofía del ‘flow’. El enfrentarse a un desafío procura disfrute a medida que se van resolviendo las incógnitas. Es un proceso que aumenta nuestro rendimiento y genera emociones positivas».

La sala Phobia, en Madrid, basa su oferta en el miedo, al estilo de Lovecraft. Cerebros conservados en formol, manuscritos, cadenas... Indicios de que allí se celebra un extraño ritual. En manos de los participantes está impedirlo. Óscar Chamorro
Imagen principal - La sala Phobia, en Madrid, basa su oferta en el miedo, al estilo de Lovecraft. Cerebros conservados en formol, manuscritos, cadenas... Indicios de que allí se celebra un extraño ritual. En manos de los participantes está impedirlo.
Imagen secundaria 1 - La sala Phobia, en Madrid, basa su oferta en el miedo, al estilo de Lovecraft. Cerebros conservados en formol, manuscritos, cadenas... Indicios de que allí se celebra un extraño ritual. En manos de los participantes está impedirlo.
Imagen secundaria 2 - La sala Phobia, en Madrid, basa su oferta en el miedo, al estilo de Lovecraft. Cerebros conservados en formol, manuscritos, cadenas... Indicios de que allí se celebra un extraño ritual. En manos de los participantes está impedirlo.

Turismo y bodas

Isabel Martín ha probado la experiencia. Visitó el espacio de Roomaway, en Madrid, para dar con el paradero de un tesoro y el juego satisfizo sus expectativas. «Fui con mi grupo de teatro y lo pasamos genial. Es como participar en un videojuego pero en directo. Hubo algunos piques sobre quién era el más listo y el más astuto, pero la sangre no llegó al río. Si quieres aumentar la adrenalina, puedes competir con otros grupos intentando ser los primeros en acertar las pistas».

La fiebre por el escapismo no conoce fronteras. Tanto es el entusiasmo que ha surgido un tipo de turismo que trata de dar respuesta a las ansias lúdicas de los adeptos a los acertijos. Así, se puede viajar a Barcelona, Sevilla, Burgos, Vigo o Pontevedra para conocer sus atractivos, aderezado todo con la resolución de un misterio. «El turismo de escape está en pleno auge», subraya Barriocanal. La cosa no para ahí. Porque varios de los empresarios consultados han visto cómo algún novio le ofrecía el anillo de pedida a su futura esposa en pleno juego.

El fenómeno cambia con los tiempos. Cada vez es más corriente añadir el señuelo de la tecnología. También han irrumpido los juegos de escape portátiles, ideales para dilucidar misterios allí donde tienen lugar cumpleaños, despedidas de soltero u otros acontecimientos. En Moscú, que cuenta con una legión de seguidores, han florecido salas enormes y laberínticas en las que el jugador puede perderse. No obstante, Barriocanal avisa que no hay que perder la esencia del escapismo, que reside en la experiencia en vivo. «La gente no reclama realidades virtuales, eso es algo que ya todo el mundo tiene en su móvil».

No hay límite de edad para participar. Sin embargo, los grupos más frecuentes son los de personas jóvenes, menores de 35 años. Beatriz González, que aparte de gestora de Phobia es profesora, ha llevado a sus alumnos a estos sitios para que prueben sus destrezas intelectuales. «Hay competencias que no se desarrollan en primaria, sino en etapas de escolarización más avanzadas. Cuando los chicos puedan afinar el razonamiento abstracto, ya pueden afrontar estos retos. Es fantástico para la apertura de la mente».

Se trata además de una actividad que resulta asequible en grupo. Los precios oscilan entre los 15 y los 20 euros por persona. El negocio de los juegos de escape obliga a una renovación continua. Una vez que se ha visitado una sala, no se vuelve a repetir, de modo que a los dos años, aproximadamente, se tiene que cambiar la decoración y el argumento que conducen a la resolución del secreto.

Para los dueños de este tipo de negocio la competencia no es una amenaza. Quien lo prueba se siente aguijoneado y suele ir a otros locales. «Se sale con ganas de más. Nosotros disponemos de tarjetas de visita de otros juegos que el cliente puede coger», apunta Inés Barriocanal.

El sector dio un salto cualitativo cuando Barcelona estrenó el mayor complejo de escapismo de Europa. Se trata de unas instalaciones con una superficie de 3.000 metros cuadrados y 18 habitaciones de distintas temáticas. La compañía Game Point Center prevé alcanzar 100.000 clientes en dos años. Los responsables prometen a los incondicionales ver cosas inimaginables.

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